|Cap ₃|Amores pasados.

14.9K 861 274
                                    

—Mierda. Namjoon está aquí —dijo Jungkook, mordiendo su labio menor con inquietud.

—¡¿Qué hacemos?! —susurré.

—Tú ve a tu habitación.

Me levanté del sofá, quise dar un paso, pero él me agarró de mi antebrazo. Volteé a mirarlo a los ojos.

—Y, ___ —tragó saliva—. No te muevas de ahí. Pase lo que pase, no salgas de ese cuarto. ¿Entendido?

—Entendido —asentí con la cabeza y fui corriendo por las escaleras.

Pov Jungkook.

Acomodé un poco mi ropa, suspiré y caminé hacia la entrada. Abrí la puerta, encontrándome con él, justo bajo la puerta de mi casa. Namjoon no me aterraba, pero sabía que él siempre ha estado dispuesto para todo.

Fabriqué mi mejor sonrisa y abrí mis brazos.

—¡Namjoon! Querido amigo —quise darle un abrazo, pero éste dejó una mano entre los dos—. Qué alegre visita —mascullé al separarme lentamente.

—¿No me harás pasar, amigo mío? —inclinó su cabeza hacia un lado.

—¡Claro! Pasa, pasa —me hice a un lado de la puerta—. No te quedes ahí. Sabes bien que eres bienvenido en mi dulce hogar —aclaré la voz.

En realidad, hacerlo pasar no se trataba de la mejor opción. Aquel punto estaba más que claro.

Él entró, observó la extensión de la sala y procedió a sentarse en un sofá. El sofá en que su esposa y yo casi follamos hace casi cinco minutos. Me senté en otro sofá, frente a él. Entrelacé mis manos encima de mis muslos y torcí una sonrisa.

—Lo siento por interrumpirte en medio de... —echó su vista a un lado del sofá.

¿Olía a sexo?

—¿Interrumpirme? —pestañeé varias veces.

—Sí, interrumpirte.

Pronto, fijé mi vista en la camiseta de ___, la cual estaba encima del brazo derecho del sofá. Quise no parecer impresionado al respecto, así que sólo seguí sonriendo y ladeé mi cabeza.

—Cosas que pasan, ¿no? —comenté—. De todas formas, ella ya se fue —me acerqué al sofá y saqué la prenda de ahí.

—¿Se fue? —enarcó una ceja—. ¿Sin su camiseta, Jungkook?

—Pues —reí un poco—. Ya sabes cómo son.

—Sí, lo sé. Son tan perras que pueden llegar a olvidar su propia ropa —suspiró y sonrió un poco, siendo algo sádico—. Pero, ¿sabes?

—Qué.

—Que aquella prenda ya la he visto antes. Y, el aroma en el ambiente se me hace peculiarmente familiar.

—Ah, ¿sí? Coincidencias.

—Demasiada coincidencia.

—Bueno, ve al punto —me reincorporé en el asiento—. ¿Por qué viniste hasta aquí?

—Bueno, está bien —se reincorporó al igual que yo—. Hace unos días, ___ se fue de casa. No sé adónde pudo haber ido. No tiene nada, ni a nadie. Sólo vine a preguntarte si has sabido algo de ella.

—¿De ___? —me hice el desentendido—. No, Nam. No tengo idea de ___.

—Bueno, lo que sea —se levantó del sofá—. Avísame si sabes algo.

Él caminó a la salida, abrió la puerta, pero antes de pasar por ella, volteó a verme y dijo:

—Al desgraciado que esté ayudando a ___ a esconderse... lo mataré con mis propias manos —dice aquello y sale por la puerta.

Amigos Con Derechos | JJK [+18] © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora