Luciérnagas.

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Desde que tenía memoria, Free siempre admiró el brillo que emitían las luciérnagas al alzarse en vuelo a penas caer la noche. Tenía un efecto calmante sobre su ser, tal vez hasta resultaba hipnótico..
Había leído alguna vez que, no importa que tan pequeña sea la luz, en medio de la oscuridad resulta difícil ignorarla y por inercia caminamos hacia ella.
Después de perder contra Phi, había quedado con un vacío en su interior, el desconcierto, el dolor… era tan fuerte que lograba hacerlo sucumbir.
Pero entonces, cuando creyó que todo fue en vano, apareció él.
Tan brillante, lleno de vida, de esperanzas…
Y le fue imposible no quedar flechado por esa belleza.
Una flor que se movía valiéndose de que tan incierto fuera su destino. Estaba listo para enfrentarlo todo y hacía menos tortuoso todo.
Ahora mismo, sintiendo su tacto mientras avanzaban por aquel sendero en oscuridad, optando por seguir sus propios instintos para encontrar el camino correcto, podía sentir esa misma calidez envolverlo hasta los huesos.

—es por aquí…—mencionó, tratando de disminuir los nervios del chico, pues ya llevaban un buen rato así.
—Esta bien.— murmuró él, sin dejar de soltar su mano, era reconfortante en esa oscuridad, y ,aunque sería gracioso perderse y jugar un rato a las escondidillas, deseaba creer fielmente que su amigo le guiaba por el camino correcto, sabía lo impredecible que era, tanto cómo él; observó de nuevo las estrellas a la larga distancia que se notaban y como la luna se había ido a dormir,irónicamente.-"Si la Luna estuviese,tal ves ya hubiésemos llegado..."— se dijo.
Un arbusto más a su paso, empujó sus ramas ligeramente de modo que que pudiera abrirles camino hasta el lugar donde quería llevarlo. El momento perfecto a su parecer, encontrando el claro vacío como en muchas ocasiones anteriores.
—aquí es…—habló, soltando su mano, empezando a caminar hacia un punto en específico, tirándose ahí.
  Soltó un suspiro cansado,y caminando al mismo punto y dejándose caer a su lado también.—Que bueno, y dime, ¿que querías enseñarme?
—todo a su tiempo…—respondió, acercándose un poco más a él.

Pasaron unos segundos en silencio hasta que Free, se levantó de imprevisto, volteando su mirada hacia un lado.

—estan aquí…
—¿Quienes?..— dijo levantándose, para acomodarse en su lugar y mirar un pequeño insecto,que se movía, de forma lenta, acicalándose, aguardando, sólo para dar su mejor impresión en ese momento.—es un luciérnaga.— dijo sorprendido.

—espera…—extendió una de sus manos entre la hierba, moviendo está misma dejando que más insectos parecidos salieran de ahí y volarán a su alrededor.

Dirigió su vista de nuevo hasta Valt y por un momento, sus ojos le parecieron mucho más hermosos. —¿Te gusta?

—Jamás había visto esto,parecen estrellas, ¡se ven hermosas!— exclamó alzando las manos,cómo queriendo tocarlas,sus labios esbozaron una gran sonrisa y sus ojos brillaron emocionados,mas de lo que ya estaba.

—Lo es…—sonrió, sin despegar su vista de él. Un suspiro salió de sus labios, cerrando los ojos y dejando caer su cabeza encima del hombro del chico. Pasando una mano por su abdomen en una especie de abrazo.
Valt salió de su trance y esta vez le miró, que Free le abrazara o se acercara le ponía nervioso, era extraño para él.—¿Q-que haces? ¿tienes frío? — tartamudeó, deteniéndose a mirarlo.
—algo así…—respondió, riendo internamente por lo que sus acciones causaban en él—, ¿No te gusta…?
—Es raro,por lo menos viniendo de ti.— dijo sinceramente y arqueando una ceja, aunque le gustaban, puesto que deseaba inconscientemente un pequeño detalle cómo lo era ese, un abrazo.
—tienes razón… creí que sería bueno hacer una excepción, sientete afortunado—rió, sin separarse ni un poco.
Incluso como deseando molestarlo. Después de todo, cada parte de él era interesante.
—bien...— se dijo,mas para si mismo,y de hecho intento corresponder,pasando sus brazos por sus hombros, para hacer menos agobiante el abrazo,y calmar su nerviosismo.
—¿Quieres saber por qué te traje aquí…?—cuestionó, sintiendo una descarga eléctrica cuando sus acciones fueron correspondidas.
Bastante satisfecho, sólo pudo susurrar eso en su oído, sin dejar de observar a las luciérnagas que se elevaban relucientes a su alrededor.
—¿Por que me consideras y querías que viera algo diferente...?—sugirió, mirando ahora algunas rocas cercanas y una luciérnaga que se paseaba por esta.
—me gustas…—declaró, separándose un poco para ver su reacción.
Recibir un no o un golpe era posibilidad, pero ya no le importaba, lo había dicho.
—¿¡Qué!?— exclamó alejándose y mirándolo muy confuso,sus mofletes se tiñeron de rojo fuertemente.
—¿Sorprendido? —rió—. Pero es la verdad… —se limitó a decir, esperando que le creyera.

Podía abrir un monólogo, explicándole detalladamente las cosas que tuvo que vivir para darse cuenta de ello.

—la luz…—empezó dirigiendo su mirada hacia las luciérnagas.
Ahora el de hebras azules, estaba más confundido que antes,miró al insecto que este también observaba aún sin entender del todo.
—me traen la misma calma que cuando estoy contigo… hacen que olvide todo y quiera centrarme solamente en eso, es un efecto sanador… —explicó volviendo a mirarlo—, tú eres mi luz de luciérnaga…
Sus palabras hiceron eco en su mente, mientras sus ojos brillaban emocionados. Esta vez ya era la envidia de los pobres tomates.—Free...
Se tornó de valor, y usando sus manos de soporte al suelo, teniéndolo ya frente a frente, cerró los ojos, y dejó reposar sus labios contra los suyos,esperando que este no le empujara cómo había hecho él.
Fue ciertamente una gran impresión sentir como éste de alguna manera correspondía a sus sentimientos y chocaban sus labios.
Cerró los ojos, colocando una de sus manos sobre la espalda de Valt, empujándolo hacia él, ligeramente, de  modo que tuvieran más comodidad.
   Era algo inconmensurable, raro, muy fuerte, pero sumamente agradable.
Dio un pequeño suspiro y se acercó, sintiéndose más cómodo y pasando ahora sus brazos por su cuello.
Una vez el aire empezó a extinguirse en sus pulmones, se separó de él, dejándole respirar unos momentos.
Pasó una de sus manos por el rostro del chico, mientras las comisuras de sus labios se elevaban creando una sonrisa.
—Te quiero. — espetó Valt, abrazándolo, sintiendo su corazón desbocado, con ganas de salir de su pecho.
—¿De verdad…?—preguntó, antes de corresponde con aún más fuerza que antes.
Era la primera vez en mucho tiempo que su corazón latía tan rápido, por cosas sencillas como lo era un abrazo. Estaba seguro que de no ser él, no se sentiría de esa forma.
—Valt…
—¿Si?
—¿Te quedarías conmigo…? —inquirió, golpeándose mentalmente, repitiendo que de esa manera no entendería a lo que se estaba refiriendo—. Quiero decir…—se corrigió dudando un poco por lo que diría a continuación. Las personas que decían que eso era difícil…

Tenían, sin dudas, toda la razón.
—¿Quisieras… ser mi pareja…?
—¿Eh...?— le miró, separándose, dedicándole una mirada confusa, sintió aquellas afamadas "mariposas" revolotear en su estómago, ya habían pasado por muchas cosas juntos, y esta sin dudas, era la más memorable.—Me encantaría.— dijo lanzándose a abrazarlo.
Su mente se desconectó por breves instantes de la realidad, estaba divagando, perdido en un limbo, tratando de adivinar si aquello en verdad estaba pasando o era simple producto de sus fantasías más profundas.

El gozo inundó su pecho, podía decirse que se enorgullecía de haberse convertido en la persona más feliz por sólo haber escuchado esas sencillas palabras de la boca de su amado.
—te quiero…—sinceró, cuando por fin sus pies chocaron otra vez en la tierra.

No había Sido un sueño. En realidad, sentía que la luz emitida por los insectos hacía todavía más especial ese momento.
—Yo también te quiero.— dijo con una sonrisa enternecida y besando su mejilla,se dejó apapachar en su pecho soltando un suspiro soñador.

Había valido la pena tanta espera.
Y entonces permanecieron de esa manera, abrazados regalandole caricias que hacían latir sus corazones hasta sincronizarse.
Terminando de apreciar el espectáculo de luces que las luciérnagas recreaban para ellos.
—¿Sabías que las luciérnagas sólo viven un día? —preguntó Valt, viéndolas brillar entre ellos, un espectáculo inolvidable.
—¿Ah, sí?
Valt le miró mientras asentía, se sonrieron, y volvieron a abrazarse, para seguir mirando aquellos insectos con atención.
A pesar de que ellas duraran un sólo día, su amor duraría para toda la eternidad.

Fin.

𝑻𝒓𝒐𝒑𝒊𝒆𝒛𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 [Week Free x Valt] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora