Capítulo 24

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1 día para que el experimento social termine.
Los nervios me estaban volviendo completamente loca, me confundí más de una vez mientras diseñaba un vestido nuevo.
-¿Pasaron a buscar el de novia?-quise saber, Candela me miró a los ojos, algo le pasaba.
-No La.. Se arrepintieron-soltó como si nada y se me formó un nudo en la garganta, quería llorar, tanto trabajo, dedicación, amor, tirado al tacho.
-Pero pagaron la seña...-suspiré- odio cuando pasa esto, me hace sentir que soy mala en lo que hago..-me senté en una silla parando de hacer lo que estaba haciendo, una lágrima se me cayó y acto seguido me puse a llorar, mi amiga me miró y me abrazó.
-Lali, La..-me llamó para que la mirada- sos buenísima en lo que haces, no pienses esas cosas, son cosas que a veces pasan, a más de un diseñador le puede pasar-ella me miró apenada.
-Mejor.. Salgo a tomar un poco de aire-suspiré tratando de dejar de llorar, ella asintió con la cabeza.
Bajé por el ascensor aún con lágrimas en mis ojos y me puse a caminar hacia la cafetería más cercano, el café siempre me ponía de buen humor, lo amaba.
Pedí lo de siempre, un latte con caramelo, cuando estaba por pagarlo alguien se adelantó, volteé a mirar y Miguel me sonrió, suspiré.
-Gracias...-fui educada, caminé hacia la barra para buscar mi café, al rato me lo dieron-chau
Lo saludé con la mano dispuesta a irme y Miguel me agarró de la mano para detenerme, me lo quedé mirando.
-Mariana, creo que empezamos con el pie erróneo-Miguel pareció apenado- me gustaría remediar eso, ¿tomas un café conmigo? Para hablar de la vida..
Suspiré, terminé aceptando solo porque tenía que conocer al hermano de Peter.
Nos sentamos enfrentados y no dejaba de mirarme, me puse tímida, yo, Lali Esposito intimidada, cosa que no pasa nunca.
Suspiré.
-¿Que querés?-me animé a hablar, ataqué, él se rió.
-Tenes el carácter que nunca iría con el prototipo de mujer que le gustaría a mi hermano... Delfina era parecida a él, dedicada a su trabajo el cien por ciento, cocinaba, apasionada de los caballos, la buena vida..-empezó a enumerar cosas haciendo que me sintiera mal, yo sí era distinta a todo eso, no encajaría nunca- pero eso a mi me gusta, lo diverso es lindo..-me hizo una caricia en la mano y me molesté, se encendieron todas mis alarmas.
-Mejor vuelvo...-quise escaparme pero Miguel me agarró nuevamente de la mano.
-No me preguntaste de mí... Solo te contaron mentiras, Peter sabe que Delfina a la larga ella me eligió a mi.. Por eso tanto odio, su amor, el amor de su vida me eligió a mí, su hermano mayor-soltó como si nada, se me formó un nudo en la garganta pensando en lo que tuvo que pasar Peter- preguntá lo que quieras
-No tengo nada que preguntarte-esta vez me puse de pie más rápido que antes- creo en mi marido
-Tu marido...-Miguel se rió- no te das cuenta de que solo están jugando a la pareja feliz, los graban casi las veinticuatro horas del día, sí, se que sino no habría otra manera para que mi hermano terminara casado con vos, nada contra vos, sos hermosa, pero.. ¿realmente lo conoces? Lo conociste hace un mes...
Dijo eso y algo en mi interior se quebró, me fui antes de ponerme a llorar.
No volví al taller, Candela se preocupó, le dije que me había mareado y estaba medio mal por el embarazo, otra mentira más.
Vomité por los nervios, después me preparé un té y me quedé cubierta por una manta en el sillón del living.
¿Y si Peter estaba jugando? ¿Y si está no es la actualidad que realmente voy a tener en mi vida? ¿Y si todo esto solo va a ser un experimento social sin final feliz?
No pude evitar angustiarme, comí por angustia, y después me sentí mal, me quedé dormida en el sillón.

Me desperté y lo primero que vi fueron los ojos verdes de Peter.
-No puedo creer que hayas venido sola-se molestó, me sobresaltó porque aún seguía algo dormida- ¡te dije que me llamaras para cualquier cosa!
-Peter estoy bien...-me desperecé estirando mis brazos, bostecé- solo me sentía mal, las hormonas y todo esto...-mentira número tres, no tan mentira.
-Lali... No estas sola en esto, creí que te lo había dejado en claro-él suspiró y se sentó nuevamente a mi lado, rocé mi nariz con la suya conteniendo mi angustia.
-Lo se... Solo... Olvidalo-negué con la cabeza.
-Decime Lali, hablá-me pidió Peter, abrí mis ojos, estaban brillosos.
-Miguel..-pronuncié Miguel y la cara de Peter se transformó.
-¡¿Que te hizo?!-se alteró en cuestión de segundos-Lali, ¡¿que te hizo?!
-Solo fue amable, me trajo cosas para comer, es vecino, quiso ser simpático-le conté y suspiré- eso solo
Verdad a medias, ¿es contar la verdad?
-Ya no se que hacer con ese idiota-Peter habló más para si mismo que para mi, después me miró-hace oídos sordos a todo lo que te dice.. Por favor Lali, te lo pido de rodillas si queres, e juro que lo odio, no se que hace acá-sus ojos se quedaron perdidos en los míos, él parecía desesperado, entonces me abrazó, escondió su cara en mi cuello y.. ¿Se puso a llorar?
Peter Lanzani se mostró vulnerable frente a mi, lo abracé y no lo solté, nos quedamos así por un tiempo largo.
-Perdón...-él se disculpó, negué con la cabeza.
-No pidas disculpas.. No se mucho de porque te pones a la defensiva, de porque tanto dolor pero.. Estoy yo acá... Ya... Te quiero, y aunque este vestida en este momento en realidad estoy desnuda-eso lo dije con sentido del humor- a lo que me refiero es que ya lo arriesgué todo, no tengo más que perder, podes abrirte conmigo, siempre que quieras o lo necesites...
Sabía que él también estaba obviándome detalles, por eso le di la libertad de poder hablarme de lo que sea.
Me acarició una mejilla con dulzura.
-Lali amo tu inocencia, tanto...-rozó su nariz con la mía y contuvo la respiración-ojalá nunca la pierdas
Él dijo esas palabras y me sentí un poco mejor, todo lo que me dijo Miguel me tocó, yo.. ¿realmente le gustaba a Peter? O me acepta por ser la primer mujer que se le presentó en la vida después de todo lo que le pasó.
Peter buscó su boca con la mía y me dejé besar, quise borrar mis pensamientos, mis dudas, pero la ansiedad de que mañana sea EL día de la gala, de la verdad me ponía mal, me hacía sentir que estaba en un constante jaque.
Peter me besó la frente y me permití sentir, a lo mejor ésta iba a ser la última vez, o una de tantas que podían venir.

A primera vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora