Capitulo III: La melancolía regresa

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Cuando llegue al apartamento los niños tenían literalmente una fiesta montada, Cat estaba amarada a una silla. 

¡MUY BIEN TODOS ALTO¡ - grite 

Es Sam – grito uno de los niños 

Todos se quedaron inmóviles 

Muy bien pequeños demonios quiero ver esto en orden en cinco minutos, o todos ustedes formaran parte de la reinauguración de mi fabrica de estampado de franelas, entendido. 

Si señora – gritaron todos a la vez 

Y que alguno desamarre a Cat quieren. 

Desamarraron a Cat y empezaron a limpiar a gran velocidad. 

Hola Sam, es un gusto que regreses – dijo abrazándome y con un cierto brillo de alegría en sus ojos. 

Es un placer Cat, estar de vuelta – dije mientras la despegaba mío 

¿Qué tal tu asunto? – pregunto algo curiosa 

Bien – decía mientras me dirigía al sillón- como esperaba que resultara 

¿y que era Sam? 

Nada en especial, asuntos pendientes, legados de icarly – dije mientras me quitaba las botas y me acostaba en el sillón 

Ah ok Sam – después de decir eso se fue a su cuatro 

Jamás le diré lo de Carly y yo, seria mucho para su cerebro – susurre- 

¿Por qué señora? – dijo uno de los niños que apareció a lado mío 

¡TU QUE HACES AQUÍ VE A LIMPIAR – le grite a verlo 

Si señora – salió corriendo 

Amo este trabajo – dije con gran satisfacción 

Dos semanas después: 

Han pasado dos semanas desde que regrese, he empezado a entrenar a Cat para que mejore su carácter, y así domine a esos niños cuando yo no este, pero bueno, no hemos avanzando mucho que se diga, a veces pienso que Cat y Gibby harían una linda pareja los dos son igual de lentos, no me he comunicado con Carly desde ese día ni ella conmigo, me encontraba en pijama comiendo frituras y bebiendo cerveza, tenía tiempo que no bebía, pero esta vez era para matar el tiempo, veía un hermoso programa de cocina con un especial de recetas de carne, en el canal de cocina Tv, en eso, algo raro me pasa, al principio no le doy mucha importancia, creí que era efecto del alcohol, pero no, me deprimí de repente, me senté y me di unas bofetadas intentando entrar en sí, pero nada, el sentimiento más bien se hizo más fuerte, ay no, la melancolía volvió, me tome la cerveza a pecho sin parar, me quede asimilando ambos efectos, uno orgánico y otro por la bebida, imágenes de Carly pasaron por mi mente, definitivo la empiezo a extrañar nuevamente, me intente parar pero me caí, tenía las botellas y las bolsas de frituras a mi aldredor, la habitación me daba vuelta, miraba el techo, el piso, las bolsas de frituras, las botellas, mire mis manos, intente levántame pero parecía que tuviera bloques en mi espalda, saque fuerza y me levante, tome mi chaqueta y decidí dar una caminata, llegue nuevamente al puesto portátil de licuados, el que sirve me vio despeinada, ebria y deprimida y me pregunta: 

¿al parecer este es tu bar, no niña? 

Si tú los dices – alcance a decir 

Sabes – dijo- sea lo que sea que estés pasando debes seguir lo que dictan tus corazonadas 

¿perdón? –respondí algo distraída 

Sigue a tu corazón, muchacha 

Guau, al parecer este tío es un consejero frustrado, me termine el licuado y me dirigí nuevamente al apartamento de Spencer, abrí la puerta sin hacer ruido como siempre lo hacía cuando escapaba de mi casa y aparecía durmiendo en el sillón en la mañana, y me dirigí al estudio donde hacíamos icarly, me pare en el centro de este, y a modo de proyecciones o algo así, empecé a ver el primer beso que tuve con Carly, el beso de la lastima y la amistad, varias veces que nos dirigimos aquí para estar solas, sobre todo cuando Freddy insistió en que debíamos separarnos ya que estábamos abandonando icarly y a él, el día que se iba con su papá, y nuestro hasta ese momento último beso, nuestro programas, que recuerdos, que tristeza, no pude evitar llorar, a causa de tanto recuerdo. 

La melancolía de Sam PuckettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora