IX

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El día de los parciales me concentré muy bien en las primeras tres evaluaciones y en el receso traté de relajar mi mente para las tres que me esperaban, por lo menos traté hasta que pude. Pero en un momento en que comía ella entró a mis pensamientos como una pesadilla, como una hermosa pesadilla. Recordé el día de la lluvia bajo el árbol, recordé su aroma. Recordé el día del escape, por último y tan rápido como un relámpago, la imagen de ella llorando, en un lugar oscuro y pequeño, con sus manos en la cara y su cabello cubriéndolas como una persiana. En las siguientes evaluaciones no logré concentrarme y cuando lo lograba, un segundo después estaba pensando en ella de nuevo, esa imagen que quedó grabada en mi mente, se veía tan real. Luego del mismo modo en que se da una idea, recordé cuál era ese lugar donde se encontraba ella en la imagen.

Sentí un impulso de ir, pero no podía dejar los parciales a la mitad. Cuando las terminé pensé ir a buscarla pero tampoco podía llegar tarde a mi casa, así que fui a casa, me bañé y cambié de ropa, a continuación fui a buscarla en el lugar que pensaba que era el de la imagen, pero no me podía ilusionar con que estuviera ahí, quizás estaba comenzando a enloquecer y había alucinado esos pensamientos, salté las cercas, entré al cuarto pero no veía nada, busqué un interruptor y vaya suerte que lo encontré luego de un momento de tantear la pared con la mano derecha. Las luces tardaron un momento en encender completamente, dejando ver el cuarto en una tenue iluminación. Pero era suficiente para saber que alguien había estado antes ahí, habían gotas de sangre en el suelo y manchas de agua, eran lágrimas de la chica más linda del instituto o del mundo. Traté de seguir el camino marcado por la sangre pero solo llegué a la puerta trasera del cuarto, ahí las huellas se perdían en el césped, entré al instituto y fui al baño, quizás estuviese allí como aquel día de el escape. Pero no estaba, había una llave del lavabo abierta y el agua encharcada y regandose al suelo como una cascada, era un desastre, pero lo que importaban es que no estaba allí, debía buscarla en otro lugar, cerré el lavabo y salí de ahí. No se me ocurría otro lugar donde buscarla y decidí ir a su casa. Llegué por la puerta trasera y subí por el tejado hasta la ventana de su habitación.

No había nadie, todo estaba organizado excepto las sábanas, las cuales estaban tiradas al pie de la cama. Cuando estaba bajando del tejado resbalé y me caí estrepitosamente, sentí que me había partido el tobillo, tuve que irme caminando en un pie a mi casa, no podía seguir buscándola por más que quisiera. Me sentía mal por eso, no quería que se hiciera daño y mucho menos que se suicidara. Pero no podía hacer nada más.

Chica de lágrimas {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora