Nico no tenía pensado acabar lleno de babas, pero no pudo hacer nada por evitarlo.
Antes del desayuno, había ido a pasar un rato en el bosque del Campamento. Era su lugar favorito para estar solo, después del Inframundo. Allí podía encontrar algo de paz y consuelo en medio del dolor y tristeza en el que siempre estaba sumergido. La muerte de su hermana Bianca años atrás marcó su vida para siempre: ella era su hermana mayor, y se había hecho cargo de él cuando su madre murió. Ella era la que lo había protegido de todo, y era la única que, aun estando muerta, lo aceptaba tal y como era. Sí, había invocado al fantasma de su hermana e intentado hacerla volver a la vida. Y no, no había funcionado.
Aparte del duro hecho de haber perdido a toda su familia (excepto su padre, el dios Hades, pero era como si también estuviera muerto; no parecía preocuparse por su hijo), ni siquiera pertenecía a este siglo.
En realidad, él nació en la década de 1930. Vivía con su madre Maria di Angelo, con su hermana Bianca y con su padre Hades. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Zeus decretó que todos los semidioses debían ir al Campamento Mestizo, pero su padre pensó que era una trampa. Así, el dios de los cielos intentó matar al niño y su hermana, pero lo único que consiguió fue acabar con la vida de su madre. Hades, furioso, mandó a los niños al Casino Lotus, un lugar mágico que hace que nunca quieras salir de allí y donde el tiempo parece no transcurrir.
Así, pasaron 70 años, y la furia Alecta los sacó del Casino para integrarlos en la escuela militar Westover Hall, donde más tarde Percy Jackson los sacaría de allí.
Otro tema peliagudo del que hablar.
Cuando tenía 12 años, el juego favorito de Nico era Myth-o-Magic, un juego de cartas de los dioses. La primera vez que vio a Percy, con su cabello negro despeinado y sus ojos verdes, pensó que era su juego favorito llevado a la realidad. Se quedó muy impresionado, tanto que, a pesar de odiarle por hacerle culpable de la Muerte de su hermana Bianca en una misión (Percy le prometió que la protegería), se enamoró irremediablemente de él.
Nico nunca aceptó sus sentimientos y se esforzó al máximo por esconderlo. Sentía vergüenza de sí mismo, además de odio, mucho odio. En la época en la que el muchacho debería haber vivido, era impensable que dos hombres o dos mujeres pudieran quererse, y la homosexualidad era tratada como una enfermedad.
Por si no fuera poco, luego tuvo que ver con sus propios ojos cómo Percy y Annabeth, además de ser novios, caían juntos al Tártaro. Y con ello, pensó que habían firmado su sentencia de muerte.
Pero volvieron, y consiguieron derrotar a Gea. Y por si no fuera poco, Will Solace, un hijo de Apolo rubio de ojos azules que empezó a gustarle a Nico, le pidió que fueran novios. ¡Novios!
Aquellas fueron los días, semanas, meses, más felices de su vida. Ya no se sentía tan fuera de lugar: con Will todo era más fácil.
Pero unas semanas atrás, todo cambió. Nico empezó a sentir que no era lo mismo, y tuvo que cortar con su novio. Will quedó destrozado, y Nico empezó a sentirse como siempre: solo y hundido en dolor.
No se había dado cuenta de que una lágrima le estaba resbalando por la mejilla, y se la secó rápidamente. Sacudió la cabeza, intentando alejar esos oscuros pensamientos de su mente.
«Se supone que vienes aquí para calmarte, no para deprimirte aún más», se regañó a sí mismo.
Fue andando por el bosque, pensando en cuántas veces había ido allí para estar solo. Llegó al claro, donde había una piedra en la que se sentaba a descansar. Para su sorpresa, la Señorita O'Leary, su perra del infierno, estaba escarbando por allí, buscando algo con lo que jugar. De repente, alzó el hocico del agujero que había hecho y olisqueó el aire. Veloz como un rayo, se dio la vuelta, y vio a Nico en el límite del claro.
«Oh, no», pensó horrorizado.
La perra no tardó en reaccionar. Echó a correr hacia donde se encontraba su amo, y en menos de tres pasos ya se encontraba allí. Nico intentó reaccionar, pero el animal era demasiado rápido. Empezó a darle lametones como si no hubiera un mañana, y en un abrir y cerrar de ojos el muchacho se había dado un buen baño en babas de perra del infierno.
El chico no era cariñoso con nadie (odiaba el contacto físico), pero la Señorita O'Leary era una excepción. Cuando se calmó un poco, le dio entre risas un enorme abrazo.
—Buena chica, buena chica —le dijo mientras la acariciaba.
Pasaron un buen rato jugando: Nico invocaba esqueletos, y la Señorita O'Leary cogía sus huesos y los chupaba. El chico pensó que no les haría mucha gracia a los es esqueletos, pero no le dio importancia. Al final, la perra se acabó cansando y se tumbó al sol. Nico hizo lo mismo, y se sentó apoyándose en ella. Hacía tan buena temperatura...
Los ojos se le cerraron, y durmió tranquilamente durante un rato.
***
—Eh, Nico, despierta.
Una voz sobresaltó al hijo de Hades. Rápidamente, se levantó y desenfundó su espada negra hecha de hierro Estigio, preparado para luchar. Luego vio al chico que lo había despertado, y el alma se le cayó a los pies.
—Oye, sé que no soy tu tipo, pero tampoco es para ponerse así. —Era Percy Jackson, y sonaba algo molesto. Él pensaba que no había nada mejor que despertarse mirando una cara bonita, pero se equivocaba al tratarse de Nico di Angelo.
—Dioses, Percy, han pasado tres años desde eso... —su voz sonaba peligrosa.
Percy decidió que era mejor cambiar de tema.
—Sólo estaba bromeando —esbozó una de sus deslumbrantes sonrisas, pero Nico siguió con la misma cara de malhumorado, por lo que cambió la expresión a algo más serio. No se le ocurría nada que decir, y el silencio se estaba haciendo cada vez más tenso.
—¿Qué quieres? —dijo Nico con voz cortante.
—Ah, sí —se rascó la nuca, algo inseguro. Años atrás, Nico hubiera encontrado ese gesto adorable, pero ya no sentía nada, cosa que le extrañaba—. Bueno, no te he visto en el desayuno y he venido a buscarte.
—Gracias, pero sé cuidarme yo solito.
Las cosas se estaban poniendo feas.
—Vale, genial. Eh, bueno, yo casi que me voy... —lo dejó en el aire, esperando a que Nico dijera algo así como «Hey, voy contigo» o «Percy, lo que dije de que no eras mi tipo era una broma, eres muy sexy». Aunque era más probable lo primero, también esperaba que se disculpara. Había herido sus sentimientos.
Pero Nico no dijo nada.
—Mmm... ¿No vienes? —dijo el hijo de Poseidón. Esto se estaba volviendo realmente embarazoso.
—Luego voy —dijo Nico. Hoy parecía especialmente peligroso, como si tuviera ganas de espachurrar una mosca con su dedo pulgar.
—Vale, guay. —Se quedó mirando pensativo a Nico, como si quisiera decir algo más. Finalmente se rindió y abandonó el bosque.
Nico suspiró, y se obligó a sí mismo a ir a desayunar con los demás campistas.
Weee! Nuevo capítulo desde el punto de vista de Nico, siento si las cosas van demasiado lentas pero es que me gusta que sean así.
PD: pobre Percy, se ha quedado muy rayado xD.
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La Hija de Apolo
FanfictionBianca Hayles es una chica de 16 años aparentemente normal. Pero cuando un tal Nico di Angelo aparece en su vida y le dice que es una poderosa semidiosa que juega un papel importante en el futuro del Olimpo, todo su mundo se vuelve patas arriba. Una...