Xiao Xingchen se despertó con besos.
La cama a su lado se hundió con el peso de Song Lan, esto hizo que su cuerpo se inclinara contra él. Una mano se balanceó en el otro lado de la cabeza de Xiao Xingchen mientras se inclinaba sobre él.
Los sonidos del tráfico matutino y el canto de los pájaros apenas penetraron a través de la neblina somnolienta en la mente de Xiao Xingchen. Había pasado el amanecer, mucho más allá de la hora en que Song Lan solía levantarse.
—¿No llegas tarde al trabajo? —murmuró somnoliento, manoseando el brazo de Song Lan.
—Domingo —murmuró Song Lan—, estoy libre hoy.
Xiao Xingchen soltó un zumbido apaciguado, contento de volver a besarlo. Todavía se sentía un poco borracho por la noche anterior y le comenzaba a doler la cabeza. No estaba mal, no como las migrañas post-visión que solía tener. Solo era el comienzo de una resaca.
Xiao Xingchen era vagamente consciente de que le cambiaron la ropa que llevaba la noche anterior y le habían puesto un pijama suave. Song Lan debió haberlo descubierto en el sofá cuando llegó a casa y lo movió a la cama.
El pensamiento llenó a Xiao Xingchen de calidez, extendió la mano, rodeando los hombros de Song Lan en un abrazo suelto.
Los labios de Song Lan eran suaves y muy calientes. Besó como lo hacía cuando tenía sueño, un poco suelto, un poco descuidado. Xiao Xingchen abrió la boca para él, escuchando los sonidos húmedos de sus labios encontrándose, separándose. El mundo que lo rodeaba se inclinaba agradablemente con el rodar de cada beso, los últimos vestigios de la borrachera que se daban a conocer.
—Lo moví todo hacia atrás —dijo Song Lan en voz baja, cuando finalmente se apartó. Xiao Xingchen tardó un momento en darse cuenta de lo que estaba hablando. Se había olvidado de los muebles.
No había notado que todo estaba de vuelta en su lugar cuando regresó a casa anoche. Había estado demasiado borracho, lo bastante borracho para caer, sin duda, para chocar con los bordes afilados y las esquinas inesperadas de sillas que no estaban donde se suponía que debían estar.
Excepto que no lo había hecho.
Extendió la mano hasta que las yemas de sus dedos chocaron contra la mandíbula de Song Lan, luego resbalo su mano por su mejilla, inclinando su rostro para besarlo de nuevo.
—Tenías razón —dijo Son Lan contra su boca. Xiao Xingchen podía sentir la bocanada de su aliento en su barbilla. —Algo movió los muebles.
—No importa —murmuró Xiao Xingchen, pero si lo hacía.
Song Lan finalmente le creyó, esto importaba más que cualquier otra cosa en el mundo. El alivio hizo que su pecho se sintiera más ligero que con cualquier alcohol. No pudo evitar sonreír contra sus labios, rodeándolo con ambos brazos y apretándolo contra él con fuerza.
Song Lan se quedó en silencio por un tiempo, con un gran peso sobre el pecho de Xiao Xingchen. Luego admitió en voz baja, —Creo que una parte de mí simplemente no quería que fuera verdad. Porque si lo es... ¿Cómo te protejo de eso?
Song Lan sonaba asustado, nunca sonó asustado. Xiao Xingchen tragó.
—¿Cómo te mantengo a salvo de algo que no puedo ver? —preguntó Song Lan, y empujó un mechón de cabello largo detrás de la oreja de Xiao Xingchen.
Xiao Xingchen no sabía cómo responder eso. Él pensó, ¿Por qué siempre debes estar protegiéndome? ¿Por qué no puedo protegerte a veces?
Sabía por qué.
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No Invitado
FanfictionUn caso de personas desaparecidas empeora cuando los cuerpos comienzan a aparecer. El médium psíquico Xiao Xingchen, consultor de la policía, es llamado por el caso, pero pronto se da cuenta de que las cosas no son lo que parecen cuando una criatura...