IV

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-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó ella.

-Eso te pregunto yo a ti y suelta ese bisturí, no dejaré que te mates- lo único que logré con ésto fue que llorara más.

Entré a su cubículo montándome al borde, bajé y abrí la puerta.

-¿Qué haces?- me preguntó.

-Sacarte de aquí- no alegó ni se movió.

-Levántate, debes ir al médico -seguí diciendo.

-¡No! ¡Ni loca!

-Entonces a tu casa

-¡Menos! -dijo mientras se limpiaba las lágrimas

-¿Entonces?

-No lo sé, vete a clase, te regañaran y perderás la explicación del tema -dijo mientras se limpiaba las lágrimas y la sangre de sus brazos.

-No me importa la explicación, dime a donde irás, no puedes ir sola -le dije.

No me respondió, se limitó a caminar a la salida del instituto.

-¿Como planeas salir?- pregunté

-A escondidas- y sin más preámbulos se metió a un cuarto que yo no sabía que existía.

-¿Vienes o te quedas? -me preguntó desde el umbral de la puerta.

-Ya te dije que no te dejaré sola- brotó de mi boca sin pensarlo.

Fue un camino de túneles y saltar cercas. Pasamos por lugares que yo ni sabía que existían.

Cuando estábamos a punto de escapar un vigilante nos vio y Sarah se echó a correr, no pude hacer más que seguirla con el corazón acelerado.

Todo lo siguiente no tuvo sentido, solo me vi al final con la respiración cortada y con las manos en las rodillas tratando de respirar, ella estaba a mi lado acomodándose el cabello.

Luego fuimos a una droguería cercana y compramos bendas para sus heridas.

-Gracias- dijo cuando salimos de la droguería.

-De nada, no podía dejar a la chica más...- no terminé de hablar, no podía arruinarlo, ya estaba perdido.

Ella no dijo nada más, simplemente bajó el rostro y se fue. Quería acompañarla a donde fuera pero ya era suficiente, no quería que malinterpretara lo que estaba haciendo.

Chica de lágrimas {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora