Capítulo cinco: ¿Theodore Nott?

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-Eres lo más hermoso que jamás he visto, Harry -ronronearon cerca de su oído con una voz tan ronca, haciendo su piel estremecer.

Posteriormente, sintió perfectamente como unos suaves labios hacia un recorrido con besos desde el lóbulo de su oreja hasta su cuello, cuestión por la que no pudo evitar un gemido de satisfacción. A la vez, dos grandes manos de piel clara se iban colando a través de su blusa, hasta llegar a sus pechos, masajeándolos suavemente.

-Quiero hacerte mía.

-Mgh -gimió en respuesta-. P-por favor...

-¿Por favor qué, Harry? -unos ojos grises profundos, que en ese instante parecían como plata fundida, la miraron con total anhelo, y ella deseó aún más... quería llegar hasta el final con él, sin duda alguna.

-Hazme tuya, Draco.

-Tus palabras son órdenes, Harry... Harry, ¡Harry! -el grito que el rubio soltó la desconcertó por completo, y lo volteó a ver, solo para encontrarse con el rostro de su amiga frente a él.

-¿Hermione?

-¡Harry, despierta!

-¿Eh? -se levantó sobresaltado de la cama, pues la imágen de su amiga a un lado de su cama lo desconcertó por unos instantes, hasta que recordó que sólo estaba en su habitación.

Soltó un fuerte bostezo.

-De nuevo con las pesadillas -afirmó la castaña.

De pronto, los recuerdos del sueño que tuvo le cayeron como balde de agua fría.

-S-sí, fue un sueño horrible...

Hermione sonrió con tristeza.

-Ya verás que algún día, todos estos estragos amargos que aún vivimos del pasado, quedarán enterados por completo atrás -y acarició su cabello con ternura-. Solo venía a despertarte, porque ya es tarde y te perderás el desayuno, pero cuando ingresé a tu habitación, tú estabas gimiendo con desesperación... ¿quieres que te espere y nos vayamos juntas?

Harry, conforme su amiga iba hablando, comenzó a abrir los ojos con sorpresa, y un pequeño color carmín se colocó en sus mejillas. Afortunadamente, ella no sospechaba en lo más mínimo sobre que sus sueños no tenían nada que ver con algo terrorífico, o bueno, al menos nada terrorífico para Harry.

-No te preocupes, Herms, en un rato te alcanzo -murmuró bajito, desviando la mirada levemente-, quiero estar unos minutos solo.

-Entiendo, te veo entonces en el gran comedor -respondió mientas se dirigía a la salida-. No tardes.

-No prometo nada -el moreno estaba casi seguro que su amiga rodó los ojos tras eso.

Una vez estando completamente seguro que la castaña se había retirado del lugar, se dejó caer dramáticamente en la cama. Esa situación le estaba matando, y lo terminó de confirmar cuando dirigió su mano a su zona íntima, notando que de nuevo estaba como en los últimos tres días: completamente mojada.

No podía seguir con esos jodidos sueños húmedos, porque además de ser vergonzoso (al menos para él), no podía mirar al rubio a los ojos sin que un fuerte rubor hiciera acto de presencia en ella.

Ugh, es que si tan solo hace unos días no hubiese visto a Draco desnudo por accidente en los vestidores tras un partido de Quidditch, esto que estaba viviendo, no estaría pasando, en absoluto. Además, ¿por qué justo ahora? Es decir, con anterioridad jamás había sufrido de los famosos sueños húmedos (o al menos no que él recordara), por lo que, se llenó de sorpresa el primer día que amaneció con algo pegajoso en su ropa interior, además de encontrarse muy extasiada, como si hubiese corrido un gran maratón.

¡Ups! [ Drarry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora