Los días siguientes Draco se propuso encontrar un empleo, recorrió Hogsmeade de arriba a abajo, pero ninguna tienda requería un ayudante, sí, como lo ven, Draco Malfoy estaba buscando empleo de dependiente de tienda. Estaba consciente que únicamente contaba con la educación básica que tuvo en el colegio más una infinidad de clases particulares de francés, etiqueta y protocolo, danza y arte que no servía para nada en la vida real de la clase baja; por lo tanto, su aspiración de empleo era dependiente o ayudante de tienda, mesero o conserje. Y extrañamente no le importaba que fueran ese tipo de trabajo, necesitaba el dinero para poder ayudarle a Granger con la cuenta del hospital de Helena, y no le importaba trapear el piso con su lengua si así conseguía unos cuantos galeones a la semana.
Pero no encontró nada, por lo menos en Hogsmeade. Derrotado, se sentó en el borde su cama y fue entonces que se acordó donde había visto un cartel de que se necesitaba un mesero. Se desapareció de pronto para verse enfrente del pequeño restaurante de Hannah Abbott en el Valle de Godric. Aquello no le gustaba mucho, pero valía la pena intentarlo, tomando aire entro al restaurante para encontrarse con el cartel de "Se necesita mesero" sin haberse movido de su lugar, al lado de la caja registradora. Abbott apareció poco después con una bandeja de bebidas, al verlo de pie enfrente de la caja registradora arrugó la nariz y lo ignoró por completo mientras se dirigía donde un grupo de amigos parecía celebrar un cumpleaños. Sirvió las bebidas y anotó nuevos pedidos de los jóvenes antes de dirigirse donde él estaba.
- ¿Qué quieres, Malfoy?
- Esto. – dijo él señalando el cartel.
- Oh no, ni lo pienses. – Abbott puso un apetitoso pastel de zanahoria en la bandeja y no se dignó a verlo.
- Necesito el empleo.
- No es mi problema. – dijo ella saliendo con la bandeja y dirigiéndose hacia donde estaba el grupo de amigos.
Draco miro al otro lado de la cafetería para ver un grupo de señoras que tenían sus tazas de café vacías y que jugaban cartas, sin pensarlo mucho abrió la puertilla que había en el mostrador y agarro en la cafetera que estaba llena, se dirigió a las mujeres y haciendo una leve inclinación les hablo.
- Estimadas damas, ¿Alguna desea un poco más de café?
- Claro joven. – contestó una de ella mirándolo embobada mientras él rellenaba su taza.
- ¿Té, estimada?
- Sí por favor.
- Volveré en un momento. – dijo él agarrando la taza vacía y lanzando al grupo de señoras una de sus mundialmente conocidas sonrisas marca Malfoy, cuando se volteo pudo escuchar un suspiro coordinado en la mesa. Misión completa.
Nuevamente él se adentró detrás del mostrador y dejando la cafetera buscó la tetera, que estaba fría, pero con un golpe de varita logro que hirviera de inmediato y vertió el líquido en una taza limpia, agarro el frasco de té de una encimera y tomo un infusionador para dejarlo dentro de la taza limpia. Hannah lo observaba seria desde la cocina, pero mientras removía el té, ella le dejo a su lado un plato con un sándwich de carne.
- Para la de camisa de rayas, de tu club de fans.
Draco le sonrió antes de ir de nuevo hacia la mesa de las mujeres. Toda la tarde paso en un abrir de ojos, y él no se dio cuenta de cuantas personas atendió, pero hubo incluso personas que bromearon con él acerca de duendes y como toda respuesta él solamente decía que a la próxima tendría que intentar el método Potter, encima de un dragón. Cuando había acabado la noche y Hannah volteó el cartel de abierto a cerrado, él se apoyó contra el mostrador y señalaba el letrero del empleo con sus dedos. La rubia Hufflepuff no sonrió antes de sacar su varita y hacer desaparecer el cartel y mantuvo su semblante serio.
ESTÁS LEYENDO
The last gift (DRAMIONE)
RomanceDraco Malfoy vivía cada día como si fuera el último, las fiestas con sus amigos incluían litros y litros de whisky de fuego, sexo y locuras. Su vida era perfecta, no tenía preocupaciones debido a que la mayoría del tiempo hacía lo que quisiera con q...