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Había logrado sacar la mayor puntuación en todas sus materias, se sentía tan alegre que quería compartir su felicidad con alguien. El problema empezaba ahí.

No tenía a nadie.

Veía como sus compañeros se felicitaban y daban palabras de aliento para mejorar, pero nadie se acercaba a él. Simplemente le sonreían, y era normal. No era de muchas palabras, siempre enfocado en sus objetivos, no convivía mucho, sólo cuando algunos le invitaban a salir aunque terminaba incómodo pues no iba al mismo ritmo que los demás.

Salió del salón de clases dándose por vencido, mejor llegaría a casa a hacer tarea, dormir un rato y luego ir a trabajar. Sí. Debía hacer eso.

Pero no pudo.

De repente se sintió tan miserable y patético. Siempre detestó la soledad, desde pequeño, siempre tenía pequeñas discusiones con su madre por ni siquiera ser capaz de dormir solo, todo era gracias al terror que sentía al imaginarse completamente solo. Detestaba la soledad física, la soledad sentimental. Siempre necesitó de abrazos para sentirse querido y protegido. Siempre necesitó que sus amigos, familiares, conocidos le repitieran lo mucho que lo querían, lo mucho que importaba. Ahora se daba cuenta de la gran ironía de esta vida, desde estaba la soledad y ahora...

Estaba completamente solo.

Sin siquiera darse cuenta, ya derramaba lágrimas llamando la atención de algunas personas en el pasillo. Nadie le había dicho que en algún momento tendría este tipo de golpes emocionales en búsqueda de su mayor pasión.

Caminó por los pasillos cabizbajo, sollozando y cada vez captando más miradas sobre el. Sintió que a este punto las lágrimas no cesarían. Decidió sentarse un rato en las sillas que se encontraban en el patio delantero de la institución. Debía tranquilizarse o llamaría la atención en el autobús. Tenía que decirse a sí mismo que todo estaría bien, que algún día podría tener todo lo que deseara, mientras tanto debía seguir esforzándose y evitar bajones emocionales.

—¿El amor no es así?— soltó un suspiro mientras se sentaba frente a Minho.

¿Por qué todo tenía que ser el amor? ¿Por qué todo lo que un joven adolescente hacía tenía que ser relacionado con amor? ¿Tan poca fe tenían en sí mismos como para creer que todo giraba entorno al amor? a Minho le molestaba que todo fuera amor. No era así. Estaba llorando y sabía que no era por amor.

Minho limpió sus lágrimas y cuando creyó que se veía presentable como para no causar lástima alzó la mirada.

—¡Oh! ¡Tú!— el chico abrió los ojos sorprendido—. ¿Te conozco, verdad? siento que te he visto.

Lo tenía. Si Bang Chan y el otro chico parecían familiares para él, era por eso. Eran alumnos de esta institución.

Minho negó con la cabeza mientras se ponía de pie. Ignoró totalmente al chico y continuó con su camino.

—¡Oye! te estoy hablando... Hazme caso— chilló. Seguía los pasos de Minho.

—No nos conocemos— dijo firme sin prestarle atención. Se sentía avergonzado, un desconocido lo había visto vulnerable.

—Estoy seguro de que sí, ¿dónde te conocí?— suspiró— da igual... ¿te encuentras bien?

—Sí, estoy bien. Gracias— pasó sus manos por sus mejillas para asegurarse de que ya no hubiera algún rastro de su llanto.

—¿Has peleado con tu...

—Disculpa que suene grosero pero...— rodó los ojos— eso no te debería interesar, no te conozco. No tengo porqué contarte lo que me sucede. Agradezco que te tomes la molestia de preguntar, pero como ya dije, no te conozco.

𝑪𝒐𝒎𝒆 𝒕𝒐 𝒎𝒆 [𝑴𝒊𝒏𝒔𝒖𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora