𝐜𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞́𝐫𝐚𝐦𝐞 𝐢𝐧𝐭𝐫𝐢𝐠𝐚𝐝𝐨 。

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A Lance le apasionaba dibujar desde que tenía memoria. Era uno de esos niños que trazaba dibujitos en sus apuntes y dibujaba curiosas criaturas inventadas cuando se aburría en clase. No era una habilidad que planease utilizar en el futuro, solo le gustaba mantener las manos ocupadas. Y si aquello lo había entretenido durante aquellas tediosas lecciones cuando debería haber estado tomando notas, bueno, aún mejor.

Las cosas se tornaron algo distintas tras encontrarse lejos de casa, compartiendo un castillo-nave espacial gigante con otras seis personas y algunos ratones. De repente, Lance se encontró con la carga de proteger al universo entero de la propagación del mal. Siete personas y un gran robot no podrían derribar un imperio en un día. O en una semana, o en un mes, o tal vez incluso en un año. A Lance no le importaba ser un héroe, en absoluto; todos admiraban a los héroes, creían en ellos, los elogiaban. Pero nadie había mencionado nunca los inconvenientes.

Echaba de menos a su familia. No se había dado cuenta al principio, no con toda la emoción que suponía ser parte de Voltron. En serio, ¿quién tiene tiempo para preocuparse por eso cuando te has convertido en un héroe conocido universalmente? Pronto, sin embargo, comenzó a asimilar la realidad. Estaba muy lejos y su familia no tenía idea de dónde estaba ni de qué le había sucedido. ¿Pensaban que había sido secuestrado? ¿Asesinado? ¿Qué les había dicho la guarnición? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que se había marchado?

Ver a Pidge con la foto que llevaba consigo fue aún más impactante. Lance no tenía ninguna foto de su familia con él. La verdad es que no había planeado marcharse a ningún lugar de forma permanente cuando el trío se escabulló aquella noche.

Así que dibujó. Encontró un pequeño cuaderno en una de las muchas habitaciones del castillo, y lo primero que hizo fue capturar las caras de sus padres en el papel lo mejor que pudo, las cuales fueron seguidas por las de sus hermanos, y luego las de algunos miembros de su familia extensa. No era un buen sustituto, y Lance era consciente de que los dibujos no eran completamente precisos, pero se sintió algo mejor después.

Dibujar se convirtió en un consuelo para Lance tras ello. Cuando no estaban entrenando o salvando planetas, el cubano a veces regresaba a su habitación y dejaba salir sus frustraciones en el papel. Dibujaba a sus compañeros de equipo, o los extraterrestres que había conocido, o los lugares que había visto, o lo que le viniese a la mente. El dolor nunca se desvaneció por completo, pero se hizo mucho más manejable y comenzó a dibujar más por diversión, tal y como solía hacerlo. Lance pronto se vio a sí mismo como todo un artista.

Ser artista significaba necesitar práctica, lo que significaba necesitar referencias. Fueron difíciles de encontrar. Lance no tenía su teléfono con él, e incluso si lo tuviera, la cobertura sería (sorpresa, sorpresa) bastante baja tan lejos de la Tierra. Pedirle a uno de sus compañeros y compañeras que posasen, modelasen o lo que fuese no suponía un problema. Sin embargo, correría el riesgo de recibir algunas miradas extrañas, y Lance se dio cuenta de que no valía la pena pasar vergüenza. Además, prefería guardar sus dibujos para sí mismo. Pidge y Hunk sabían que dibujaba, claro, pero había elegido mantener la mayor parte de su arte en secreto. Simplemente no se trataba de algo que necesitase compartir.

Así que Lance se metió la libreta en la chaqueta y se embarcó en silencio por los pasillos del castillo en busca de alguien a quien dibujar. En realidad no tenía a nadie en mente, aunque esperaba encontrarse con Allura en alguna parte. Pero probablemente estaba en la sala de control principal y lo notaría de inmediato; eso o Coran lo haría en su lugar. En cambio, sus pasos lo guiaron más allá de la plataforma de entrenamiento. Se metió en la habitación, esperando que al menos Keith estuviera allí.

color me intrigued ⭒ klanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora