Milagro

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La idea era ir a visitarlo absolutamente solo y sin compañía, pero la situación era otra. Al pronunciar el nombre de aquel sujeto al que agredió de gravedad, este no dudó en seguirle, insistió hasta fuera de la institución con acompañarle. Tomaron un autobús y pasaron varias calles realmente anchas, bajaron y cruzaron al otro lado de la ruta admirando desde lo alto el letrero del hospital más prestigioso de Japón. A donde incluso, personas famosas asistían por su gran capacidad de atención.

—Gaara-suspiró, y miró a su lado-No tenías porque haber venido.

—No seré un estorbo para ninguno, estoy acostumbrado a estar contigo.

—Bien, pero quédate tranquilo, ¿entendido?

—Lo haré.

El blondo se pasó la mano derecha por sus revoltosos cabellos en signo de cansancio, la verdad era, que no había pegado una muy buena noche y necesitaba con urgencia una siesta. Sin embargo, con algo de esfuerzo, después de haber tomado dos tazas de café en la cafetería de la escuela, se sentía revitalizado. Aunque no sabía con certeza cuanto podría soportar estar con los ojos abiertos. Seguido de su pelirrojo amigo, entraron adentro del enorme establecimiento viendo a su alrededor cantidad de personas, enfermeras, pacientes de un lado a otro. Se acercó a recepción, y habló con una mujer joven del paradero de Sasuke Uchiha. Una vez analizando la información en la pantalla de su computadora, le fue dado el número de la habitación y siguieron su camino hasta el fondo del pasillo.

—Todavía no entiendo por qué quieres verle.

—Asuntos personales-comentó tranquilamente mirando la palca en las puertas.

—Ajá. ¿Es por lo de ayer?-siguió indagando.

—Sí-suspiró exhausto-Pero ya deja de preguntar.-de inmediato se detuvo al corroborar el número correspondiente a la habitación del azabache-Aquí es, Gaara, quédate aquí.

—Lo que digas-se sentó sobre una banca al lado de la puerta-Pero si pasa algo...

—No va a pasarme nada, descuida-interrumpió serio-Solo aguarda, será algo rápido.-tomó el picaporte entre su mano e hizo presión para entrar y cerrar tras él rápidamente.

...

...

—Wow, estoy sorprendido con tu visita.

Sasuke estaba despierto leyendo su libro sentado contra el respaldar de la camilla. Fue el ruido de la puerta lo que lo sacó de su lectura y observó con desconcierto la presencia de la persona que no había logrado sacar de su cabeza desde hace horas. Ahí delante suyo con el uniforme estudiantil.

—¿En qué puedo servirte, Naruto?-preguntó con una media sonrisa.

—Veo que tu humor de mierda sigue intacto.

—Vaya, agradezco eso-soltó una carcajada-A pesar de que él que está postrado en cama sea yo, sé que lo merezco.

—Es algo rápido. No vine porque me sentía culpable ni nada por el estilo, solo tengo una pregunta para ti. ¿Por qué no dijiste que fui yo el que causó tu herida? Sé que solo ha pasado un día, pero las noticias vuelan. Tus padres estarían en la escuela reclamándole a mi abuela y pidiendo que abandonara la institución. Así que... ¿Cuál es tu pretexto?

—¿Pretexto? Yo asumo la culpa, Naruto-respondió endureciendo su voz-Fue mi culpa, tu reacción hacia mí fue mi culpa. No lo sabía con anterioridad, pero ahora es diferente. Yo no quiero que tu abuela pierda su trabajo y tampoco que tú pierdas tu educación, es difícil anotarse en otro instituto a estas alturas del año. Solo eso.

Doncel fallidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora