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Aquel pitido aturdidor en su oído era realmente molesto, provocándole que el dolor que punzaba por toda su cabeza la hiciera querer arrancarse los cabellos, sumado al polvo que volaba por todo el aire que intentaba entrar a sus pulmones, le impedían poder respirar adecuadamente. Todo su cuerpo dolía, palpitando con ardor cada vez que su pecho subía y bajaba, tratando desesperadamente obtener oxígeno.

Su mente reproducía con dolor la batalla de la que acababa de salir, victoriosa, pero con una de las palizas más grandes que le habían dado. Estaba cansada de eso, cansada de recibir golpes, apenas teniendo tiempo de regresarlos o de siquiera respirar, más aún cuando acababan como esa, recibiendo un golpe tan fuerte que su cuerpo se impactó con fuerza con una pared, derribándola por completo, siendo casi completamente sepultada por los escombros.

Se esforzó con fuerza para poder enderezarse, sujetándose de una de las varillas para al menos sacar su rostro de todo ese polvo, cuando finalmente logró sacar la mitad de su cuerpo, dejó salir un grito de dolor de su garganta, ya que, debido a lo entumida que se sentía, no se había dado cuenta de que una varilla se había enterrado en su torso, desgarrando una parte al tratar de levantarse. Un chorro de sangre salió de su cuerpo al sacar el metal, dispuesta a caminar hacia donde se suponía que sus amigos aguardaban por ella, todavía muy aturdida por lo que había pasado.

Presionando la herida, trato de avanzar unos cuantos metros, tropezando torpemente por lo débiles que sentía las piernas, sumado a esto, la sangre que estaba perdiendo, provocaba que su cabeza diera tantas vueltas hasta hacerla doblarse lo suficiente para caer.

Su cabeza debió haberse estampado con fuerza contra un pedazo de escombro delante de ella, sin embargo, eso nunca paso, de pronto, en vez de sentir más dolor, una oleada de un agradable calor la envolvió, sujetándola con firmeza y delicadeza, levantándola del piso. Se dejó llevar por aquellos brazos que la cargaban con tanta suavidad, dejando que su mente volviera a esfumarse, divagando.

Pasó un rato antes de que pudiera reaccionar poco a poco, sintiendo una suave colcha bajó su cuerpo y reconfortantes presiones sobre sus heridas, ayudándola a dejar de sentir tanto dolor. Con gran pesadez y dificultad, abrió los ojos, calándose la mirada por la poca intensidad de una farola sobre ella. Miro hacia los lados, viendo que se encontraba sobre unas sábanas a un lado del edificio derrumbado, también se dio cuenta que sus heridas ya estaban atendidas, envueltas en vendas y limpias. Miró hacia enfrente encontrándose con su salvador y amigo sentado a un metro de ella.

- ¿Qué pasó? – murmuró, llamando la atención del hombre, a lo que la miró, acercándose un poco más a su rostro

- Estás despierta – sonrió, pasando su mano sobre su cabeza, acomodando un poco sus rebeldes cabellos – Parece que te dieron una buena paliza... La tercera en el día, linda, nuevo record...

- No te burles, ¿Quieres? Mejor, ayúdame a levantarme... - pidió, extendiendo una mano, la cual, su amigo no tardó nada en tomar

- No, no, espera, la herida es muy grave, aún no te pongas de pie, ¿De acuerdo? Solo siéntate

- Solo... Por favor, dime que tenemos un plan... - el chico la ayudó a recargarse en el poste de luz, acomodando mejor la sabana para que ya no tuviera que rasparse de más con las grietas del pavimento – Ya me cansé de pelear a ciegas...

- No... No hay un plan... - sujetó su mano entre las suyas, tratando de calentarlas un poco de lo frías que se encontraban – Esto ya se acabó... ¿No te enteraste? Ángel regreso está mañana, pero...

- ¿Pero?... – repitió, enderezando un poco su espalda

- Pero regresó solo...

- Ya te dije que no juegues conmigo, ¿No esperaras que me trague el cuento de que está muerta? – sonrió, esperando que el hombre frente a ella simplemente se resignara a decir que era mentira

Under that mask / (Oliver Queen/Flecha Verde y Tú) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora