Sentimientos encontrados

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Le dolía todo el cuerpo. Se sentía paralizado, y al lograr abrir sus ojos con algo de esfuerzo, la claridad lo cegó por un instante. Cerró inconscientemente hasta que su visión pareció acostumbrarse.

—Por fin despertaste.-escuchó la voz a un lado de la camilla.

Cuando fijó sus ojos negros en la mujer quedó realmente sorprendido. Y también, que estaba en un hospital con el cuerpo totalmente dormido. De inmediato a su mente, llegó la preocupación de su familia.

—Directora Tsunade...-murmuró.

—Procura estar calmado, Sasuke. Y no te desesperes por tu cuerpo. Si sientes la falta de movilidad, es porque has estado anestesiado.

—¿Ah...?

—Tienes seis puntos en el abdomen. Lo siento mucho, de verdad-se disculpó seria.

¿Puntos? ¿Le habían hecho puntos? Los recuerdos asaltaron su todavía débil mente, el recuerdo de haber subido a la azotea para presumirle al rubio ex doncel. El recuerdo de haber peleado con él y ganado sin problema. El susto de verlo hiperventilar al punto de caer desmayado, pero resultó todo lo contrario, el desmayado en el piso fue él. Naruto, Naruto le había... incrustado una navaja repentinamente.

—Tu familia está afuera. Voy a dejar que pasen, están muy preocupados. Lo que tengas que hacer, hazlo-respondió abriendo la puerta y dando paso a sus padres y hermano.

—¡Sasuke!-gritó su madre.

Observó a la rubia hasta que la puerta se cerró. Suspiró. Había tomado una decisión.

...

...

Trascurrieron los minutos. Tsunade estaba nerviosa, pero sabía aparentarlo muy bien. La familia de Sasuke al fin más aliviada, abandonaba la habitación del menor. Un saludo, una sonrisa y un gracias por avisarles del estado de su hijo. Permaneció viendo la espalda de ellos hasta perderlos en la salida. Estaba muy extrañada, esperaba un escándalo, después de todo su nieto fue el causante de la herida que tenía su niño.

Fingiendo tranquilidad, entró al cuarto y averiguar la razón. El azabache le miró con demasiada despreocupación, dejó en la mesa de lado el libro que estaba inspeccionando. Regalo de su hermano mayor. Amaba la lectura.

—Sasuke... ¿Por qué no se los dijiste? ¿Por qué no les dijiste que Naruto te hizo esa herida?-preguntó confundida-Se fueron bastante tranquilos, a mi parecer. ¿Qué les contaste?

—Les dije que me escapé de la escuela, y que, en el camino me encontré con tres tipos armados.-se encogió de hombros-Se lo creyeron.

—¿Por qué mentiste?

—Sé que si hubiera dicho la verdad, naturalmente corría el riesgo de que a usted la despidieran y que a su nieto lo expulsaran del colegio. En un principio, fue mi culpa, así que mentí. Pero a cambio quiero algo.

—¿Que quieres?

—Quiero saber porque Naruto es como es. Porque odia y porque ya no es más doncel. Tengo una teoría, pero no es suficiente.

La oji-miel lo meditó unos minutos que le parecieron largos al moreno. Comprobó que la puerta estuviera bien cerrada, y se sentó en la silla vacía acomodándolo cerca de Sasuke. Con un suspiro procedió.

—Antes que nada, prométeme... que no le dirás a nadie de esto. Es muy personal.

—Lo prometo-respondió firmemente.

—Abusaron sexualmente de mi nieto... a los doce años.

Sasuke quedó impactado y fue incapaz de articular palabra alguna. La mujer continuó hablando ante su mutismo.

Doncel fallidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora