CAPÍTULO 💋 CINCO

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Ahí radica el problema.

—¿Hola? ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

Me levanté inmediatamente de la cama al escuchar aquella voz, proveniente de quién sabe dónde, que había sonado en mis oídos para despertarme.

Miré a mi alrededor notando que, en efecto, la enorme —e innecesaria— habitación estaba vacía.

«No, no es posible», pensé, contrariada.

Definitivamente había escuchado una voz.

No estoy loca.

—¿H-Hola? —murmuré—. ¿Hay al...?

—¿Maze? ¿Linda?

Fui interrumpida por la misma voz, que era de mujer y parecía ser mayor, que me confirmaba que no me había vuelto loca.

Miré hacia la puerta, percibiendo que todo parecía indicar a que alguien me hablaba a través de ella.

Me acerqué hacia ella y pegué mi oreja a ella.

—¿Quién es? —susurré.

—¿Hola? ¿Maze, estás ahí?

Me alejé de la puerta cuando me di cuenta que la voz no venía de ahí y que, en cambio, parecía salir de ese extraño intercomunicador a un lado. Observé como en una esquina había un pequeño foco de luz blanca que estaba encendido.

—¿Hay alguien ahí?

Miré el aparato sin saber que hacer.

Había una pantalla en el centro que decía: cocina.

Obviamente tenía que responder, pero... ¿Cómo?

Observé los botones con números, los cuáles iban del -3 al 6 ascendentemente, y tres botones extras: rojo, verde y blanco.

Presioné el blanco primero y hablé:

—¿Hola?

Del otro lado, se escuchó un suspiro de alivio.

—¡Maze! —me respondió y al instante suspiré aliviada al notar que le había dado al correcto—. Gracias a Dios, creí que te habías escapado.

«¿Eh?».

Me mantuve un momento en silencio, extrañada.

—¿Quién es usted? —inquirí, acercando mi boca a lo aparato.

—Hola, cariño, soy Anoushka, la cocinera —se presentó—. ¿Puedes bajar a la cocina? Es hora de tu cena y pronto llegará el señor Dimitryev.

—Él me dijo que iba a volver hasta mañana.

—No hablo del señor Sergei. —Fue en ese momento que noté su agresivo acento extranjero—. Hablo del señor Romanov.

—¿Romanov? —repetí, frunciendo el entrecejo.

«¿Qué clase de nombre es ese?», pensé, «¿Qué clase de nombre es Romanov, Sergei y Anoska?».

—Es el hijo del señor Sergei. —Hizo una pausa—. Creí haber entendido que ya se habían presentado.

Recordé al hombre joven que acompañaba al señor Dimitryev aquel día en específico.

Supuse que él sería de quién hablaba.

—Ah... Ya —murmuré, no muy convencida.

«Bueno, no sé si el ofrecerme como catálogo fuera una presentación...», cavilé, sin saber que decir.

Vendida💋 +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora