𝟗. 𝐃𝐢𝐚𝐠𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐚𝐥𝐥𝐞𝐲

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¡Diagonal!

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¡Diagonal!

. . .

Al domingo siguiente, la señora Weasley los despertó a todos temprano. Después de tomarse rápidamente media docena de emparedados de beicon cada uno, se pusieron las chaquetas y la señora Weasley, cogiendo una maceta de la repisa de la chimenea de la cocina, echó un vistazo dentro. 

—Ya casi no nos queda, Arthur —dijo con un suspiro.—Tenemos que comprar un poco más... ¡bueno, los huéspedes primero! ¡Después de ustedes, Harry, Forest, queridos!

Y les ofreció la maceta.  

—Harry y Forest jamás han viajado en polvos flu mamá.—Dijo Ron.

—¿Polvos flu?—Pregunto Harry.

—Entonces ven tú, para que Harry y Forest aprendan.

Ron cogió de la maceta un pellizco de aquellos polvos brillantes, se acercó al fuego y los arrojó a las llamas. 

Produciendo un estruendo atronador, las llamas se volvieron de color verde esmeralda y se hicieron más altas que él. Gritando dijo: «¡Diagon!», y desapareció. 

—Tienen que pronunciarlo claramente, queridos.—dijo a Harry y Forest la señora Weasley— y ten cuidado de salir por la chimenea correcta. 

Haciendo un considerable esfuerzo para acordarse de todas estas cosas, Harry cogió un pellizco de polvos flu y se acercó a la chimenea. Respiró hondo, arrojó los polvos.

—¡Diagonal!—dijo tosiendo. Y una llama verde lo envolvió y desapareció.

—Ahora tú, Forest.—Le aviso la señora Weasley a Forest.

La azabache asintió y camino hasta la chimenea, y cogió un poco de los polvos flu. Miro al frente y sonrió nerviosamente. 

—¡Diagonal!—Dijo Forest.

Una llama verde lo envolvió y también despareció.

—¿Qué dijeron?

—Diagonal.

Le pareció que la succionaban por el agujero de un enchufe gigante y que estaba girando a gran velocidad... El bramido era ensordecedor... Forest intentaba mantener los ojos abiertos, pero el remolino de llamas verdes la mareaba... Algo duro la golpeó en el codo, así que se sujetó contra el cuerpo, sin dejar de dar vueltas y vueltas... Luego fue como si unas manos frías le pegaran bofetadas en la cara. Con los ojos entornados, vio una borrosa sucesión de chimeneas y vislumbró imágenes de las salas que había al otro lado... Los emparedados de beicon se le revolvían en el estómago. Cerró los ojos de nuevo deseando que aquello cesara, y entonces...cayó de bruces sobre Harry.

Mareados, magullados y cubiertos de hollín, se pusieron de pie con cuidado.

—¡Harry!—Exclamo con felicidad Forest abrazando a su hermano.—Creí que me perdería.

𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓│ Luna LovegoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora