Capítulo 29. Siempre puedes contar con un aliado

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CAPITULO VEINTINUEVE

—Tiene que ser una jodida broma.

Me volteo al escuchar el quejido de Quentin y no puedo evitar esbozar una sonrisa al verlo junto con Shawn, en el grupo de aspirantes a la universidad de Berkeley. Shawn mencionó la universidad justo antes de que empezáramos las tutorías, pero nunca mencionó a que universidad pensaba aplicar, y aparentemente, él y Quentin podrían ser roomates en un año y medio.

—¿Si quiera sabes como se escribe berkeley?

—Toma nota, la gasolinera de en frente necesita trabajadores.

Si, tregua, como no.

Vuelvo a girarme cuando el grupo de Yale comienza a caminar por el parque donde se realiza la feria universitaria. No muchos chicos de mi clase están aspirando a esta universidad, principalmente porque la exigencia es muy alta. Sin embargo, me es imposible no notar al chico de cabello rubio que ha insistido en pegarse a mi como una lapa.

—Considerando que podríamos ser compañeros en un futuro no muy lejano, ¿podríamos empezar de nuevo? —inquiere Luke, tratando de entablar una conversación por tercera vez desde que comenzó el recorrido. La primera vez fue otro intento de coqueteo y la segunda fueron un montón de bromas (malas, por cierto) en relación a sus intentos de flirteo—. En serio me gustaría conocerte.

Me giro en su dirección, alzando la vista.

—Mi nombre es Dylan, tengo memoria fotográfica, odio las películas y me dan fobia los insectos —resumo—. Ya está, no hay nada más que pueda resultar interesante sobre mi.

Luke, al contrario de sentirse desanimado por mi respuesta, esboza una enorme sonrisa.

—¿Qué hay de tu relación con Shawn Salvatore? —inquiere.

Me encojo de hombros, mientras continuamos caminando junto al grupo. Realmente tengo la intención de prestar atención al recorrido, incluso si ya conozco todos los detalles de la universidad, pero la compañía del odioso chico junto a mi está dificultando esa tarea.

—Lo ayudo con biología y él a mi con deportes, eso es todo.

Omitiendo el hecho de que mi corazón —y mi libido— se acelera a la más mínima sonrisa de su parte.

—Yo también podría ayudarte con deportes —sugiere.

—Gracias, pero no gracias.

—¿Por qué no? —inquiere, haciéndome rodar los ojos. Me impresiona como algunas personas no son capaces de captar una indirecta tan simple como "no me interesa hablar contigo".

—Porque estoy segura de que, sea cual sea el deporte, tu habilidad no puede compararse a la de él —respondo—. Sin ofender.

Tal y como dijo una reina alguna vez, kill 'em with kindness.

Luke sonríe, burlón.

—Para ser solo su tutora, pareces haberle tomado cariño.

Demasiado para mí gusto, pero a estas alturas, ya he aprendido que no tiene ningún sentido seguir negándolo.

—Y a ti no te incumbe —lo corto de inmediato, sin darle la oportunidad de continuar metiendo su nariz en mis asuntos privados.

Para mi suerte, luego de eso, Luke parece rendirse y se mantiene en silencio el resto del recorrido, lo cual es un alivio para mi paciencia. La feria universitaria consiste en distintos puestos, repartidos a lo largo del parque, donde hay diferentes carreras, especialidades, facultades y actividades interactivas. Mi mochila parece a punto de reventar con la gran cantidad de folletos y banderines que nos han regalado.

Dos pasos atrás, ShawnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora