Hueningkai es un omega idol el cual se ha dado cuenta que tiene una mordida en el cuello, generándole una gran confusión.
La pregunta que lo tiene comiéndose las uñas es...¿Quién es el alfa?
Solo hay 3 alfas que estuvieron en ese mismo lugar ese día...
- Hueningkai cálmate-habló Beomgyu acariciando la espalda del menor. - inhala y exhala.
Hueningkai recostado en su cama dándole la espalda a Beomgyu hizo lo pedido.
-Quiero a mi alfa- susurró Kai como una súplica-por favor.
-Tranquilo, Soobin pronto sabrá de esto, solo mantente tranquilo por el momento ¿Si? -añadió Beomgyu.
Hueningkai asintió con la cabeza mientras respiraba con calma acunando su vientre y protegiéndolo.
Su instinto omega estaba haciéndose más presente a la situación.
Necesitaba hacer un nido, quería estar protegido.
-Hyung...-susurró el castaño llamando la atención del omega el cual seguía acariciando su espalda detrás de él sentado a la orilla de su cama.
- ¿Si NingNing?-preguntó Beomgyu calmado.
Suspirando trato de sentir a su bebé mientras cerraba sus ojos acurrucándose.
Una pulsación pequeña y débil acariciaba su oído haciéndolo sentir protector.
Su bebé estaba ahí.
Tranquilizando su respiración nuevamente cayó en un profundo sueño.
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Mientras que el bullicio de las voces de todos inundaba la sala de vestuario.
Un pelinegro seguía moviendo uno de sus muslos como lo había estado haciendo desde el principio, dificultándole el trabajo a la beta que estaba trabajando con él.
-Soobin-ah ¿Podría dejar de moverse? No puedo tomarle bien las medidas- dijo la chica viendo al Idol parando brutamente cuando hablo.
El menor se disculpó tímido.
Otra vez estaba ansioso y no sabía el porqué, algo le decía que había una razón por lo cual lo tenía así.
Estaba confundido.
Pero todos sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un conocido omega entró a la habitación agitado.
Mientras lo observaba entrar, los demás chicos lo molestaron bromeando en que la cama se lo había comido.
Su dongsaeng estos días se miraba muy cansado.
Su aroma se encontraba un poco disuelto, seguía ese aroma dulce pero ya no era tan fuerte como antes.
No se había dado cuenta que Hueningkai lo estaba viendo también, de seguro había sentido su mirada.
Vio que el omega lo miraba de una manera extraña, como si estuviera a punto de decirle algo.
Le sonrió cálidamente viendo que las mejillas de este se volvieran rojas, sabía la razón por la cual su menor había llegado tarde.
En la mañana fue a su habitación sin hacer ruido, pudo acariciar sus cabellos sedosos y ver su rostro relajado.
