3. HUGO

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Había sido un día genial en clase y Hugo había llegado a casa realmente contento. Apenas llevaba tres semanas de curso, pero el cambio de entorno le había sentado francamente bien. Hugo sentía que por fin la vida le ofrecía una nueva oportunidad, una perspectiva distinta, y es que hacía pocos días que había comenzado el módulo superior de Técnico de Proyectos Audiovisuales junto a su amiga Mireia, a quien conocía desde el instituto. Aquello había supuesto todo un triunfo para Hugo tras la batalla que había tenido que lidiar con sus padres al hacerles saber la decisión que había tomado con respecto a sus estudios. No había sido nada fácil soportar las críticas airadas de su madre, quien consideraba todo aquello como una terrible equivocación, sobre todo teniendo en cuenta el buen expediente académico que había llevado Hugo hasta el momento y que sin duda le hubiera granjeado una buena base para desarrollar estudios más serios, según opinaba ella, como podían serlo las carreras de Derecho, Medicina o Arquitectura. Hugo podía haber estudiado lo que quisiera, había repetido una y otra vez, y sin embargo su hijo se había decantado por una profesión que no iba a llevarle a nada bueno en la vida, como mucho a malvivir en una productora de medio pelo haciendo videos de bodas, bautizos y comuniones. Hugo estaba acostumbrado a la poca apertura de miras de su madre, pero había ganado finalmente la batalla, en realidad por intercesión de su padre; y es que aquello era lo que Hugo realmente quería hacer, más sabiendo que Mireia estaría con él.

Los años de instituto de Hugo se hubieran convertido en toda una tortura para él si no hubiera sido por Mireia. Lo cierto es que nunca había hecho muchos amigos en el colegio; su infancia no había sido demasiado fácil, pues había tenido que soportar las burlas de sus compañeros de clase en más de una ocasión. A Hugo nunca le había gustado jugar al fútbol, como habían hecho todos los chicos de su clase en las horas de recreo, y eso le había convertido en el foco de muchos apelativos para nada cariñosos. A él le interesaban otro tipo de juegos: le encantaba inventar historias, convertirse en el protagonista de las series de dibujos animados que tanto le gustaban, viajar con la imaginación a mundos de fantasía o convertirse en el tripulante de una nave espacial que le llevara a conquistar nuevos mundos; esa clase de cosas. Durante los primeros años de colegio, durante la Educación Primaria, Hugo había tenido una única amiga, Noelia, con quien había compartido infinidad de aventuras semejantes. Sin embargo, unos años después, Noelia se mudó junto a sus padres y la cambiaron de colegio, por lo que Hugo se quedó prácticamente solo. Tímido como era, durante años pasó las horas de recreo caminando a solas por el patio, sin saber muy bien como relacionarse con aquellos compañeros con los que no terminaba de encajar. Mientras contemplaba cómo los demás niños se debatían en aquellos aburridísimos y repetitivos partidos de fútbol, las niñas cuchicheaban a sus espaldas comentando lo raro que resultaba aquel chico delgaducho y empollón. Aún recordaba los comentarios de algunos de los profesores que lo veían deambular por el patio como un fantasma: ve a jugar con los demás. Como si fuera tan fácil.

Todo aquello cambió, por suerte, cuando conoció a Mireia, justo al entrar en la Educación Secundaria. El cambio de colegio fue una oportunidad para él de empezar de cero, y fue allí que volvió a encontrar a alguien con quien congenió desde el primer momento. Era verdad que muchos de los compañeros que lo habían ignorado en los años anteriores seguían estando allí, así como los comentarios hirientes acerca de su presunta femineidad, y tampoco llegaría a ser nunca uno de los chicos más populares del instituto, pero Mireia y él se convirtieron en inseparables, y eso era suficiente para Hugo.

Ahora todo aquello había quedado atrás. Se sentía liberado de pronto de una carga terrible. A sus diecisiete años, que a falta de unos días serían dieciocho, Hugo tenía por delante toda una oportunidad para sentirse como él era realmente. La clase de aquel día había sido un momento de revelación para él, y es que había descubierto que su profesor de sonido, que era bastante joven y compartía muchas de sus mismas aficiones —sus alumnos, de hecho, lo llamaban sensei, tras desvelar su afición al manga y al anime— era gay casi con toda probabilidad. Al intentar mostrarles un video que tenía almacenado en su iPhone a través del proyector de la clase, durante una fracción de segundo, y por accidente, sus alumnos pudieron ver fugazmente el nick de Instagram de su cuenta personal. Evidentemente, muchos de ellos habían buscado inmediatamente su perfil, y a Hugo le había bastado con ver unas cuantas fotos de su cuenta para que su radar se activara con todas las alarmas. Por otro lado, ver la normalidad con la que otra persona de su entorno vivía su condición sexual fue, más allá de los chismes que por supuesto compartió con sus compañeros —y en especial con Mireia— todo un descanso para él. Y es que Hugo seguía encerrado en ese tristemente célebre armario al que, a pesar de todos los progresos que se habían realizado al respecto en los últimos años, tantos chicos y chicas tenían que hacer frente todavía. Hugo veía muy complicado que su familia aceptara su condición sexual. Su madre, a pesar de que era profesora en la facultad de Psicología, era una de las personas más homófobas que conocía. Ella mantenía la tesis —refutada por la Organización Mundial de la Salud, como Hugo había leído por internet— de que la homosexualidad era una suerte de enfermedad mental que una sociedad decadente estaba normalizando contra toda razón, y así lo había comentado en diversas ocasiones. Es por ello que Hugo había desarrollado durante los años una profunda vergüenza por esos sentimientos que le eran naturales, y que habían encontrado apoyo en la única persona que conocía su secreto. Aún recordaba cómo le había contado a Mireia lo que sentía, aquella tarde en el paseo marítimo de la Malvarrosa, hacía varios años:

Lo Que Surja: Dime, ¿qué buscas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora