Ademán de propuesta

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Capítulo 2: Ademán de propuesta

Arribaron a un lugar en la zona costera donde mucha gente andaba en patines, a pie, traje de baño y tablas de surf. Ahí los jóvenes se reunían a disfrutar de las calurosas tardes con la música de fondo. No había los protocolos ni la gente alzada que anteriormente habían visto, no había ambiente elegante ni copas llenas de vino. Todo aquello era reemplazado por arena, bikinis y risas desmedidas. Bokuto lanzó el saco que portaba dentro del vehículo y se desabrochó la camisa sintiéndose más acorde al sitio mientras los otros dos, para evitar lo abrazador que podía ser el calor costero, se desabrochaban los primeros botones de la camisa.

—No teman y relájense, este lugar no es frecuentado por los retacados —comentó quitándose los zapatos echándolos al auto que era visto con sorpresa por los transeúntes, demasiado lujoso para ese sitio. Kuroo suspiró e imitó al otro quitándose los brillantes zapatos y la camisa blanca junto con la corbata quedando con una camisa desmangada en blanco dando muestra de sus bien torneados brazos. Bokuto terminó igual aunque el portaba una camisa interior negra. Ambos con físico envidiable y nada ignorable por parte de los que les veían andar. Tsukishima solo se quitó los zapatos, arremangó el pantalón y echó el saco al vehículo para seguir a los otros dos que se le habían adelantado.

El sonido de la alarma y seguro del auto sonó cuando ellos ya estaban colocados bajo una palapa hecha de hoja de palma. Se echaron ahí, el azabache sin miedo de ensuciar el pantalón de marca se recostó en la arena mientras los otros dos sentados observaban el oleaje tranquilo y a los chicos correr lanzándose al agua. Un cambio de aires inesperado para Tsukishima quien se había preparado psicológicamente para soportar a Oikawa y sus humos. Un hombre pasó en la cercanía con una pesada hielera tras de él y después de un par de señas por parte de Bokuto este se acercó ofreciéndole unas cervezas.

—Dame tres, por favor —le indicó al hombre y este se las entregó. Tsukishima miró la bebida fría cuyas gotas caían por la botella perdiéndose en aquel color amarillento mientras Kuroo agradecía a todos los cielos tener algo que beber. Algunas memorias hicieron resonancia en la mente de Tsukishima pero cerró los ojos para destapar la bebida con un destapador incrustado en la palapa y dio un trago.

—Tenía mucho sin tomar una de estas —dijo Kuroo mirando la bebida y era cierto, ellos se mantenían bajo la visión juzgadora del mundo obligados a tomar bebidas de gente retacada como el vino por lo que una cerveza, a pesar de estar presente en las fiestas, era poco común ser consumida.

—Es bueno cambiar de aires de vez en cuando ¿No crees eso, chico?— Bokuto alzó la bebida pero Tsukishima no respondió a su intento de socializar. Dio un trago y se relajó recargándose en el palo de madera para mirar a sus ‘captores’ a los que no supo si interpretar como cómplices, enemigos, aliados o coincidentes.

—¿Qué necesitan de mí? —preguntó al grano Tsukishima llamando la atención de ambos y estos después se miraron.

—Siendo sinceros quería obtener tus servicios para saber qué tan bueno eras —dijo Bokuto sin pelos en la lengua.

—También era mi plan si él no se hubiera metido —le señaló con la botella haciendo que el otro se riera burlesco por haberle arruinado su plan de Romeo dejando en claro a Tsukishima que ellos dos no eran ni aliados ni enemigos y posiblemente tampoco coincidentes.

—Bueno, no fue a propósito. Cae la mala suerte de que tenemos los mismos gustos ¿No crees? —Kuroo no dio respuesta al respecto mientras el rubio deseaba salir de ese lugar molesto ya de la actitud de ese par. Eran demasiado impulsivos y extraños, como dos Nishinoyas más altos y destructivos lo cual era extremista.

          A penas empezó a divagar en sus ideas cuando aquel par de payasos ya discutían sobre cosas que Tsukishima no entendía, parecía que entre ambos habían compartido una gran cantidad de situaciones y ahora les unía solo una eterna rivalidad nombrándose entre ellos como némesis. El rubio les ignoró acomodándose los lentes mientras exploraba con la mirada el lugar pensando que en algún momento sería bueno llevar a su amigo Yamaguchi, estar en el agua le serviría mucho en su estado.  Salió de sus cavilaciones cuando los jóvenes le llamaron.  

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