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—¿Quieres ser mejor que tú hermano? Eso nunca sucederá mientras este vivo e incluso después de muerto su único heredero será el merecedor del reino.

—¿Por qué? Yo siempre he sido mejor que él. Papá lo sabía.

—Y no le importó porque Namjoon es rey ahora, tiene el reino, poder, una familia y el corazón de tu predestinado… ¿Acaso no te has dado cuenta? Seonghwa está enamorado de tu hermano y si no fuese por Seokjin, probablemente estarían juntos…

—Ambos son alfas y él es mi predestinado, deberá estar conmigo por voluntad de mi padre, ¡estás mintiendo!

—Ustedes también lo son—. Exclamó— Además, son el sol y la luna, es su destino estar juntos, y ¿acaso no lo entiendes? Tiempo sabe que fue un error, te lo ha dicho tantas veces… Por eso fuiste adiestrado para no exigir lo que te pertenece, llegada la hora deberás ceder a tu pareja para que el equilibrio sea restaurado. Sin embargo, será un simple capricho pues el mando de todo terreno fértil se le dará al primogénito de tu hermano e hijo con Tierra, Seonghwa va a sufrir de todos modos pero el amor lo justifica todo —dijo el espécimen quimera, sus largas alas se agitaban como en una burla hacia el príncipe novato, cuyas lágrimas desfilaban por sus mejillas sin poder detenerse, congelándose con la brisa fría.

—¿Qué puedo hacer? —exclamó el pelinegro, su cabello ondulado se mecía ocultando sus temores de confiar en un innombrable.

—Márcalo, profana su cuerpo como de tu pertenencia en las cloacas y oblígalo a bañarse con las aguas infectadas por su sangre y lágrimas, estará atado a ti —la quimera se interrumpió percibiendo la poca fiabilidad del príncipe—También, deberás asesinar a tu hermano, su esposo e hijo para que nadie se atreva a levantarse contra ti, si cumples el corazón del universo va a ser tuyo y dominaras por la eternidad con tu “amor” porque estarás respaldado por mí.

—Pero, si le hago la marca quedará atado a su cuerpo… Me odiará —fue su única intervención.

—Oh… Hongjoong, eso no importa si lo tienes a tu lado… Piensa en el poder, la ambición que siempre se te ha negado como buen heredero —susurró.—Quedará en tus manos si me obedeces


[…]

Unas horas antes que el castillo fuera atacado, el príncipe tinieblas llamó a su primer general para que organizará la redada y éste lleno de envidia no vaciló en reunir soldados para derrocar al rey. Hongjoong también se acercó a su mejor amigo, único portador del indomable espíritu lunar o General Luna, pidiéndole compañía para verificar una zona muerta que pudo prever, como guardián, sería utilizada por ladrones para sus fechorías, después de todo las cloacas de palacio son hogar de indemne maldad que exhala sentimientos viles y resguarda a una bestia de babosos tentáculos, uno por cada poderoso que ha sucumbido a sus favores mas no pudo pagar fianzas.

Seonghwa asistió desarmado y fiándose de su astuto compañero, ignorando muchas señales -como una daga dorada en su empuñadura en vez de espada- pues para él solo irían a aprisionar rufianes por el aburrimiento. Al llegar, el pelinegro advirtió al rubio que algo se movía en las aguas pero cuando asistió su ceño se deformó a uno sorprendido cuando vio al príncipe llorando de rodillas a un lado del declive y frontera entre agua y cemento.

—Hongjoong, cariño —exclamó, podía ser un soldado mal llamado “despiadado” pero pocas personas conocían su verdadero carácter incapaz de odiar y fiel sirviente a su libertad—¿qué sucede? ¿cuántas han sido las noches que haz alimentado este inmundo estanque? —le volvió a interrogar, sentándose a un lado suyo y abrazándolo.

Uno de sus más grandes crímenes fue abusar de la pasiva influencia lunar, pues si lo enfrentaba no podría ganar. Ambos tenían un potencial militar parecido e incomparable con ningún otro.

—Solo ha sido hoy, espero algún día puedas disculparme —susurró volviendo a estrecharlo entre brazos, el mayor confundido se dejó abrazar sintiendo un escalofrió cuando el tacto impropio husmeo en su cuello.

Segundos después, sintió terror y averiguó la verdadera razón de su encuentro tras tantos meses alejados, tuvo intención de detenerlo cuando a penas escuchó sus colmillos, pero era tarde. Hongjoong lo mordió y sostuvo durante el forcejeó, cambió sus iris a un color rojizo y dominó al otro alfa que luchaba con toda la fuerza que podía, su cuerpo estaba debilitado por enfrascarse al espíritu inmortal.

—¿Cómo- —susurró el general colocando sus manos sobre las prendas que le iban siendo arrancadas, tenía los ojos cristalizados por solo estar en capacidad para hablar y removerse bajo el peso—. ¡No lo hagas! ¡Detente! — volvió a exclamar ante los besos que recibía, aguantando las ganas de llorar pero negándose inconscientemente a huir por debilidad y obligación de una naturaleza maldita.

El príncipe exploró el cuerpo ajeno y lo sodomizó sin tomarse un tiempo debido para prepararlo, empujándose brutalmente y arrancando lágrimas pesadas de aquel cuerpo hecho una figura fría, con los ojos desvanecidos que no le sostuvo la mirada un solo segundo. Escuchaba lamentos, gritos ocasionales que le exigían parar y calló con una fuerte bofetada, una mirada punzante entre la oscuridad presenciaba tan repudiable acto, poco a poco los movimientos toscos por huir-débilmente-cesaron convirtiendo al alfa en un delta, sumiso, que perdió la esencia en su mirada cambiándola a un tétrico color tan gris como las aguas que humedecían su espalda.

—No más… No, por favor… —suplicó el rubio con rostro amoratado y los labios partidos, su mirada demostraba una inmensa melancolía por haber perdido.

Ya no podía llorar, ni emitir un solo movimiento más que abrazar su cuerpo mientras cerraba los ojos, aguantando el inmenso dolor y desgarro que causaba haber sido su súplica ignorada, recibiendo el nudo de Tinieblas. Su alfa lo obligó a mirarlo sin una pizca de arrepentimiento, gozando incluso el verlo sufrir o eso parecía cuando lo besó y le susurró un “Me perteneces, a mi lado es tu nuevo lugar”.

—Rey Kim, ya pasó una semana y no hemos hallado pistas del caza recompensas… —dijo un general, sacando al alfa de su burbuja.

—Bien, llame al ejército gélido y búsquenlo… No me importa si deben quemar a todo Desire, ya esperamos suficiente e intentamos hacerlo por las buenas —exclamó claramente enfadado y con un mal sabor en los labios.— ¿Cómo va la torre? —volvió a preguntar, levantándose y oyendo el eco de otros pasos acercándose  a la sala.

Un delta de pálido aspecto, carácter arrogante y gestos neutros hizo su aparición por el umbral, llevándose la mirada de varios presentes y volviendo tenso al rey que jugaba sobre su trono, encendiendo una pequeña mecha que halló cuando se mantuvo de pie durante cierto lapsus. Era el rey-consorte quien traía entre sus manos varios pergaminos e hizo a todos salir antes de arrancar las cortinas de la ventana lateral y mostrar aquella enorme edificación que alcanzaba al mismísimo cielo, siendo construida por esclavos. En ese mismo instante un obrero cayó azotando duramente contra el suelo.

—En perfecto estado —mencionó refiriéndose claramente a la torre, ambos hicieron caso omiso al último incidente que bendecía la construcción—. Ya sé donde puedes hallar al muchacho… Él vino está mañana a entregarme información, pero tiene condiciones.

—Oh… Después de todo, ¿aún habla contigo? ¿Quién se cree para imponerme condiciones?

—¿Quieres saber dónde está o no? 

—Solo dilas.

Gracias por leer^^

𝖢𝗋𝗒 𝖡𝖺𝖻𝗒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora