Capítulo tres: Enigma

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Harry no podía andar con tranquilidad por los pasillos del colegio, no solo porque todos lo miraban raro seguramente por el final tan inesperado del pasado partido, sino que realmente​ no deseaba encontrarse con Malfoy. Algo que era sumamente estúpido si contaba el hecho de que compartían aula en diversas materias, y por obviedad, no podía estar saltándose todas esas clases, claro, no podía hacerlo si no quería ganar una detención.

Pero en fin, allí estaba él... ella, uhg, últimamente le costaba identificarse adecuadamente con alguno de los sexos, es decir, sabía perfectamente que era un hombre, pero hoy en día sentía extraño llamarse simplemente como un "él", pero no era como si eso realmente le interesara. Ahora sí, siguiendo el hilo de sus pensamientos, estaba él en clase de Pociones, prestando suma atención a las explicaciones del profesor Snape, solo para evitar que su mirada recorriera en su totalidad la mazmorra. Sabía que Malfoy estaba allí presente, pues antes de ingresar al aula notó que él caminaba a gran velocidad justo por detrás, como si tratara de alcanzar a alguien, y al pensar que podría ser a ella quien buscaba, corrió hacia dentro buscando el lugar más alejado posible.

Sus amigos se miraban preocupados por su excesiva paranoia, pero ellos no comprendían lo que estaba pasando, así que Harry pensó que no tenían derecho a juzgarlo.

-Señorita Potter, le acabo de hacer una pregunta.

Harry levantó la mirada, pues no se había percatado que se había quedado viendo perdidamente una página de su libro. Apenada susurró:

-Lo siento, profesor, no estaba prestando atención -a Harry le pareció que Snape sonrió burlón, algo realmente extraño, ya que usualmente solo mantenía su estoica mirada llena de desdén.

-Creo que eso fue algo que notamos todos, pero si desea perderse en sus pensamientos libremente, le sugiero que abandone este lugar de inmediato -sentía como todas las miradas estaban posadas en su persona, siendo una mucho más pesada que las demás.

-Discúlpeme, no volverá a suceder.

-Bien -siseó Snape, dándoles la espalda nuevamente-. Cómo les decía, el Asfódelo no solo funciona para...

Volteó a los lados en busca de esa mirada penetrante que instantes atrás logró descolocarlo, no obstante, se arrepintió de inmediato al saber que era​ ni más ni menos la persona de quien se la pasaba huyendo. Malfoy levantó las cejas con una pequeña sonrisa, mientras lanzaba una mariposa de papel que voló sobre las cabezas de sus compañeros, hasta posarse frente a sí.

El primer pensamiento que le llegó es que debía arrojar ese pedazo de papel muy lejos de allí, pero la parte menos racional de su cerebro le dictó que la abriera inmediatamente para saciar su curiosidad. Sí, esa parte de en él ganó. Con cuidado fue desdoblando el papel tratando de hacer el menor ruido posible.

-¡Harry! -susurró Hermione-. Pon atención.

Solo se limitó a asentir, pero leyó el contenido de todos modos.

Potter, te veo después del toque de queda en la torre de astronomía. Tenemos que hablar.

¡Ja! ¿Qué se creía el hurón? Obviamente faltaría a ese encuentro, ¿o porque creía que huía de su sola presencia? Ahora si creía que el rubio había quedado mal de la cabeza. Negando para sí mismo, comenzó a preparar la poción detalladamente, tal como exigían los apuntes del profesor, pues la última vez, el mínimo error le había cambiado la vida por completo (quería creer que el error de Ron había sido pequeñísimo, al menos por su propio bien).

Al terminar se quedó al final de la clase, para hacerle un par de preguntas a Snape. No obstante, el rubio parecía negarse a irse del lugar, levantando sus pertenencias con demasiada lentitud, pero no tenía más tiempo que perder, así que se acercó lo más que pudo al profesor, susurrando:

¡Ups! [ Drarry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora