Después de buscar respuestas en la luz sin recibir nada a cambio, Rey se adentra en el lado oscuro, que le ha ofrecido la oportunidad de regresar a Ben a salvo. El camino será todo menos fácil pues deberá reunirse con él en distintos mundos, vidas y...
Antes de leer esta parte, ve al fic también titulado Fallen, capítulo: Bring Me To Life, de Lubamoon
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You used to captivate me by your resonating light Now I'm bound by the life you left behind Your face it haunts my once pleasant dreams Your voice it chased away all the sanity in me
These wounds won't seem to heal This pain is just too real There's just too much that time cannot erase
Un ruido seco y el dolor de caer de espalda le anunciaron a Rey que había llegado a su nuevo destino. Se tomó un momento para quedarse ahí tirada, esperando que la náusea y el dolor que le había provocado el viaje, se pasaran.
Su vista se posó en las copas de unos árboles que se mecían por el viento, encima de ella. Pasó una mano sobre el suelo, sus dedos tomaron en un puño hojarasca húmeda. El trinar de algunas aves llegó a sus oídos y al incorporarse en su lugar, se dio cuenta de que se encontraba en una especie de bosque.
Se puso de pie con algo de trabajo y cuando logró erguirse sin marearse, giró en su eje tratando de reconocer el terreno, aunque sabía que era inútil. Aquel lugar podría parecerse a alguno de los planetas que ya había visitado, pero ciertamente no sería ninguno de ellos.
Comenzó a palparse la ropa en busca del reloj de arena que el oráculo le había dado y fue así como se dio cuenta de que vestía una túnica negra de tela gruesa, con capucha, y llevaba un vestido negro y largo debajo de todo ello, con unas botas de cordón.
Encontró el artefacto de tiempo en el bolsillo derecho. Lo sacó y vio que los granos diminutos de arena comenzaron a caer de nuevo. Aun no descubría de cuánto tiempo se trataba, pero sabía que no era mucho.
Palpó la otra bolsa del lado izquierdo y encontró algo que no reconoció. Lentamente lo jaló hacia fuera de su escondite y vio que era un objeto largo y delgado. Se sorprendió un poco, pues había esperado algo tecnológico. Lo acercó a su cara para inspeccionarlo. No había botones en él, ni algún otro mecanismo que indicara como encenderlo o usarlo.
Se encontraba mirándolo cuando el sonido de unos pasos detrás la alertaron.
Rey se volteó lentamente, encontrándose cara a cara con Ben. El chico jadeaba, parecía haber estado corriendo. Ella lo observó, llevaba una túnica parecida a la suya, una camisa azul y pantalones grises.
— ¡Rey! ¿Dónde demonios te habías metido? —le reclamó. Rey tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no irse hacia atrás a la mención de su nombre en la voz ronca de él—. Me quedé esperándote en el sauce boxeador, donde quedamos. ¿Por qué no llegaste?
— Yo... —comenzó vacilante. Rey se acercó a la alta figura de su diada, queriendo tocar su rostro y besarlo. Reprimió el impulso también de tocarlo para comprobar que era real y de abrazarlo. No podía creerlo, él estaba bien, estaba vivo y la reconocía.
