Venganza

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—¿Ah?

La mente se quedó en blanco y todo tipo de sonido pareció desaparecer en su pequeño mundo. No oyó nada más que las palabras firmes de Sasuke.

—Quiero ser tu novio. Tu pareja. ¿Entiendes?-el moreno observó lo que parecía un perturbado blondo que no lograba asimilar para nada la situación. Temía tocarle asique esperaba impaciente su respuesta.

—¿Estás demente o qué?

Bien. Ciertamente no esperaba que Naruto aceptara tan a la ligera esa repentina confesión, pero tenía intensiones buenas. Por una vez en su vida, intentaría remediar parte de sus errores. Quería sanar las heridas de su corazón y la única forma era amando. El amor era un sentimiento muy poderoso, aunque irónicamente también algo muy peligroso.

—Naruto, jamás he hablado en serio como ahora. Digo, es verdad. Quiero curar tus miedos, ¿Qué tiene eso de malo?

—¿Crees que soy estúpido?-preguntó furioso-¡Jugaste con muchos donceles y ahora quieres arruinar mis sentimientos! ¡Ja, no hay nada dentro de mí, no pierdas el tiempo!-gritó caminando hasta la salida con prisa.

—¡Naruto, espera!-le siguió por detrás-¡No seas cabezota y escúchame!

—¡Tú escúchame a mí, no me detendré si me tocas o juegas con alguien! Ten cuidado de lo que te pueda ocurrir, siempre estoy armado-sus ojos azules fríos y llenos de tristeza atravesaron la mirada sombría de Sasuke haciéndole ver el gran vacío en la vida de Naruto.

Tras un portazo él suspiró decepcionado de si mismo. Tenía que hallar una manera de convencer al blondo que hablaba seriamente, pero carecía de ideas en ese instante.

—Naruto, ¿Sucede algo? Estás muy distraído-comentó su pelirrojo amigo en un susurro en medio de clases.

—Estoy bien, no te preocupes-suspiró, intentando prestar atención a la lección.

Las palabras de Sasuke seguían volando en su cabeza de un lado a otro, y eso lo fastidiaba y no le permitía concentrarse en nada más. Dos horas de aburrida historia y la clase comenzó a abandonar el salón para ir a casa.

Gaara y Naruto caminaban ya alejados del instituto en un relajado silencio. Eran las dos de la tarde y como era de esperarse no había mucho movimiento y el sol estaba muy fuerte como para dar una vuelta. Solo faltaban unas cuadras a sus hogares, pero el paso les fue cerrado por un grupo numeroso de muchachos y uno de ellos tenía una vara gruesa en las manos.

—¡Nos vemos de vuelta, Naruto!

—Kirai, no otra vez. ¡No puedes dejarme en paz!

—No hasta que me cobre lo que me hiciste, maldito. ¡A él!

Seis contra dos no era una muy buena idea, pero el blondo no retrocedería y daría la cara. Los dos levantaron los puños frente a sus rostros y comenzaron a devolver golpes e intentar que no golpearan sus puntos ciegos. Pero Kirai que tenía la vara no desperdiciaba la oportunidad de encestarle en la cara mientras sus colegas lo mantenían ocupado. Gaara quería ayudar a su amigo pero enfrentaba los otros tres, de lo que estaba verdaderamente preocupado era que si alguno se atrevía a ponerle las manos encima el oji-azul perdería completamente el control. Al blondo le patearon la espalda dejando caer el bolso al piso y en cuanto se inclinó debido al dolor lo apresaron de las muñecas y lo pegaron al muro de una casa, Kirai se puso justo al frente sonriendo burlescamente.

Gaara sudó frío. Golpeó a uno en el rostro fracturándole la nariz, pero los otros dos enojados comenzaron a repartir patadas y solo le quedaba cubrirse con sus brazos.

—Al fin te tengo sometido, imbécil. Vas a pagarme por todas esas heridas de antes-sacudía la vara en su mano.

—¡Si no me sueltas en este instante, los mataré a todos!-respiraba con dificultad debido al nerviosismo.-¡Tú que abusas de las personas cruelmente!

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2021 ⏰

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Doncel fallidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora