Una tarde, Hermione regresó del hospital más temprano de lo usual y luego de ponerse cómoda, empezó a buscar a Draco por toda la casa para por último encontrarlo en su despacho, cosa extraña un viernes. Ella había entrado a la oficina y él ni se había percatado de su presencia, tan diferente a los primeros meses de convivencia, cuando su llegada era motivo para dejar cualquier cosa que estuviera haciendo y darle un caluroso abrazo y beso de bienvenida.
Aún así, se acercó y le dio un beso en la mejilla. Él sonrió y en automático, le preguntó por alguna novedad en su día a lo que ella respondió con "nada nuevo". Había dejado de contarle sus experiencias cuando se había percatado que él no le prestaba atención y que simplemente preguntaba por salir del paso.
Mientras buscaba algo qué leer para hacerle compañía antes de cenar, llegó una lechuza con una pequeña nota. Al ver la reacción de Draco, quien inmediatamente se había puesto a escribir lo que parecía una respuesta, preguntó:
—¿Surgió algún problema?
—¿Por qué lo dices? —cuestionó sin despegar los ojos de una carta que escribía en ese momento. Su rostro parecía una máscara, fría e inexpresiva.
—Por tu actitud desde que llegó la lechuza de Theo.
—Ah... no... Está proponiéndome que mañana vayamos a Noruega a ver el siguiente partido contra Bulgaria. Ha conseguido un traslador y ocupa respuesta inmediata.
—¿Vamos a ir? —preguntó con emoción al ver una oportunidad de compartir como antes con él. Hacía mucho no viajaban y quizá era lo que necesitaban para revivir los momentos compartidos al inicio de su relación, cuando con frecuencia él la sorprendía con fines de semana en diferentes países. De ese modo había conocido bastantes capitales europeas.
—A ti no te gusta el Quidditch —repuso con la mirada aún en el pergamino, con un tono de voz que dejaba más que claro que ella no estaba invitada y que daba por terminado el tema.
"Y aún así no paras de hablar de eso los domingos", pensó ella levantándose de su sillón para buscar qué hacer ese fin de semana por su cuenta. Si bien era cierto que ella no disfrutaba el deporte, no sólo por los malos recuerdos que le generaba la muerte de Ron, sino porque últimamente la había reemplazado como compañía los domingos, anteriormente no solían realizar viajes por su cuenta. Pero por lo visto, eso también iba a cambiar de ahora en adelante.
Cuando despertó al día siguiente, no le sorprendió verificar que Draco ya no estaba. Como era costumbre últimamente, no se había despedido de ella. Suspiró. Otro largo sábado aburrida en casa.
Buscó en El Profeta el anuncio de alguna actividad cultural para la tarde y encontrando una exposición de arte hindú de la ahora famosa escultora y pintora Parvati Patil, decidió asistir.
En la galería pudo apreciar obras en mármol y granito, así como pinturas realizadas con pigmentos vegetales que no dejaba duda sobre el talento de la artista. En ese lugar se encontró con Neville, Luna y Padma quienes acompañaban a la orgullosa Parvati; más tarde se habían unido al grupo Ernie Macmillan y Michael Corner. Hermione se encontró disfrutando de una agradable velada en compañía de antiguos compañeros de colegio, con quien casi no había compartido en esa época pero que la estaban haciendo reír como hacía rato no lo hacía y que no se cansaban de repetir lo mucho que se alegraban por tener su compañía, algo que Draco no le decía desde hacía más de un año.
Pasar una tarde con ellos le habían demostrado a la joven bruja que perfectamente podía pasar tiempo con otras personas sin extrañarlo. Y llegó a la conclusión de que su relación de pareja ya no existía. Draco y ella ya no eran amigos, mucho menos amantes o algo que se le pareciera. Y aunque internamente le había dolido llegar a esa conclusión, decidió que no quería perder más su tiempo con una persona que evidentemente no tenía intenciones de incluirla a ella en sus planes presentes y probablemente, futuros. Su indiferencia era tanta que descubrió que tenía más calor su relación con las amistades que veía ocasionalmente, que su actual relación de pareja.
Cuando llegó a su casa esa noche, escribió una pequeña nota para Harry y Ginny, diciéndoles que tenía algo que hablar con ellos y que llegaría a desayunar el domingo. Esa noche no pudo dormir debido a la decisión que había tomado: iba a dejar a Draco.
—Son las personas más cercanas a mí en este momento —empezó la muchacha luego de haber compartido un rico desayuno—. Y ocupo un consejo... —Harry y su esposa se vieron con asombro.
—Me asustas, Hermione —se levantó Harry para sentarse a la derecha de quien consideraba una hermana.
—Hace semanas que tengo rondando una idea en mi cabeza... —se apretaba las manos con nerviosismo y su mirada se había detenido en un adorno de la sala—, y definitivamente debo hacer un alto en el camino por todo lo que está pasando con mi vida...
Hizo una pausa. Ginny también se había sentado a su izquierda y había aprovechado la interrupción para tomarle una mano. La pareja esperó con paciencia a que Hermione siguiera hablando.
—Siento que la relación con Draco ha cambiado muchísimo... y a mi parecer, él no tiene ningún interés en mejorar las cosas... No nos hemos sentado a hablar seriamente, pero percibo que se niega a aceptar que estamos mal... y he valorado terminar mi relación con él... —Ginny emitió un grito de asombro.
—¿Tiene otra mujer? —preguntó Harry levantándose de pronto deseando tener al frente a Malfoy. No se podía decir que fueran amigos. Él lo toleraba por consideración a su mejor amiga, pero definitivamente, si debía enfrentarlo y hablar con él, estaba más que dispuesto. Él siempre estaría del lado de Hermione.
—La verdad es que no me he puesto a pensar mucho en las razones por las que ha cambiado. Siento que esa no es la razón de su alejamiento... ya lo hubiera dejado si sospechara que me engaña... aunque tampoco la puedo descartar... ha cambiado tanto que siento que no lo conozco...
—Hermione, sé que esto lo tienes claro, y quizá no es necesario que lo diga, pero sabes que tienes nuestro apoyo, con todo lo que necesites. En esta casa hay espacio de sobra, puedes tomar todo un piso si quieres. No necesitas seguir mendigando amor de nadie, mucho menos del imbécil de Malfoy.
—Lo sé, Harry, lo sé, y creo que te voy a tomar la palabra porque no tengo otro lugar donde ir y no quiero regresar con mis padres... pero no quiero permanecer más en casa si él ya no me quiere.
—¿Aún lo quieres? —preguntó su amiga.
—No lo sé... estoy muy confundida... ya no sé lo que siento o lo que quiero... Lo que tengo claro es que, si a él no le interesa seguir, lo mejor es terminar...
—No te adelantes, Hermione. Por lo pronto, lo más sano es que lo hables con él. ¿Dónde está? Tengo entendido que el entrenamiento de hoy se había suspendido...
—En Noruega... —murmuró. Harry y Ginny abrieron los ojos con asombro...—. Ni siquiera se tomó la molestia de preguntarme si quería acompañarlo...
—Definitivamente se merece que le lance un maleficio mocomurciélago —declaró Ginny con cierto enojo—, aunque eso le afee su linda cara.
—¿Y desde cuándo Malfoy tiene linda cara? —curioseó Harry haciendo que Ginny se sonrojara casi hasta el tono de su cabello. Sonriendo con picardía, se acercó a su esposo y con un tierno beso en la mejilla, comentó:
—Nadie mejor que tú, amor.
La escena hizo que Hermione se riera y ambos se alegraron de al menos haberle cambiado el ánimo a la joven. Sabía que siempre podría contar con sus amigos, aún en sus peores momentos.
Hermione decidió que de ese día no pasaba su conversación con Draco. Después de lo que había demostrado su salida del sábado, consideró que era tonto seguir en esa casa si ya no existía amor, y puesto que no estaban casados, era ella quien debía marcharse. La muchacha pensó que sería la última vez que intentaría rescatar lo poco que quedaba, si es que quedaba algo por parte de él, o, en definitiva, si daba por finalizada la relación.
Sacó de entre sus baúles, aquel vestido rosa pálido que él le había confesado una vez, le había encantado y que desde esa fiesta en Hogwarts no se ponía. Se maquilló un poco y sujetó su cabello con un bonito tocado; preparó su plato favorito, puso algo de música suave y velas en el comedor, eligió un vino de buena cosecha, preparó la mesa y colocó en el centro un jarrón con claveles blancos frescos que tanto le recordaban los que él le enviaba cuando la estaba conquistando. Satisfecha con el resultado, se dispuso a esperarlo para cenar.
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Claveles blancos
ФанфикHermione quiere terminar su relación con Draco porque siente que ya no es la misma de antes. EWE. #1 dramionefanfic: 16-04-22~18-04-22/ 20-09-23~24-09-23/ 31-10-23~01-11-23 #2 dramionefanfic: 19-04-22~04-05-22/ 01-07-22~05-07-22/ 12-06-23~13-06-23...