La Batalla de los Bastardos

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Cada rincón quemado de Invernalia que Sansa alcanzaba a mirar era un recuerdo de todo lo que había perdido una vez, Invernalia estaba en ruinas, no solo Theon se había encargado de ello, los Bolton también la habían llevado a la ruina, deshonrando a los antepasados Stark, destrozando su santuario.

Sansa casi se estremeció al sentir una mano fuerte en su hombro, sabía perfectamente de quien se trataba.

-Invernalia es nuestra de nuevo, Sansa...- Jon la miró atentamente con ojos cansados y melancólicos.- Volvamos a casa, hermana..

Jon la condujo hacia la entrada, donde Sansa vio a muchos soldados festejar su victoria contra los Bolton y a otros muchos amontonando a los soldados caídos en batalla, a pesar de todo eso, se sintió bien volver a estar en casa.

-Estamos en casa, Jon, lo has conseguido...- Sansa susurró para que solo su hermano la escuchase. Jon negó con la cabeza, sonriéndola cansado.- No es cierto, Sansa, tenemos Invernalia gracias a ti, tú me ayudaste con el plan de batalla, trajiste a los soldados del Valle y fuiste tú quien quiso luchar en primer lugar por nuestro hogar. Todo es gracias a ti.

Sansa le miró fijamente. Cada vez es más parecido a Padre...

Sin ti no lo habría logrado Jon, lo hemos conseguido juntos, por que somos Stark y no nos volveremos a separar.- Le cogió de la mano, mirándole seriamente para que supiera que estaba hablando enserio.

Jamás pensé que escucharía eso de ti, Sans.. -Jon sonrió un poco, abrazándola con fuerza. Sansa devolvió el abrazo con la misma fuerza, sintiéndose en casa por fin.

Jon, ¿Dónde está Ramsay? -Susurró en el oído de su hermano, notando la tensión en el cuerpo de Jon al nombrar al otro bastardo.- No creo que debas verle, Sansa, nos encargaremos de él...

Sansa se apartó del abrazo, mirándole fijamente.- No, esto es cosa mía Jon, yo soy quien debe hacerlo. Padre mismo lo dijo, quien determina la sentencia debe blandir la espada y yo pienso hacerlo.

Jon la observó durante largos segundos, asintiendo poco después.

-Está en las perreras, en la última celda..- Suspiró levemente.- Ten cuidado Sansa...

Jon ni siquiera terminó de hablar antes de que Sansa se acercara a paso decidido a las perreras, formando un pequeño plan en su cabeza para poder eliminar de una vez al bastardo Bolton.

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Ramsay sintió un dolor bastante grave por varias zonas de su cuerpo, la mayor parte del dolor se concentraba en su cabeza. Intentó varias veces abrir los ojos, fallando en el intento. Cuando consiguió abrirlos, entrecerró un poco los ojos parar poder ver algo en la oscuridad en la que se encontraba. Fijó su mirada en Sansa quien le observaba a través de los barrotes de la celda.

-Sansa...- Susurró levantando un poco la cabeza para mirarla fijamente después de mirar por un segundo a sus alrededores.- Hola Sansa....¿es aquí dónde me voy a alojar..? - Sansa no respondió mientras seguía mirando fijamente a Ramsay quien supo de inmediato que pasaría con él.

-No...- Ramsay cerró los ojos durante un segundo ante de volver a abrir los ojos.- Nuestro tiempo juntos está apunto de concluir...No importa, no puedes matarme.. -Centró su mirada en Sansa.- Ahora soy parte de ti... -Lo último salió casi como un suspiro de dolor.-

Sansa no apartó la mirada de él, suspirando suavemente mientras empezaba a hablar.

- Tus palabras desaparecerán, tu casa desaparecerá, tu apellido desaparecerá, todo recuerdo de ti desaparecerá...- Susurró aunque se la escuchó perfectamente en el silencio de la celda. Ramsay la miró por un segundo antes de girarse para observar a sus perros gruñir con hambre, saliendo de las celdas mientras Sansa seguía sin apartar la mirada.

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