Por poco...( 9 )

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-¿Se puede saber por qué tardaste tanto, enano?

Aquella voz le hizo rodar los ojos. ¿Qué hacía recostado a la pared de la puerta de la entrada el intento frustrado de caballero?

-¿Tenía que volver rápido? No lo sabía.

Se limitó a responder en busca de algo llamado paciencia. Estaba de muy buen humor por haberse encontrado con su mejor amigo, más que amigo lo consideraba su segundo hermano, aunque nunca olvidaría al primero.

-Pues ya lo sabes.

La castaña llenó sus pulmones de oxígeno, no entendía el por qué de la actitud del rubio pero tampoco le interesaba demasiado, tenía una meta y esa era hacerse una gran heroína. De esta forma evitaría que más hermanos sufrieran lo que ella pasó.

-Aw ¿te preocupaste porque tu rival tardaba mucho? Que considerado de tu parte -dijo burlona, mirando directamente aquellos fríos orbes azules conforme se acercaba divertida, sabía que habría otra razón para que estuviera ahí pero le hacía gracia molestarlo.

Una venita sobresalió de la frente del rubio ¿preocupado por él? Que idiota, ni que fuesen amigos en primer lugar.

-Si estoy aquí ahora es porque Atomic Samurai me lo pidió, no por ti, no me importaría que no regresaras -soltó frío, sin romper el contacto visual con esos ojos avellana, quería irse a dormir y no podía hacerlo hasta que no lo viera entrar al dojo.

-Que cruel -fingió que le había dolido su comentario, llevando una mano a su pecho vendado- . A veces me pregunto ¿qué te he hecho para que me trates así? Ah, cierto, ganarte en cada enfrentamiento. -Se autocontestó divertida, pasando de largo hasta adentrarse al dojo e ir directamente a la cocina.

-Muy gracioso, pero si nos enfrentamos de nuevo, esta vez ganaré -declaró siguiéndolo a paso lento.

-Eso lo dices cada vez que pierdes y el resultado sigue siendo el mismo. -Le recuerdó prendiendo la luz con la intención de comenzar a guardar los ingredientes que había comprado- ¿Sigue pendiente nuestro entrenamiento mañana?

-Sí, a primera hora y no se te ocurra llegar tarde -dijo en tono casi amenazante, pues dentro de las cosas que le molestaban se hallan las impuntualidades.

-Mañana quiero hacer las pruebas para convertirme en héroe -comentó ignorando olímpicamente la supuesta amenaza del intento de caballero.

-¿Héroe? ¿Por qué de repente muestras interés? -Le interroga curioso, nunca lo había visto mostrar interés en esas cosas, ni tan siquiera comentarlo, ¿por qué ahora?

-¿No se supone que estás cansado y quieres dormir? ¿Qué haces aquí todavía? Parece que en realidad te agrado y no lo quieres admitir -bufó un tanto a la defensiva ¿qué le iba a decir? ¿Que cuando su mejor amigo comenzara a cazar héroes ella se convertiría en uno?

-¿Agradarme tú? No seas tan estúpido enano. -Se defendió mirándole por encima del hombro, ni el mismo entendía su forma de actuar con él desde el principio, él no es así, al menos no con los demás, pero ese castaño sacaba a relucir su peor parte.

-Entonces, ¿por qué no te agrado? -ahora la curiosa era ella, él no le agradaba por su forma de despreciar las artes marciales, además del hecho de que la trataba mal sin razón aparente.

El rubio permaneció en silencio sin saber qué responder, no lo tenía del todo claro pero algo en ese castaño no le permitía tratarlo como a sus compañeros y maestro pero ¿qué?

Sus ojos azules se enfocaron Reiko, observándolo atentamente de pies a cabeza. Su forma de vestir era simple, su corto cabello castaño era algo rebelde y sus orbes avellana hacían juego, era un chico lindo de facciones similares a una mujer. De vez en cuando asumía actitudes opuestas a la forma de ser del rubio, tal vez es eso lo que le molestaba, aunque Okamaitachi también solía comportarse así de vez en cuando y no le resultaba tan molesto, era incluso hasta tolerante, pero con Reiko simplemente no era así.

Bajo las flores de cerezo  | Iaian |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora