15/12/11

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Querido amigo,

Yo no creía en lo Paranormal, no creía en los fantasmas, pero ahora...todo cambió, definitivamente si no lo vives, no lo crees, y exactamente eso me pasó.

Ahora soy la persona más creyente de su existencia, de la delgada línea que nos separa de los muertos, de lo peligroso que es convivir con ellos, ¿que por qué digo todo esto?, porque ellos se me volvieron a aparecer, y ésta vez no fue un "simple" susto, una "simple" aparición, ésta vez me lastimaron.

En la mañana fui a bañarme como de costumbre, entré al baño, me quité la ropa y vi un poco transparente al niño, al mayor, estaba al frente mío mirándome, me asuste y me intimidé, tome la toalla que afortunadamente estaba a mi lado y me tapé, el fijo sus fríos ojos en mí y se acercó, me alejé y grité, bueno, eso creí, pero no fue así, no salió ningún ruido de mi garganta, él cada vez se acercaba más, decidí hacer algo ya que no podía quedarme allí, así que corrí hasta la puerta pero cuando la abrí sentí arder mi espalda, voltee a mirar y ya no estaba ese joven, respire profundo, mi toalla cayó sin intención y vi mi reflejo en el espejo, ¡Dios! tenía tres rasguños en mi espalda encima de mi cintura, y aunque sólo estaban sangrando un poco me dolía como el diablo, mientras tocaba que tan profundas eran...¡lo volví a ver!, pero ésta vez sólo estaba en el espejo, vi su sonrisa, y empezó a dar fuertes carcajadas que al parecer sólo yo podía oír, y fue desapareciendo poco a poco hasta que sólo se escuchaba su risa, en ese instante tocó la puerta mi hermano Carlos y las carcajadas desaparecieron.



DADIVAN © [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora