Don't Forget Me

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San Gabriel.

Noviembre 2024


Desde el día de tu partida, no había encontrado la fuerza suficiente para volver a poner un pie en el lugar donde te conocí, el solo pensar en volver y revivir tú recuerdo, me generaba ataques de pánico muy difíciles de controlar, acudí con especialistas durante un largo tiempo hasta que pude modular mi mente y evitar que mi estado se complicara.

Mi padre vivía en una constante agonía, pues, cada día despertaba pidiéndole a Dios porque yo amaneciera con vida. Llegué a verlo una sola vez, me levanté quince antes que él y decidí salir de mi cuarto, pues imaginaba que hasta tenía algún tipo de protocolo antes de entrar a mi habitación. Oculté mi cuerpo lo más que pude detrás de la pared y no me perdí de ningún detalle.

Salió de su habitación, con las manos enlazadas sobre su pecho, mantenía la cabeza hacia abajo y parecía hacer una oración.

  —“Pochesita de mi vida, sé que desde que te adelantaste, lo primero que hago al despertar es pedirte lo mismo, todos los días, pero ya sabes porqué lo hago, sé que tú también la necesitas allá, me lo dijiste una vez en un sueño, pero tampoco te cuesta mucho permitirme verla bien una última vez.”—

Susurró con su voz entrecortada. Sentí como mi corazón se estrujó al escucharlo hablate mi chiquita y al saber que yo no era la única que te suplicaba por un momento más con mi papá.

Miró hacia el techo, Susurró unas cuantas palabras y abrió la puerta, fue cuando decidí aparecer, él estaba sentado sobre mi cama palpando sobre las cobijas.

  —¡Buenos días, papi!

  —¡Buenos días ratona! ¿Dónde estabas?

  —Bajé a tomar algo de agua.

Los últimos días tenía la necesidad de estar en paz conmigo misma, por esa razón le pedí y casi que rogué a mi papá para que me trajera a San Gabriel, pero esta vez, en compañía de mi mamá y hermana mayor, por su puesto que habíamos traído a tu familia con nosotros.

El día de nuestra llegada, el pueblo había organizado un pequeño convivio en la iglesia, pedí a mi familia que se adelantara por favor, yo tenía que hacer algo antes.

Caminé por las calles del pueblo con un único destino en la mente al que quería llegar, en la entrada compré un gran ramo de girasoles, me armé de valor y crucé las puertas de aquel cementerio. Al que no había visitado desde el día que tuve que despedirme de ti.

Caminé entre lápidas hasta dar con la tuya, en color azul aqua con leves detalles en blanco, una pequeña capilla adornada por uno de los peluches que yo te regalé y una fotografía de ti sola, una que las tantas que yo te tomé.

Me dediqué a limpiar tu tumba, dí unos pequeños retoques de pintura donde se había desgastado ya y repinte la cruz con tus datos.

María José Garzón Guzmán. 31-10-1995/06-11-2020.

Sonreí al ver mi trabajo concluído, el color amarillo chillante de los pétalos resaltaba con el azul de la lápida. No sé si sea yo, pero para mí, no había otra lápida que luciera más alegre que la de mi amada.

  —¡Holi, bebé! —Te saludé. —Sé que tal vez sientes que vine a dejarte aquí y no volví más, pero no lo hice con esa intención, mi vida... Me aterraba la idea de poner un pie aquí y que mi memoria me traicionara. Me sentía muy débil para volver, espero lo puedas comprender.

Take Me To Church ❤️ Calle y Poché. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora