Un Fin De Semana Agradable.

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¿Qué hay mi gente buena? Aquí les traigo un nuevo capítulo para aquel que le este gustando este fic, espero disfruten leerlo como yo de escribirlo, Recuerden comentar, compartir y votar esto último es mucho muy importante. Sin nada más que decir... ¡Disfrútenlo!

Los días pasaron con prisa, no había mucha diferencia en el día a día, al menos eso piensan la mayoría con una vida que ellos mismos puedan considerar "normal". El sábado llego tan rápido que apenas pudieron sentir la primera semana de clases.

Su alarma sonó estruendosa mente, al abrir los ojos comenzó a sentir su cuerpo extrañamente fatigado, no se alteró ni se preocupó al respecto, era de esperar que esto ocurriera en algún momento, un efecto secundario un poco molesto, pero es un precio bajo por mantenerse lo suficientemente estable, por lo general esto ocurría tras ciertos lapsos de tiempo durante el mes. Estaba agradecido que hoy fuera sábado, así no tendría que hacer un justificativo médico que lo excusara de las clases, su condición era una excusa perfecta para faltar a estas, pero no quería depender de una mentira para faltar a sus responsabilidades.

Bajo de la cama con la intención de ir al baño, al dar los primeros pasos una de sus piernas fallo ocasionando que cayera con fuerza, fue lo suficientemente ágil para colocar su brazo al frente y evitar algún daño. Era poco frecuente que tuviera algún fallo en algún punto motor de su cuerpo, miró su pierna que aún no volvía a su condición con una mescla de enfado e indiferencia, estaba acostumbrado a esto, pero no evitaba que se enfadara al ocurrirle. Un par de minutos fueron la solución para recuperar el control y poder levantarse.

Retomó su rumbo al baño aun con cierto calambre en su pierna, abrió el cajón del espejo en búsqueda de su suplemento tomó otra pastilla de su frasco para tragarla en seco. Un par de horas bastarían para que volviera a sus óptimas condiciones, al menos a las comunes.

Comenzó a admirar su deplorable condición, era algo que hacía cada mañana, esperando ver alguna clase de mejoría, acercó su rostro al espejo y poder ver su reflejo mejor, la piel parecía tener más color, al menos eso pensó, sus ojos se veían cansados y sus ojeras eran prueba de estarlo.

Decidió quedarse en su habitación hasta que su cuerpo volviera a como estaba acostumbrado, no quería arriesgarse a que sus piernas fallaran nuevamente y cayera por las escaleras. Tomo su teléfono celular, tenía varias llamadas perdidas y mensajes sin leer, la mayoría eran de cierta rubia que insistía el pasar tiempo con él. Le resultaba extraño su comportamiento, reconoce que su infancia se vio rodeada por ella mayormente y en múltiples ocasiones ha intentado cortar lasos con ella por varias razones que no se dignaba en decir, pero esta pareciera no comprender y siempre buscaba estar a su lado.

*****

El viernes había llegado y el cuerpo lo sabía, al menos la mente de Eddward, decidió no realizar ninguna venta el día de hoy, tenía planes muy especiales para la tarde y no había forma de que estos pudieran ser alterados de alguna manera, al menos eso esperaba.

¿Las clases? Como siempre, aburridas ¿Su condición? Como siempre, sin estabilidad completa ¿Nazz? Como siempre, buscándolo ¿Las Kanker? Como siempre, tratando sin éxito de ignorarlas.

Era claro que tenía cierta curiosidad por ellas, más por la menor, y cierto interés por la peliazul, aun cuando sus últimas palabras del lunes fueran el único intercambio de palabras entre ambos. Aun en clases seguía comportándose con rebeldía, no buscaba llamar la atención, pero los sucesos que la rodeaban ameritaban hacerlo. Y el hecho que mandara a la enfermería a cinco chicas ella sola, haría que dejara una nota mental para no molestarla.

Salió de la escuela con prisa, agradeciendo que la rubia no logro verlo en todo el día, tomo el primer taxi que se detuvo y fue en dirección al hospital de Peach Creek, quería aprovechar el corto tiempo que le era permitido para visitar. Luego de unos minutos llego a su destino, pago al taxista lo correspondido y entro al lugar, la recepcionista lo reconoció al instante que cruzo la puerta corrediza.

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