These Dreams

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"¿Crees en el destino? ¿Que hasta los poderes del tiempo pueden ser alterados por un propósito? ¿Que el hombre con más suerte en este mundo es aquel que encuentra el amor verdadero?"
Drácula, Bram Stocker


Desde que tenía memoria, extrañas y difusas imágenes acompañaron sus sueños desde la más tierna infancia hasta su vida adulta, memorias extraídas de una vida pasada, si es que eso existía, aunque en lo personal se consideraba exceptica respecto al tema, como mujer de ciencia se negaba a todo aquello que no pudiera comprobarse, pese a eso no había podido encontrar una respuesta convincente al origen de sus sueños misteriosos.

La última semana había sido aún más agobiante, los sueños eran aún más perturbadores, no dejaban de repetirse, como si de la misma realidad se tratará, estos eran tan vívidos que lograba sentir la angustia y la tristeza de una historia de amor marcada por la tragedia, al despertar no recordaba el rostro de los protagonistas de sus sueños, pero las lágrimas que inundaban sus ojos le confirmaban que el dolor que experimentaba en sueños era real.

Todos los días trataba de convencerse asimisma de que sólo eran sueños y que no había de que preocuparse, lo cierto era que le estaban causando estragos, no descansaba lo suficiente, la hora de dormir le causaba terror.

Su mayor alivio eran sus experimentos y su laboratorio se había convertido en un refugio, las largas jornadas laborales la hacían olvidarse temporalmente de sus sueños misteriosos que le robaban la paz.

Las grandes cantidades de cafeína que consumia a diario se habían vuelto una necesidad para sobrellevar su día a día.

Ese viernes transcurría todo con normalidad, como todos los días había mucho por hacer, muestras y pruebas por realizar, ya era una costumbre que fuera la primera en llegar y la última en irse, estaba tan concentrada en sus investigaciones que aún cuando su equipo Moblit, Keiji, Abel y Nifa, ya se había retirado ella seguía ahí inmersa en sus labores, incluso había olvidado por completo la reunión con sus amigas, la noche de chicas que había postergado por tanto tiempo.

-¡carajo, las chicas me van a matar! -gritó la castaña, mientras revisaba su móvil notando las llamadas perdidas y mensajes de sus amigas que ya la esperaban en el nuevo bar de la ciudad inaugurado un mes atrás y que ya gozaba de gran popularidad.

Hange no solía ir continuamente a bares, sus actividades le impedían tener una agitada vida social, aunque a ese punto le parecía una gran idea seguramente el alcohol la haría dormir plácidamente y al menos por un día se olvidaría de los sueños que la perturbaban.

En menos de 10 minutos la castaña ya estaba lista para abordar un taxi que la llevaría donde sus amigas, se iba a divertir y a pasarla bien, era lo importante.

Dada la hora, no había podido hacer mucho por su imagen únicamente se había puesto un poco de labial, perfume que siempre traía en su bolso y pocas veces usaba, también trato de peinar su cabello sin mucho éxito, era uno de esos días en los que su melena no cooperó, ya era tarde y no había más que hacer, seguramente Petra o Lyne la regañarian por el poco esmero en su arreglo personal.

Veinte minutos más tarde entró al bar, no tardó mucho en localizar a sus amigas, quienes comenzaron a alzar las manos para que se acercará, la mirada de reproche que le dirigió Nanaba, fue la primera en recibirla.

-Hola chicas no me vean así, tuve una emergencia en el laboratorio-se excusó la recién llegada, - no me mates Nana recuerda que soy tú mejor amiga.

-Eres imposible Hange, aunque no se porque no me sorprende-dijo la rubia.

-Aww porque no usaste el vestido que te regalé en tu cumpleaños te queda sexi-se quejó Lynne.

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