The darkness begins to die

2 1 0
                                    

7/9/2025

Las pequeñas partículas verdosas brillantes se movían con rapidez bajo el microscopio, era impresionante lo rápido que iban y venían, la facilidad con la que se devoraban unas a otras y la gran cantidad de veces que habían mutado en cuestión de horas.

Mi atención se fijó en una gran partícula morada, estaba quieta, inmóvil, particulas corrían a su al rededor pero ella se mantenía en su lugar;  pequeñas y delgadas estructuras parecidas a cabellos sobresalían de su alrededor, succionaban a las verdes haciéndola cada ves más grande.

—Hey Doc.zopenco ven a ver esto.

—¿Que encontraste ricitos?

—Solo mira—Su cuerpo se encorvo sobre el mío, su rostro se quedó quieto sobre el microscopio, podía oír su respiración, tan tranquila— ¿Lo ves?

—Fernanda aquí no hay nada.

—para tonto no se estudia Doc.— mi mano golpeó su nuca— Ve ahí, esa mancha morada.

—Mancha,¿Encerio?

—Ay por dios, entendiste, no te pongas técnico.

—Las cosas siempre por su nombre Fer, recuerda eso.

—si, si, como digas, ¿Lo vez o no?

—si lo veo, pero no tengo idea de que es, ¿Segura que son las muestras que yo te di?¿No les hiciste nada?, ¿No las moviste de dónde estaban?

—Yo no hice nada.

—Pues algo tuvo que ocurrir— Su tono de voz ahora era elevado y sonaba enojado— Dime exactamente qué hiciste.

—Hice exactamente lo que me pediste, saque las muestras del refrigerador, las prepare como me enseñaste, las puse bajo el microscopio y luego te llamé.

—Muestrame como lo hiciste.

—¿Encerio?

—Ahora — Suspire cansada, me quite los guantes aventandolos al cesto que había debajo— Espera, ¿Que te paso en la mano?

Sus manos envolvieron mi muñeca examinando detenidamente mis dedos.

—Me corte en el desayuno— elevó su rostro mirándome fijo, yo conocía esa mirada, la típica mirada de mamá a punto de darte un regaño y yo sabía por qué iba a regañarme— No, no es posible, use guantes todo el tiempo, no pude contaminarlas.

—Niña tonta— galo mi brazo dejando mi mano debajo del microscopio, sus ojos se mantenían sobre el ocular cuando una pequeña sonrisa se formó sobre sus labios— Esto tiene que ser una puta broma.

—¿De que estás hablando?

—hablo de que ya se cómo arreglar todo este desastre— sus labios se posaron sobre mi frente depositando un sonoro beso ahí— Te amo Fernanda Mendes.

Salió corriendo dejando su bata abandonada sobre el escritorio y papeles tirados sobre el suelo. En ese momento me habría encantado saber a qué se refería y todo lo que ocurrió después.

A D R E N A L I N E  [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora