𝖢𝗋𝗒 𝖡𝖺𝖻𝗒

第4

Al colocar ambas manos sobre el objeto, sintió una corriente de poder que sobre-excitó su cuerpo y convirtió a lo que había entre sus dedos en una hermosa espada de doble filo, lamentablemente su carácter no era merecedor de tales actitudes y cayó rendido al suelo, inconsciente a la merced de aquellos malhechores que observaron el deslumbrante brillo del sable convirtiéndose en espada y los iris del omega cambiar a uno entre dorado y rojo, propio de un alfa.

No reconocía la estancia donde se hallaba, pero no podía ser nada bueno después de desmayar frente a sus captores y ser cegado por la brillante luz de una espada, tal cual estrella naciente o pequeño sol veraniego. Wooyoung sintió su cuerpo estremecer ante el contacto ajeno que no reconocía, pero al presionar contra su piel lo hacia sentirse perdido y completamente entregado, pasaron los minutos, iba reconociendo aquellos formidables músculos o quizás no, la verdad también estaba algo aturdido y aún excitado por su celo.

⸺Estas despertando, eso es bueno -la voz de un alfa, el suyo, resonó en sus oídos y le confortó de una manera dócil, causándole seguridad⸺. Pero, no ahora.

⸺Alfa~ ⸺gruñó Wooyoung, parpadeando repetidas veces antes de convencerse que su primer captor era quien lo llevaba, no lo conocía pero su omega exigía de él y negarse sería muy tonto, o cobarde.

San, por otro lado, lo tenía entre sus brazos para quitarle las prendas de seda muy fina, controlándose y continuando con la única intención de vestirlo con la ropa que compró para hacerlo parecer alguien "decente", aunque sus rasgos gritaban a mil millas que con tales o estos harapos tenía una belleza sensual e indecente ante la primitiva visión humana. No tomó en cuenta que, en algún momento, despertaría y los síntomas de la temporada se acentuarían, llegando al punto de intentar torpemente enloquecerlo y desear ceder a los encantos impropios.

Wooyoung asomó su lengua sobre sus labios y los relamió dándose cuenta total sobre la cercanía entre ambos, entonces, aparentó levantarse y caer-bajo su propio riesgo sobre el colchón-a medio vestir, no sabía si serviría pero se recorrió entero con las manos, desde sus gruesos muslos hasta los pezones erectos y ansiosos por atención que le causaba el celo. Contorneaba las caderas con una danza de ritmo sensual que llevaba en la mente, aún recordaba aquella dulce melodía del arpa siendo tocada en el salón principal del burdel, sus dedos se movían ansiosos por sobre los telares plateados y el bulto que se pegaba a su vientre, acariciándolo por sobre el velo.

⸺Ni si quiera puedo decirte que no lo hagas ⸺gruñó el alfa, su molestia se volvía tensión enfrascada en un mástil erguido aguardando bajo su pantalón de pieles muy gruesas.

El omega observó que servía, además saciaba su hambre por la carne ajena y deslizó los brazos un poco más arriba al acariciarse los pezones y meter dos dedos entre sus labios para llenarlos con saliva que le lubricaría un tanto más. San resolvía sus propios conflictos y salió del habitación, quería pero era peligroso y no solo por su buen dote sino que se supone jamás debió tener tanto apego a su futura contribución con el reino, si, el mismo que lo quería muerto.

La única solución que halló fue sentarse en una banca sosteniendo y tirando de sus cabellos para no escuchar más los agudos gemidos provenientes del ajeno. Unos minutos después, estaba más tranquilo y la puerta del habitación tras suyo fue abierta, dejando ver al omega que salió a duras penas sosteniéndose para sentarse rápidamente sobre su regazo, estaba usando una prenda muy pequeña suya antes de acercarse a horcajadas sobre su regazo y comenzará frotándose, generando fricción sin que el alfa pudiera evitarlo.

⸺Detente ⸺alcanzó a decir cuando miró a los ojos del pelinegro, estos tenían un color violeta muy intenso y brillaban, tal cual dos estrellas con gran esplendor.