Summer at the burrow. ᵗᵉʳᵐⁱⁿᵃᵈᵃ

cartas escondidas.

El rostro radiante de la Sra. Weasley era uno de tus lugares favoritos en el mundo.

—¡Oh mi querida! — Ella exclamó, apresurada hacia el Ford Angelia. Se secó las manos en su delantal floral antes de aplastarte en un fuerte y amoroso abrazo, mirando a sus hijos por encima de tu hombro (todavía no aprobaba que volaran en el auto), alisó tu cabello y te dio un beso en la mejilla.

—Muchas gracias por invitarme este verano, Sra.
Weasley. -dijiste una vez que te dejó ir.

—¡Por supuesto, cariño! Sé que Ron estaba tan emocionado de que te quedaras con nosotros. -Te dijo mientras les daba a sus dos hijos un beso en la mejilla peculiar, pero terso.

La mención del nombre de Ron hizo que los gemelos movieran las cejas en broma mientras sentías tu

—Vamos, la cena está casi lista. — Anunció la Sra. Weasley. —Percy está trabajando, y Ron está fuera, como sabes, pero el resto de la familia está aquí, así que tendremos que preparar las grandes mesas afuera. —La Sra. Weasley chasqueó los dedos a Fred y George que estaban sacando su baúl de la parte trasera del auto. —Ustedes dos —Les indicó— Haré magia para llevar su baúl arriba mientras ustedes preparan las mesas. Y recuerden, no es un asunto divertido. ¡Me han cansado con sus trucos y bromas y el verano apenas ha comenzado! —Exclamó.

Te reíste levemente cuando Fred le sacó la lengua a su madre, te volteaste para ver a la Sra. Weasley con asombro mientras levantaba su varita. Tu baúl comenzó a elevarse suavemente en el aire, volando hacia la casa. Mientras se concentraba en su hechizo, tu viste como la Sra. Weasley dirigía tu baúl a través de la ventana abierta unos pisos más arriba en la casa.

Era asombroso ver que la magia se usaba de manera tan casual en una casa. No tenías permitido usar magia fuera de Hogwarts todavía y como tus padres eran muggles, esto era algo nuevo para ti.

No importa lo extraño que se sienta, te sentiste emocionada. Todo un verano lleno de magia y tus mejores amigos, ¿qué podría ser mejor?

—Querida, te quedarás en la habitación de Ron hasta que él regrese, ¿te parece bien? Solo será por un par de días. —dijo la Sra. Weasley.

Asentiste rápidamente, —Sí, eso es genial, gracias de nuevo por dejarme quedarme.

Después de que ella te aseguró que realmente no fue un problema, la Sra. Weasley te llevó al interior de la madriguera.

Tu mandíbula cayó al ver su casa. La magia parecía brotar de todos los elementos de la casa. Los platos se lavaban solos, un par de agujas flotantes tejían una bufanda y un reloj peculiar colgaba de la pared que tenía todas las caras de los Weasley. El reloj tenía a cada miembro de la familia apuntando a un lugar diferente. Como la Sra. Weasley dijo, todos estaban de cara a "casa", excepto por Percy que apuntaba al "trabajo" y Ron que estaba frente al "Callejón Diagon".

—¿Por qué está Ron en el Callejón Diagon? — Preguntaste en voz alta en la sala de estar. —¿Está comprando algo?

—Es una sorpresa. -dijo una voz familiar. —Te giraste para ver a tu amiga cercana y compañera de cuarto en Hogwarts, Ginny.

—¡Ginny! —Gritaste mientras corrías hacia ella y la envolviste en un cálido abrazo. Ella le devolvió el gesto y se rió de su entusiasmo. A pesar de que solo habían pasado unas pocas semanas desde que terminó la escuela, sientes que no has visto a tu amiga en una eternidad.

Aunque Ron era tu mejor amigo, también era bueno tener amigas. Siempre esperabas quedarte despierta hasta tarde en tu dormitorio con Hermione y Ginny, donde podías chismear y bromear libremente sin que los chicos escucharan. Ellas, a diferencia de los gemelos, eran muy comprensivos con tus sentimientos ocultos por Ron y no intentaron presionarte para que los confieses.