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Siento las burbujas salir de mi boca

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Siento las burbujas salir de mi boca

La noticia se había esparcido por toda la preparatoria, las noticias mostraban lo ocurrido, Willy había sido una víctima en el juego, supuestamente.

Akira se había suicidado en el acto, se había clavado la tijera en el cuello...

El escenario no se borraría tan fácilmente de la mente de Luzu, ni de Vegetta... Por eso, tenían que apoyarse ambos mutuamente, como si fueran una pareja...

Habían encontrado el cuerpo de Rubén en los baños, lo único que supieron fue que murió envenenado y nadie se había dado cuenta...

— Esta es nuestra culpa... — Habló el castaño, ocultando su rostro entre sus manos con tanta incomodidad... Su cuerpo estaba aún débil a pesar de que ya había pasado dos semanas — ¡En especial la tuya por empezar todo esto!

— ¿Mi culpa? ¡¿Mi culpa?! ¡Ustedes aceptaron estas salidas! — Luzu quitó sus manos de su rostro, mirando ofendido al azabeche, ¿Era su culpa por amarlo? ¿Sólo por recibir de su atención? — ¡Además de que Akira es la única culpable! ¡¿Acaso le dijimos que hiciera eso?!

— ¡No, pero....!

— ¡¿Pero qué Luzu?! ¡No es nuestra culpa! — El menor negó con brusquedad, abrazando su cuerpo con fuerza para empezar a arañar sus brazos — Luzu, detente... — No lo hizo — Luzu... ¡Luzu, para!

El azabeche agarró las manos del menor, deteniendo sus actos, eso solo provocó que Luzu mirara con molestia al contrario.

— ¡¿Qué?! — Samuel soltó un suspiro pesado, acariciando las manos del contrario con delicadeza, el tacto de ambas pieles era tan mágico, un sentimiento con muchos miedos...

Desvío unos momentos su vista, nervioso, ¿Qué hacer? Tenía la imagen en sus pies...

Pasó saliva, devolviendo su vista al mayor, observando los hermoso ojos violeta de aquel bello chico, la luna brillaba con intensidad y dejaba a la vista sus cuerpos desnudos entre las sábanas.

Había culpa, sin duda, pero, ¿Qué podían hacer? Sólo sabían una cosa...

El juego había iniciado, ¿Quién ama?

— Hey, Luzu... — El mencionado separó sus manos, colocando aquellas en los hombros del azabeche para levantarse — ¿Qué haces?

No respondió, simplemente se abalanzó al cuerpo contrario para soltar un jadeo, acercando cada vez más su rostro a la del contrario.

No había nadie

Eran ellos dos

Costaba respirar bajo las sábanas

Quería hablar

Quería decirle todo

Quería hablar de amor

Delineó cuidadosamente los labios de Samuel, sonriendo en el acto mientras movía su cadera sobre la entrepierna contraria.

Suspiros se escucharon, y lo que antes era un simple juego de toqueteos, se volvió un vaivén lento de gemidos y jadeos, uniendo sus cuerpos en uno solo.

Ambos se admiraban, se apreciaban, adoraban cada movimiento y sin duda alguna, caían ante sus encantos.

No aguanto, debo hablar

— Samuel~... — Enrieda con frustración sus dedos entre los cabellos azabeches del chico que tanto amaba, jalando de ellos con poco cuidado a la par que sus ojos se cristalizaban por el dolor en su pecho y el placer que recibía por parte del mayor — ... Te amo...

...

Creo que cometí otro error...

Ahora debo llenar la bañera y hundir mis palabras

Eso deseaba, se había dejado llevar... Se habían dejado llevar ante los sentimientos, y lo que parecía ser el fin de su amorío, se convirtió en un nuevo.

Samuel sonrió, levantando su cabeza unos momentos para poder verlo fijamente a los ojos, ambos se miraban en un plan que sólo ellos conocían y sabrían.

— También te amo Luzu... — El corazón de aquel castaño latió con fuerza ante aquellas palabras, entonces, pudo decir con claridad, que fue la primera vez después de años que lloró.

Lloró de felicidad...

Su amor fue correspondido.

Pero el juego recién empezó


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𝐏𝐥𝐚𝐲 𝐃𝐚𝐭𝐞 - 𝘓𝘶𝘻𝘶𝘨𝘦𝘵𝘵𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora