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Me buscas, pero nunca me hallas

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Me buscas, pero nunca me hallas

Agarró el celular que posaba sobre su mochila, manchando un poco su pantalla con el agua de la tina, el jodido apodo que le puso a Samuel estaba pintado en la pantalla de su celular, no entendía porque seguía insistiendo en verse, si había dicho todo en la preparatoria, ¿De qué más hablar? ¿De qué bonito fue el día para Samuel pero para Borja una puta desgracia? Sí, como no...

“Por favor Luzu, atiende a mis llamadas...”

Al leer el mensaje su corazón se estrujó sin piedad en su pecho, provocando que sus labios temblaran junto a su cuerpo... No... No debía caer...

¿Por qué caer ante Samuel? ¿Por ser el chico más lindo que conoció? ¿Por ser el primero en robarle sus suspiros? ¿Por ser el primero en robarle un beso?

... ¿Por ser Samuel...?

“Chiqui... Por favor...”

Mierda...

Un silencio inundó el lugar al momento de aceptar la llamada, Luzu retenía las lágrimas, queriendo que no se escuche sus sollozos y por la otra línea lo único que se escuchaba era el silencio mismo, matando poco a poco la fortaleza que estaba construyendo el castaño para poder esconderse de sus sentimientos y de Samuel...

La base resultó ser débil...

— Luzu... — “Por favor, cállate” suplicó internamente el menor, abrazando con más fuerzas sus piernas, reteniendo sus lágrimas con poco éxito al sentir como estas se resbalaban vacilantes por sus cachetes — Ábreme la puerta, por favor...

— Vete... — El timbre de la casa retumbó sin miedo de ser escuchado, dando indicaciones de que sí, De Luque se encontraba abajo.

El castaño se quedó estático, apretando el celular con fuerza mientras sentía de mala manera como sus nervios y dolor en el pecho aumentaban con el pasar de los minutos.

— Déjame verte por favor...

La llamada de cortó y él se levantó de la bañera, saliendo de esta y del baño, sin ánimos de nada... Simplemente deseando ser tragado por la tierra y ser escupido hasta el infinito y más allá...

Bajó las escaleras, sin importarle un poco de que el piso se estuviera mojando por culpa de su ropa con agua, solamente quería abrir la puerta y gritarle a Samuel que se largase y lo dejara en paz... Que lo dejara de ilusionar y a la mierda todo una vez más.

Lanzó su celular a uno de los sofás, abriendo la puerta de la casa que habitaba con sus padres para encontrarse al azabeche que tanto dolor y pasión le daba... Con una mirada preocupada y culposa...

Vaya, si tenía sentimientos después de todo...

— ¿Qué deseas Samuel? — Murmuró de mala manera el menor, mirando con neutralidad al muchacho delante suya, quien rápidamente se adentró a la casa para dejar caer su mochila y abrazar el cuerpo frío de su acompañante...

Empuja y grita, Luzu, dile todo...

— Luzu, discúlpame, de verdad, perdón, perdón... — ¿Cómo decirle todo? No se puede... Es un cobarde y no quiere que Samuel lo deje... — Discúlpame por favor...

Me besas pero no me amas

Negó con fuerza, aferrándose a los brazos del azabeche, quería sentirse protegido en el fornido cuerpo de Vegetta, sentirse amado... Quería sentirse especial... Él debía de ser especial... ¿No?

Vegetta posó su mano en la espalda del castaño, acariciando esta con sumo cuidado, no le importaba mojar su ropa con tal de consolar a su... ¿A su qué? ¿Qué eran? ¿Amigos con derecho? ¿Amantes? ¿Pareja?... No, lo último no debía de ser... Y más por todo el asco que los de su salón le tenían a los homosexuales, honestamente el también les tenía asco, pero, después de conocer a Luzu y Rubius, aquel asco se convirtió en vergüenza...

Era bisexual... No había nada de malo, pero la vida no lo veía de esa forma, y lo que más coraje le daba... Ser él quien dañara siempre a Borja y a Rubén...

Jugaba con tres corazones...

Akira, su actual novia, una dulce chica rubia de bellos orbes violetas, perfecta para la vista de varios, era linda...

Rubén, un chico del club de deporte, era a veces muy infantil pero con un buen carácter, cabello teñido de un rubio platinado y lindos orbes pardo.

Borja... El chico que tanto afecto le tenía, de tierno carácter e inteligencia estupenda, cabellos castaños y ojos heterecromaticos... Eran ambos hermosos, marrón y rojo combinaban a la perfección...

— Me gustas... Te amo — Las palabras eran cautelosas, dichas suavemente por Borja y recibidas como balde de agua fría para Samuel, quien empezaba a temblar de los nervios.

Mierda, entre ellos no existía más que una puta locura, Samuel estaba desesperado sin entender que hacer... ¿Terminar con Akira? ¿Para qué? ¿Acabar con los encuentros con Rubén? ¿Y ahora como se sentiría bien? ¿Acabar con Borja? ¿Cómo se sentiría en esa soledad si él se va?

— Luzu, no... — Quiso intentar cambiar de tema, quiso tal vez decirle que no lograrían nada declarando un amor... Pero...

— Entonces, por favor... Déjame en paz... — Las simples palabras que tal vez antes no le hubieran hecho tanto daño como ahora, simplemente el escucharlo provocaba que sus piernas se debilitaran, su garganta se secara y su corazón sea estrujara — Estoy harto de esto...

Una decisión que tomar... Tres chicos los cuales amar...

¿Puedo dejar de ser un juguete para ti?

El azabeche se aferró con más fuerza al cuerpo del menor... Negó...

No, ya no.

Dejó un beso en su cabeza, entendía que tal vez no sería una buena decisión, pero tenía que arriesgarse, y si no lo hacía, perdería por completo a Luzu...

Me arriesgo

— Luzu... Si dejo de esconderte... Y proclamó mi amor por ti... ¿Te quedarías a mi lado?

Quiero dejar de ser un simple juego de citas

Quiero dejar de ser un simple juego de citas

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𝐏𝐥𝐚𝐲 𝐃𝐚𝐭𝐞 - 𝘓𝘶𝘻𝘶𝘨𝘦𝘵𝘵𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora