Take Me To Church.

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Viernes 6 de Noviembre.

Domingo 7:30am, hora en la que la mayoría de jóvenes de mi edad seguramente llegan a sus casas después de una gran rumba la noche anterior, u otros, siguen dormidos por haber pasado la noche entera viendo películas o cualquier otra cosa, para mí, era la hora del desayuno especial, preparado por una de mis personas especiales.

El último desayuno en esa casa especial. Los brazos de mi novia rodeaban mi cintura por detrás mientras caminábamos por el pasillo que daba directo al comedor, ese día era el día en que nos iríamos, comenzaríamos una vida libres, seríamos realmente felices. Al fin podríamos pasear tomadas de la mano por las calles, podría robarle besos de vez en cuando en público, dejaría de negarla ante todos. Podría presumirla a mis amigos y tener citas en cualquier lugar del mundo donde nos sintamos libres.

  —¡Buenos días tortolitas! — Saludó mi padre desde el sillón individual. —¿Listas para ser felices? — Su sonrisa me inspiraba a sentirme tranquila, sabía que a pesar de todo, él siempre estaría conmigo.

  —¡Me estoy muriendo de ansias, Juanca! — Exclamó Dani sentándose a su lado. —¿A dónde te gustaría ir primero, mi amor? Y no acepto que digas la Torre Eiffel, es un lugar muy básico.

  —Entonces nuestra primera cita en el mundo real será donde tú decidas. — Besé su frente.

  —Vengan a ayudarme a poner la mesa, señoritas citas. — De inmediato nos levantamos de nuestro lugar para ir y ayudar a mi abue que cargaba en sus manos un montón de platos. Entramos a la cocina donde el abuelo silbaba una canción pegajosa y refregaba los platos.

  —¿Qué silvas, abu? — Pregunté pasándole a Daniela un par de vasos.

  —Una canción cursi que escuché el otro día en la radio. —

  —Me suena a Holy. — Añadió mi novia. —Creo que tienes un abuelito Belieber, mi amor. —

  —No sé qué cosa es un beleber. Pero si tiene canciones así de bonitas me gusta.

Sonreí ante el nuevo gusto musical del mayor.

La mañana pasó tranquila, mi castaña nos ayudó a guardar las cosas que faltaban del resto de la casa, mientras esperábamos a que los camiones de mudanza llegaran para trasladar todo hasta el lugar de embarque donde enviarían nuestras pertenencias hasta Francia. Lo pasamos entre carcajadas por las mini pelas de mis abuelitos al no ponerse de acuerdo sobre las cosas que conservarían y las que no. Los miraba y me imagina junto a mi novia dentro de muchísimos años, peleando por cualquier pequeña cosa para finalmente sonreírle y aceptar cualquiera que fuera su decisión.

Cuando el último camión se retiró con todas nuestras cosas, Dani y yo corrimos a mi habitación para finalmente terminar de arreglarnos para la pequeña despedida que el padre Vicente nos tenía preparada. 

Mi padre nos informó que saldrían un momento para comprar unas cosas faltantes del pequeño Ramón.

Los labios de mi novia se pegaron a mi cuello como imán causando una explosión de emociones dentro de mi cuerpo, de inmediato mi respiración de volvió irregular y los latidos de mi corazón amenazaban con causarme un colapso. Mis manos se aferraron fuertemente a su cintura empujándola hacia el interior de mi ducha.

La ropa desapareció de nuestros cuerpos como por arte de magia, mis manos no se quedaban quietas, se movían por toda la piel de la chica que me tenía completamente loca.

Bajo el chorro de agua aferré mis labios a sus pechos escuchando como un suspiro salía desde su interior.

La necesitaba justo en ese momento.

Take Me To Church ❤️ Calle y Poché. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora