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Yo tengo un secreto para ti.
Te lo voy a contar ahora.
Y es toda la verdad.
Eres jodidamente increíble.


Hay personas que no saben decir que no. Suelen ser personas que les cuesta mucho negarse a las peticiones de los demás y cuando se niegan se sienten mal por horas, días y hasta semanas.

Esa era la descripción perfecta de Seokjin. Por eso mismo a lo largo de todo estos años había buscado técnicas para poder superar eso. Y la técnica que más le funcionaba era ignorar a esas personas que sólo le hablan para pedirle algo. En su mente decía si no me entero, básicamente no me estoy negando.

La gente suele buscar tus debilidades y aprovecharse de ellas, no pensaba que Jungkook quisiera eso, pero sabía que si le contestaba las llamados, los mensajes y cualquier señal por la que se estaba intentando comunicar hace semanas sabía que su enojo se vería reducido a nada en solo segundos. 

Primero pensó que debería darle excusas como que tenía mucho trabajo, que estaba resfriado o que Aiko estaba demandando mucho atención.

Pero finalmente sólo optó por bloquearlo de todos lados, no sería algo para siempre, sólo por un par de semanas, el antiguo Jungkook se comportaba como un niño berrinchudo que intentaba conseguir todo lo que quería, pero su gran defecto era que se daba por vencido rápido, así que estaba seguro que en menos de un mes, el chico ya se cansaría de intentarlo.

Era viernes y Seokjin quería dormir hasta el lunes cuando sonara su alarma. Pero sabía que eso no pasaría, Aiko venía en el asiento trasero con su mochila del colegio a un lado y el bolso que le armaba su ex esposa cuando le tocaba los fin de semanas juntos.

Así que sabía que no podría dormir hasta tarde, también sabía que despertaría temprano y que tendría que hacer varias tareas con la niña, pero nada de eso le molestaba solo le daba alegría.

Estacionaron el auto y la niña salió corriendo hacia el ascensor dejando tirada su mochila y su bolso.

- ¡Papi ya llegó! - gritaba desde el pasillo y Seokjin avanzaba cargado con las cosas de la niña y unas bolsas del supermercado.

- Ayuda a este anciano cariño - le pedía cuando llegaba al ascensor que ya tenía sus puertas abiertas.

Cuando llegaron a su piso y las puertas se abrieron Aiko salió corriendo con las llaves en la mano para entrar al lugar y Seokjin que la seguía casi con flojera atrás solo se preguntaba como un pequeño cuerpo podía tener tanta energía.

- ¡Tío Jungkook! - y esas palabras fueron las que lo sacaron de la ensoñación y letargo en la que parecía consumido y llevó su vista a Jungkook que estaba ahí parado con su ropa formal del trabajo, con su maletin en la mano y agachandose para darle un abrazo a la niña - pasa tio - lo invitaba agarrandolo de la mano y haciéndolo que entrará.

Cuando Seokjin entro al departamento lo hace ignorandolo y pasándolo por al lado de él y caminando hacia Aiko que habia dejado sus cosas tiradas - Aiko cosas a la pieza y a cambiarse de ropa y yo por mientras te prepararé la merienda - ya era una rutina para ellos. Seokjin siempre la repetía y Aiko siempre la seguía al pie de la letra.

- Si papi - era todo lo que se escuchaba antes que desapareciera en su habitación.

- Creí que el no contestarte sería una señal clara de que no quería saber de ti - no pretendía endulzar las cosas así que solo decía lo que pensaba directamente.

- Fue clara, más que clara, pero no quiero aceptarla - el solo escuchar que decía eso lo hacía pensar en que seguía siendo el mismo cabezota de siempre.

Así que decidió ignorarlo y camino a la cocina para preparar la merienda de hoy que solo serían distintas fruta picadas.

- Se que estas enojado - comenzaba hablar Jungkook sosteniendo en sus manos una naranja que estaba en la encimera - yo también estaría enojado, pero Seokjin no me alejes de ti - le pedía sonando tan sincero que lo asustó, pero no tuvo tiempo para pensar ya que el chico siguió diciendo - es una oportunidad del destino el que nos volviéramos a cruzar - a pesar de no estar mirándolo estaba escuchando cada palabra de lo que decía, por lo que dejó de picar el platano, lo miró y se dio cuenta que  el chico aún era tan fácil de leer.

- Oportunidad para que - le preguntaba y no sabía si quería una respuesta.

- Llevo semanas pensandolo y estoy malditamente confundido, pero no te puedes alejar de mi - le pedía y  dejaba la naranja en la encimera para acercarse más a Seokjin - por favor no nos separemos de nuevo - y sonaba casi como si estuviera rogándole.

- La pase tan mal, Dios la pase tan mal cuando me vi solo en Estados Unidos que hasta hoy me dan ganas de llorar cada vez que lo recuerdo - saber que Jungkook lo había pasado igual de mal que él cuando se separaron no lo hacía sentir bien, pero si lo hacía sentir comprendido.

Fue Seokjin el que se acercó para abrazarlo. No quiso pensarlo mucho, tampoco le dio muchas vueltas en la reacción que tendría Jungkook, solo supo que lo necesitaba, la realidad es que ambos lo necesitaban.

- No me sueltes - susurró Jungkook en su oído apretando su cintura entre sus manos - por favor no me sueltes - vuelve a pedir sonando perdido.

Estuvieron abrazados en silencioso en medio de la cocina por lo que parece una eternidad. Ninguno hizo el intento de soltarse, ni de moverse.

Cuando se sueltan lo hacen al sentir la voz de Aiko cantar por el pasillo cada vez sonado más fuerte y cercana.

- Te gane - lo regañaba la niña apuntando a las frutas a medio picar - tío Jungkook meriendas con nosotros - ll preguntaba  y este miraba a Seokjin antes de aceptar la invitación. 

Así es como comienzan a pasar el tiempo Juntos de nuevo.
Las semanas pasan rápido entre mensajes de textos, llamadas, salidas al parque con los niños.
Las cenas también volvieron, la relación con Kaori era un tanto tensa, pero los dos fingía no recordar a cierta muchacha de la cita a ciega.

Es una amistad que probablemente ninguno esperaba de vuelta, pero que la llevan bastante bien con el pasar de las semanas, se acostumbran a la presencia del otro en su vida.
Durante esas semanas no volvieron abrazarse, ni hablar sobre cómo lo habia llamado Jungkook está nueva oportunidad del destino.

En estas semanas también había conocido a Suri. Era un par de años menor que Seokjin, era divertida, amable y comprensiva.
Habían salido a citas y todo parecía funcionar entre ellos, estaba feliz de estar conociéndola, pero no sabía si podía llegar a enamorarse de ella, por el momento le gusta y para ambos ya era más que suficiente.

Jungkook desde que se entero de la existencia de Suri quizo conocerla por lo que ahora casi dos meses después Seokjin le está cumpliendo el deseo.

Es un cita doble. Se supone que cenaran y luego irán a un bar de esos finos y caros que tanto le gustan a la familia Jeon.

No es un mal panorama la verdad y Suri se escucha feliz cuando se entera que será una cita doble. A penas llegan no hay momento para la incomodidad y la integran como si la conocieran hace años.

No es una mala cena y cuando ya están en el bar y parecen tener más confianza entre sí o es el alcohol el que ayuda a que las risas y los chistes no falten.

- Te ves feliz - le dice Jungkook en un momento en que las dos chicas van al baño - me agrada Suri.

- Estoy feliz - es todo lo que puede decir - agradecele a Kaori por recibirla tan bien - y se ve que Jungkook algo le quiere contestar, pero es interrumpiendo por las risas de las chicas.

- Bésame - le susurra en el oído Suri en cuanto se sienta y no espera respuesta y ella misma se lanza a los labios y comienza un beso necesitado.

- Vayan a un cuarto - bromea Kaori cuando se separan.

- Pronto iremos - también bromea Seokjin sacándole sonrisas coquetas a las dos chicas que no se esperaban esa respuesta.

Se escucha un suspiro de parte de Jungkook y cuando ve que todas las miradas de centran en él pregunta - ¿Pedimos otra ronda?

Loving you is so easy (JinKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora