♤Un relato para Halloween IV♤

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        El lunes temprano en el colegio el aire se sentía diferente, nadie estaba seguro pero tal vez estaba gris, era algo extraño para ellos, tal vez no era nada, pensaron. Las primeras horas fueran tranquilas para todos y no hubo nada fuera de lo común hasta la hora del almuerzo.

    Cloe se dirigía a la cafetería con tranquilidad, pero un rostro conocido se apareció en su camino y le impidió en paso, un poco fastidiada fingió una sonrisa y la saludo.

    -Hola, Carol.

    -Hola, Cloe- dijo la chica sosteniendo unos carteles hechos pergaminos entre sus brazos -. ¿Oye, haz visto a Rose?- le preguntó amablemente.

    -No, debe estar en la cafetería como todos- respondió para tratar de irse.

    Mira, son los Posters para la campaña- le enseño uno de ellos, Cloe miró el nombre de su amiga en ellos y sintió un "no sé qué" -, ¿crees que a Rose le gusten?- preguntó con ilusión.

    -¡Rose, Rose, no sé lo que le guste a ella, por qué no le preguntas directamente!- rodó los ojos y se fue dejando a Carol hablando sola.

    -Uf, que fría, pensé que lo que más te gustaba era hablar sobre Rose- dijo una irónica voz a su costado. Natasha, con una burlona sonrisa en los labios tratando de molestarla.

    Cloe rodó los ojos, gruñó y la ignoró. Natasha rio sabiendo que la había fastidiado y chupó la paleta de cereza que tenía en mano.

    Y hablando del rey de Roma y el diablo que se asoma; Rose estaba sacando y metiendo libros de su casillero antes de tomar el almuerzo, ya lista caminó hacia la cafetería por el pasillo.

    -Rose, la nombró una voz que ella conocía a la perfección, la voz que le regaló tanto.

    Dylan se puso frente a ella, su rostro no estaba como lo había visto hace dos días, estaba triste y arrepentido.

    -¿Podemos hablar?- le preguntó dudoso.

    -No- dijo ella tratando de no entrar en pánico y caminando para irse.

    -Espera Rose- dijo deteniéndola -. Por favor escúchame.

    -No quiero escuchar nada más de ti, nunca más- dio media vuelta.

    Pero con desesperación Dylan la tomo del hombro, había tantas cosas que quería decirle, tantas formas en que quería disculparse.

    -¡No!- gritó Rose al darse la vuelta. Y con toda su fuerza y el enojo que había acumulado esos dos días le arrojó una bofetada en la mejilla, dejándolo totalmente atónito.

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