Comienza el entrenamiento ( 6 )

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Reiko dormía tranquilamente en su futón cuando la puerta corrediza de su habitación fue abierta de repente, provocando un fuerte sonido que terminó forzándola a abrir los ojos.

—¡Reiko! Escuché que le dijiste a Atomic Samurai que querías aprender el arte de la espada —dijo el entusiasmado y extrovertido pelinegro que Reiko conocía bastante bien.

—Sí —murmuró con un hilo de voz la interrogada, buscando la comodidad entre las sábanas para seguir durmiendo. La noche anterior se había acostado tarde— .Por favor Kama, déjame dormir un poco más.

—Lo siento Reiko pero ya todos están activos en el dojo y el resto de los discípulos están por llegar para comenzar a entrenar —explica el chico sin perder sus buenos ánimos— .Debes estar listo en una hora si quieres desayunar, que por cierto soy el encargado de prepararlo, así que me tengo que ir.

—De acuerdo —logró articular de forma audible, mentalizándose para abandonar aquel cálido futón— .Nos vemos en un rato.

—Sí —fue la respuesta del azabache antes de marcharse a toda prisa y cerrar la puerta tras sí.

«Que pereza.»

Pensó la de orbes avellanas levántandose como pudo, agradeciendo el hecho de haber desarrollado la costumbre de dormir boca abajo, pues ella por las noches siempre se quitaba aquellas incómodas vendas que apretaban su pecho.

«Casi soy descubierta por Kama, aquí parece que no se respeta mucho la privacidad, bueno así son los hombres, por eso Garou nunca dejaba que nadie entrara a nuestra habitación.»

Una sonrisa melancólica se formó en sus labios al recordar a aquel chico de cabellos blancos y mirada ámbar afilada.

«¿Qué estarás haciendo ahora mismo?»

Se preguntó a sí misma antes de posar la vista en el pequeño reloj que tenía en su escritorio.

«Dormir, después de todo nunca te gustó madrugar.»

Se autocontestó acercándose a su closet, buscando su ropa interior que sí, era de hombre, pero aquello no le afectaba mucho que digamos pues ya se había acostumbrado, tomó nuevas vendas y la ropa de entrenamiento que Atomic Samurai le había dado, la cual consistía en un pantalón ancho y una camisa parecida a la parte de arriba de un kimono, ambas piezas color negro.

«Bueno, ahora a los baños.»

Se dijo a sí misma saliendo de su habitación aún media adormilada en dirección a las duchas, agradeciendo mentalmente el hecho de que todavía recordara dónde estaban.

«Un buen baño de agua fría me despertará al instante.»

Entró a una de las duchas disponibles asegurándose de pasar el cerrojo para luego desvestirse y dejar caer aquellas frías gotas de agua sobre su cuerpo antes de proceder a enjabonarse.

Quince minutos después ya se había puesto el traje de entrenamiento y marchaba de regreso a su habitación, dejando doblada su ropa de dormir encima del futón para minutos después dirigirse al comedor, topándose con sus nuevos compañeros.

—Justo a tiempo para desayunar, Reiko —anuncia Okamaitachi sirviendo arroz blanco y pescado en su respectivo plato para instantes después colocarlo encima de la mesa.

—Gracias, Kama —sonrió tomando asiento frente a su exquisito desayuno. Su estómago ya le estaba exigiendo comida con desesperación.

—Hoy comenzarás tu entrenamiento —habló Atomic Samurai observando a quien sería su nueva discípula por un tiempo indefinido.

—Sí —respondió con emoción casi atragantándose con el arroz, viéndose en la necesidad de beber un poco de agua, que afortunadamente le habían dejado hace unos segundos.

Bajo las flores de cerezo  | Iaian |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora