Cuatro ✨

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De acuerdo, si Jeon Jungkook lo hubiera sabido antes, que mi padre se había ido al extranjero, no lo hubiera buscado como loco, pero... ¿Qué se podía hacer?, eran cosas del destino, o más bien, cosas de mi padre.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó desanimado.

—Pues ir a buscarlo.

—Oh no, no, ¿Sabes cuánto cuesta un viaje al extranjero?

Jimin se quedó pensativo, era cierto que un viaje al extranjero salía caro, y aún más para unos chicos que no contaban con una carrera en específico, ni un trabajo asegurado.

—Pues no te queda de otra, tendrás que trabajar y dejar las fiestas por un tiempo. —le sonrió.

—¡Ni loco! —gritó asustado—. Yo no pienso dejar mi libertad por un mocoso.

—Vamos Kook, no será por mucho tiempo. —miró al cachorro—. Hazlo por este adorable pequeño.

Y entonces, fue cuando al pelinegro se le vino a la mente una gran idea, o al menos así lo pensaba, ya que la idea no era para nada ingeniosa.

—Hay que hablarle a YoonGi hyung. —dijo de inmediato.

—¿Para qué? —Jimin elevó ambas manos en forma de confusión, mientras fruncía su ceño.

—Para que me enseñe a tocar la guitarra. —dijo divertido, utilizando a su bebé como una guitarra.—Tocaré en el centro de la ciudad y pediré limosna.

Se los dije, la idea no era nada ingeniosa, pero la que venía a continuación era aún más vergonzosa, demostrando así que ambos eran igual de idiotas.

—Si claro, como si te fuera a dar clases gratis—rodó los ojos—. Ya sé, si no quieres deshacerte de tu libertad ¿Por qué no te prostituyes?

Jungkook soltó una carcajada.

—¡Por dios Jimin! —no paraba de reir—. ¿Acaso quieres que vuelva a cometer el mismo pecado? ¿Quieres otra bendición?

—Bueno, yo solo decía. —se hincó de hombros.

—Está bien, pero tú me ayudaras. —lo apuntó con su dedo índice.

—¿En serio lo harás?. —lo miró asombrado.

—Claro que no idiota, buscare la manera para conseguir el dinero. —dijo nada emocionado dándole un buen sape a su amigo—. Pero eso sí, necesito que me cuides al niño mientras yo consigo trabajo.

Y así fue como las noches de desvelo por fiestas cambiaron por noches de desvelo para cambiar pañales.
Qué buena suerte tenía.

Pasaron los meses, y todo por fin se había acomodado, Jimin le ayudaba a cuidar el niño mientras él se iba al trabajo

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Pasaron los meses, y todo por fin se había acomodado, Jimin le ayudaba a cuidar el niño mientras él se iba al trabajo.

—¡Jimin! —gritó a todo pulmón, asustando a su amigo quien se calló de la cama.

—¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? —preguntó adormilado, con su cabello todo revuelto y con saliva cayendo de su boca.

Jungkook lo miró con pena, ¿cómo es que su amigo se veía así de feo al despertar?

—Te ves horrible. —se tapó la nariz al oler aquel olor que provenía de la cama—. ¿Por qué huele tan feo?

Jimin despertó por completo, dirigiendo su mirada a la cama.

—¡Oh dioses! —se levantó deprisa, acercándose a la cama para verificar si el cachorro aún se encontraba con vida.

Si, ahí estaba, haciendo travesuras con un líquido blanco, el cual resultó ser leche echada a perder.

Jimin suspiro con alivio, no sería algo bonito que su amigo le cortara la cabeza por descuidar al cachorro.

Jungkook decidió acercarse para cargarlo, y así poder darle la buena noticia a su amigo.

—Jimin. —se puso serio, hasta tal punto de asustar por segunda vez al rubio—. Tenemos que hablar.

Jimin pasó saliva por su garganta nervioso.

—Te juro que no fue mi intención darle del chocolate que me prohibiste.. —el pelinegro lo interrumpió.

—No es eso, espera.. ¿Qué?

—Nada, ¿Qué es lo que me ibas a decir? —cambio de tema, pero Jungkook lo miró asesinamente—. Solo fue un pequeño pedazo.

Sonrió, para después correr para que un Jungkook enojado no lo atrapara.

—Ahora verás, te cortaré la cabeza. —dijo mientras corría detrás de él—¡Ese chocolate tenía alcohol!

El cachorro solo veía como ambos corrían, pensando de inmediato que le había tocado un padre y tío demasiados locos

—No por favor, no lo hagas. —suplico dramáticamente, haciendo reír al cachorro.

Esas fueron unas de las tantas aventuras juntos, apenas comenzaría lo más divertido.

Ambos se encontraban sentados en el sillón, pero a comparación de uno, el otro se encontraba todo adolorido

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Ambos se encontraban sentados en el sillón, pero a comparación de uno, el otro se encontraba todo adolorido.

—Creo que sí me pasé. —hizo una mueca de disgusto al ver el rostro del rubio—. Lo siento.

Jimin río bajito, la verdad es que si se había pasado, pero él lo había provocado.

—Ya no importa, mejor dime lo que ibas a contarme hace un rato. —se agarró su cuello.

—Bueno, te iba a decir que ya tengo el dinero. —hablo tranquilamente.

—¿El dinero? —preguntó confundido.

—Si, el dinero. —levantó una ceja.

—Oh, el dinero para el viaje.

—Exacto, así que empaca tus cosas, nos vamos esta semana. —se levantó del sillón emocionado.

Y Jimin, bueno él, no se encontraba nada emocionado.

—No puedes solo olvidarlo. —habló con voz entrecortada.

—¿Qué cosa Jimin? —preguntó con curiosidad.

—El.. viaje.

Oh no, el alfa de Jimin ya había formado un lazo con el pequeño cachorro, o más bien, ambos chicos lo habían hecho, y eso significaba una sola cosa.
Problemas.

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