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Freddy tenía su propia cabaña, ellos lo decidieron, por espacio personal de él y de ellos, además de solo quedar las que tenían una cama.

Ya llevaban tres días, el primer y segunda día lo utilizaron para instalarse y conocer lo poco que puedan.

Abrió las cortinas de la ventana que daba a otra de la cabaña donde se encontraba su hermano y el albino.  Ellos también las tenían abiertas pudiéndose observar como el chico de retinas rojas se colocaba su jersey negro con cuello de tortuga y posteriormente su chamarra, con el castaño siendo el único espectador.

Se asustó al oir golpeteos de la puerta, sintiéndose como si estuviera a punto de ser descubrirto viendo vídeos para nada cristianos.
Unos segundos después dejaron de tocarla, así que, confundido fue hacia esta observando que en el suelo se encontraba un papel pequeño.

Una invitación.

Para una festividad tradicional ese fin de semana, todos los huéspedes estaban invitados.

Debieron haberla pasado por debajo.

La coloco en una de las mesillas altas que se encontraban cercas de el y volvió a su cuarto.
De nuevo paro su mirada en el ventanal dónde ahora de además del de cabellos cenizos, se encontraba su hermano.

A Fred se le notaba enojado, además de estar haciendo señas que lo delataban.
En cuanto se acercó, el azabache volteó en su dirección, haciendo que rápidamente cerrará las persianas, ¿Le habrá visto?.

–mierda.

P A C I F Y   H E R | FreddoldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora