Dejé a Allysa en la parada del autobús pero aún así seguía pensado en la noticia que tenía que ver sobre Fred, era una especie de orgullo que nunca antes había experimentado, Frederic Towers volverá a jugar al equipo del que soy, a ese equipo que apoyo en las buenas y en las malas rachas, ese equipo que significa mucho para mi y en un tiempo significó mucho para el. Fue el primer equipo que sin verle jugar en el campo apostó por el. Fue su primer debut. Y todos sabemos que las primeras veces no se olvidan. A demás eran tantísimas las veces que el mismo había afirmado que aunque jugaba en otros equipos su equipo siempre fue con el que debut. En las celebraciones de la selección nunca ha dudado en sacar la bandera del equipo. El estaba de vuelta a casa, a su hogar, una casa que nunca se cerró y que esperaba siempre con las puertas abiertas a su regreso. Sentí como las comisuras de mis labios tiraban para cada externo como mis mejillas se tornaban a un coló rojizo o rosado. Quizás no estaba preparada para ver los titulares de los periódicos con esas frases tan simples tan directas, tan emotivas. Y mucho menos estaba preparada para volverle a ver siendo primera página en todos los periódicos de su país. Pero entre todos mis pensamientos el más importante era la curiosidad de saber como estará, como se sentirá él. Crucé el pequeño jardín delantero de mi casa y al intentar girar la llave de la puerta no pude girar del todo. Así que llamé al timbre varias veces. La primera que contestó fue Tara seguro que antes se había pegado una carrera para poder sentarse delante de la puerta a ladrar. Mamá fue quien abrió la puerta.
- ¿Qué tal?
- Muy bien.
- ¿Me dejas?. -Señaló a la bolsa.
Dejé la bolsa sobre sus manos. Después acaricie a Tara que estaba ansiosa por sentir mi mano sobre su pelaje.
- ¿Y papá?
- En el salón.
Crucé el pequeño pasillo. Pase por delante de las escaleras. Y por último recorrí las puertas del salón. Papá estaba sentado sobre la mesa del salón que en pocas ocasiones usamos. En el centro de la mesa teníamos una pequeña decoración navideña y en el centro una bandeja de polvorones turrones y todos esos dulces tan típicos de esta época. Papá estaba concentrado en la pantalla de su ordenador.
- Hola cielo.- pronunció sin levantar la mirada de la pantalla.
-Hola papá. -Le bese en la frente.
Retire la silla que estaba en frente de él.
-Papá.
-Ajam.- Musito ese sonido tan típico de el que quería decir que te daba paso a seguir hablando.
- ¿Sabes quien vuelve a jugar al equipo?
- No
- Federic Towers, el corre-caminos.
- Bueno. - Entonces levantó la mirada de la pantalla y me miro.- Se vendrá a retirar.
- No, no es esa la noticia. Viene a jugar una temporada entera y mitad de otra. Papá vuelve a jugar a nuestro equipo.
- Creo que ya me he enterado.
- Quiero ir a la presentación.
- No.- Y volvió a mirar la pantalla de su ordenador.
- Papá. Es que quizás no es capricho sino necesidad.
- Necesidad es comer y ese no te va a dar de comer. Saca a Tara y olvídate de esas ideas tuyas tan alocadas.
- Papá..
- Triz.- Su mano derecha se separó del ratón y la otra dejo de escribir. Amabas se juntaron bajo su barbilla y su tono de voz era ahora mucho más sereno y serio- He dicho no y es no. No hay más vueltas. Vete a sacar a Tara y vuelve antes de que tu madre tenga la cena servida.
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Siete años.
Romance¿Caprichos del destino? Si. A veces nos olvidamos que somos solo personas que giran al son de la Tierra. Que a veces tenemos demasiadas cosas en nuestra mente que se nos olvida que tenemos un destino y hasta que llegamos a el pasamos un periodo llam...