Antes de empezar... ¡Hábitos de lectura básicos que debes chequear!

472 42 9
                                    

Estos son consejos básicos que le sirven a la mayoría, para poder aprovechar al máximo su estilo de escritura y tiempo disponible que abocar a ello. Si ya crees tener una rutina de escritura cómoda y constante, tienes todo derecho de sáltatelos porque este no es más que un texto que te ayudará a identificar cuándo y cómo escribes de forma más productiva.

Primero: Identifica tu hora de actividad más provechosa. Tenía una profesora que decía que existían tres tipos de personas: Las alondras, las marmotas y los búhos.

Las "alondras" son esas que se levantan temprano, frescas como un trozo de lechuga recién desgranada, listas para empezar a organizar su día sin pesar alguno por abandonar la cama, ya haciendo ese irritante repiqueteo en la cocina A LAS CINCO DE LA MAÑANA. Si eres ese tipo de persona, te conviene levantarte un poco antes del desayuno y aprovechar ese pequeño espacio, frío y silencioso, entre tu café y el despertar de otras personas para ponerte manos a la obra (especialmente si tienes hijos o personas a tu cuidado). Dejar todo para el final del día no te servirá, porque las alondras no aguantan mucho más allá de la diez de la noche para irse a dormir en un día tranquilo, menos en uno ajetreado.

Tu clave es la organización: te gusta tener todo bien estructurado, incluso tu hora de dormir. Tampoco puedes estar un momento haciendo nada, por tanto, te aconsejo que lleves siempre contigo un USB para aprovechar los parches de tiempo libre que hay en el día. Aunque eso parezca algo muy "desorganizado" (ya que estamos hablando de aprovechar tiempo al azar), te ayudará.

Ahora, "marmotas" esas que son indiferentes a su hora de levantarse, pero que están tan ocupadas con otros asuntos en la mañana que en la tarde ya están completamente desocupadas y que, especialmente, se les hace imposible dormir la siesta por algún error en su código genético (de verdad, no lo entiendo, las siestitas de media tarde son los mejor). Si eres una marmota, que mira el techo pensando en lo que comerán en la cena mientras los demás toman sus siestitas, aprovecha el silencio de la tarde (si eres de un país con tradición hogareña) y ponte a escribir (o toma ventaja de que la tarde alenté todo, incluso en el trabajo, para aprovechar los descuidos de tu jefe, tomar tu laptop y escribir).

Tu clave es el aburrimiento: cuando ya no hay nada más que hacer, nada que te distraiga, vas y te vuelcas a la escritura. Ya que así es como funcionan las cosas para ti, no puedes fiarte de tu estado de ánimo esperando a estar de humor, por eso procura establecer una hora específica para escribir en la tarde. Si no puedes tomar la siestita, bueno, al menos compensa ese error de la naturaleza escribiendo.

Pero, si eres como yo, y resultas ser un "búho", que anda retozando todo el día en los lugares más inesperados, que no se pierde su siesta y que a las nueve de la noche ya anda bostezando si no hay nada interesante que hacer. Sabes muy bien que sólo basta ver la computadora con la página en blanco y tener una idea interesante para desvelarte hasta que el gallo te avise que son las cinco de la mañana (aunque aún sigues sin entender qué rayos hace un estúpido gallo en medio de la ciudad) y es hora de salir al mundo real. Tus neuronas funcionan mejor en la noche/madrugada, cuando no hay ni un ratón que te moleste, porque necesita silencio, quietud.

Entonces, tu clave es la quietud: eres una persona inquieta, distraída y, para que negarlo, algo perezosa. Necesitas estar completamente volcada a una sola labor y no tener una distracción que te recuerde otra que debes de hacer porque vas a saltar a esa y olvidarás la otra fácilmente. Por tanto, aprovecha al máximo los lugares solitarios, ordenados, donde no hay nada que hacer más que escribir. También te conviene llevar un USB a los consultorios médicos, horas entre clases o tiempos libres en el trabajo.

Plus: Aunque identifiques tu hora ideal, te sirve mejor utilizarla los fines de semana o los días libres, a una hora en específico que hagas tuya. Sin embargo, pueden muy bien ponerse a prueba en días de semana si se está lo suficientemente desocupado o se tiene el tiempo disponible (aunque las posibilidades disminuyen más para los búhos). Igual, nunca está demás llevar ese USB con las historias que escribes, jamás se sabe cuando hay un momento de quietud aprovechable... eso sí, procura hacer un respaldo todas las noches en tu computadora y tener el USB y el disco de la computadora sincronizados con las modificaciones que le vayas haciendo al texto.

Segundo: Encuentra tu lugar, tu centro, esa zona de confort en donde puedes escribir hasta que alguien te grite que ya llevas cuatro horas escribiendo y tu tía que te vino a visitar ya pregunta qué tanto tecleas en vez de irla a saludar.

Me toca hacer de persona responsable y decirte que ese lugar ideal debe ser uno con buena luz, con una silla cómoda que resguarde tu postura, a una distancia de la pantalla que te proteja de la luz artificial de la pantalla ¡Ah!... Y que no dures más de dos horas pegado a ella. Pero, tal como tú, yo sé que es no va a pasar a menos que de verdad te sientas feliz con esa posición y tengas un lugar tan privilegiado como un estudio privado.

Dejando la hipocresía atrás, te habla una persona que está completamente cómoda escribiéndote esto con su mini laptop sobre la panza, acostada de espaldas en su cama con un par de almohadas bajo su nuca (una nuca que algún día sufrirá de dolores, claro está). El caso es que me siento completamente cómoda escribiendo así, a pesar de tener a cincuenta centímetros de distancia la pantalla de la computadora y, aunque a veces me duermo en plena faena literaria, se me ha hecho el lugar más cómodo para escribir, porque puedo sentarme y apoyar la espalda a la pared con un par de almohadas, luego acostarme panza abajo o panza arriba y así ir alternando por cuatro o cinco horas seguidas hasta cansarme (o caer dormida) sin que mi espalda o mi nuca sufran.

Lo que te quiero decir es que, si encuentras un lugar en donde te sientes tan cómodo como para durar cinco horas escribiendo, adelante, no importa si es en el inodoro, sentado en el piso, en el sofá o al aire libre, utilízalo todo lo que puedas.

Aún así, debo ser responsable y decir: Por favor, cada que puedas, utiliza la mesa con una silla cómoda, con la espalda recta y unos sesenta centímetros de distancia entre tú y la pantalla. Anda, no queremos tener escoliosis o estar más miopes de lo que estamos a tan temprana edad.

Plus: No importa el lugar que escojas, procura no mover mucho tu laptop, en especial a los lados (bamboleándola) esto daña el ventilador interno y el disco duro de la PC. Siempre mantenla recta y bien ventilada, porque sé que somos más los pobres que los adinerados.

Tercero y último: Ten a la mano una guía que te indique lo que debes escribir.

Sí, yo sé. Yo sé. Que: "La idea está en mi cabeza", que: "yo sé lo que pasará, es mi historia" (por favor, leer esto con voz irritante de niñita) Sé, SÉ que la idea está en tu cabecita y por mucho tiempo yo también fui de esas desdeñosas que pensaba tener todo en su mente pero... ¡SURPRISE! ¡No, niños! ¡Nuestro cerebro tiene fallos!

A veces simplemente nos dejamos llevar por ideas espontaneas e improvisamos, sacando eventos que no tienen cabida en la historia o simplemente nos hace mantenernos por unos minutos mirando la pared preguntándonos qué rayos íbamos a escribir a continuación, que se nos ha olvidado tan rápido como se nos ocurrió.

Por eso, es importantísimo tener a la mano: líneas de tiempo con los eventos cronológicamente ordenados de nuestra historia, los eventos o escenas que ocurrirán en cada capítulo al menos plasmados de forma general y cualquier otro material que organice toda la información de la historia a nuestro lado, especialmente en físico y bien ordenado, para no tener que estar revisando entre un motón de papeles o estar teniendo que abrir y cerrar ventanas a cada momento en la misma computadora. Te aseguro que tener esos apuntes cerca, junto con tu hora y lugar adecuados, optimizara tus horas de escritura al máximo.

Finalmente, disfrútalo todo. No te fuerces a escribir si no tienes ganas, a menos que te alientes con un pequeño premio al final de todo o seas una perezosa marmota que todo le aburre.

Ahora sí, ¡Empecemos con los consejos!

Consejos básicos para escribir una novela (y no morir en el intento).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora