Capítulo 4.

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La fiesta había transcurrido bastante bien, tan bien que había perdido la cuenta de las copas demás que llevaba, y también iba tan bien porque mi noche iba cogiendo calor junto con Axel.

-¿Te he dicho ya lo guapa que estás hoy?-susurró en mi oído. Sujetaba mi cintura, manteniéndome pegada a él.

-No, aún no me lo habías dicho-mi piel se había erizado. Mis manos se encontraban en su pecho.

-Pues estás guapísima-se separó de mi oído y miró mis ojos. Pude ver en los suyos que estaban un poco rojos-. Me pones muchísimo-sin dejarme responder me besó.

Sus manos—las cuales como había dicho antes se encontraban en mi cintura—, bajaron hasta agarrar mi culo. Las mías subieron para rodear su cuello. Sus manos hacían presión para pegarme más a él, y aquél movimiento no podía excitarme más. Mordí su labio, haciendo que ambos abriéramos los ojos para mirarnos, acción que no tardó en desaparecer, ya que volvimos a besarnos de nuevo. Poco a poco bajó los besos a mi cuello, mis hormonas se dispararon, de repente tenía más calor que hacía cinco segundos atrás. Mordí mi labio disfrutando de su tacto húmedo en mi piel. Quería más. Volvió a besarme, levantándose de la silla en la que estaba sentado, dándome una señal de que era hora de ir a la habitación, pero antes de que pudiéramos incluso separarnos, un dedo golpeó varias veces mi hombro. Me separé de Axel, mirando a la chica pelirroja que se encontraba a nuestro lado.

-Siento interrumpiros, pero... aquél chico dice que te está esperando-señaló dirección la puerta de entrada, dejándome ver a un Louis con las facciones serias y las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Mierda, no podía ser. Agarré mi móvil para mirar la hora, y es que ni siquiera eran las tres y media de la madrugada, ¡sino las cuatro y diez!

-No puede ser-miré al chico que había quitado las manos de mi culo-. Axel me tengo que ir-su expresión me hacía suponer que él no entendía nada-. Nos vemos en clase-me separé de él y salí tras Louis, que no esperó ni a tenerme cerca. Una vez junto a la moto me pasó el casco-. ¿Por qué has venido a esta hora?-pregunté.

-Quería dejarte disfrutar un poco más, pero veo que has disfrutado suficiente-no parecía muy contento.

-Lo siento, no tenía planeado que me vieras así-¿había bebido mucho? Sí, pero lo suficiente como para que mis palabras no se tropezaran.

-No tienes que darme explicaciones-ya se había subido a la moto y estaba esperando que yo hiciera lo mismo, pero me había entretenido en intentar abrocharme el casco-. ¿Cuánto has bebido?-me acercó a él para abrochármelo de una vez.

-No sé, pero supongo que no mucho, no estoy mareada-aclaré subiéndome. Sus manos agarraron las mías para hacerme rodear su cintura.

-Alexia, no voy a conducir rápido, así que no te sueltes, ni te duermas. Intenta mantener el equilibrio-me avisó.

-Vale-entrelacé mis dedos, para estar bien sujeta.

En el camino venía pensando en el momento que había tenido con Axel, y la vergüenza que pasé cuando vi a Louis mirándonos. Pensé que diría que lo hablaría con mis padres, pero esas palabras aún no habían salido de su boca.

Axel debía estar pensando que le había mentido con respecto a que no tenía novio, y seguro que aparte está enfadado conmigo por dejarlo... así. La verdad era que a mí también me había jodido. Pero no podía hacer nada, hice un trato con Louis, y aún encima se retrasó 40 minutos para dejarme disfrutar un poco más.

Estaba luchando por no quedarme dormida, pero en estos momentos iba tan relajada que los ojos se me cerraban solos.

Era verdad que Louis estaba conduciendo despacio, pero lo suficientemente rápido como para no demorarnos mucho en llegar. Así que cuando cuando vi que aparcaba en la acera justo frente a nuestra puerta sonreí aliviada.

Mi niñero | l.tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora