Megumi Fushiguro estaba enamorado.
Por supuesto que tenía que enamorarse de su nuevo y tonto compañero, del probablemente chico más impulsivo e idiota del mundo.
Pero también es el más alegre, el más amable y el más justo, siempre preocupándose por el resto antes de si mismo. Dispuesto a sacrificarse una y otra vez por los demás sin siquiera pensarlo.
Itadori Yuji tenía una gran voluntad y un gran corazón, y por supuesto que Megumi tenía que enamorarse de él.Aquel chico siempre optimista, siempre alegre, aquel que lo escuchaba, que le sonreía, que le animaba. Que hacía de sus días siempre grises, una explosión de colores y sabores con sólo una sonrisa de su parte.
Y más aún, Yuuji es un Alfa.
Y por obviamente que Fushiguro sabía lo que eso significaba para sí mismo. Se había prometido a sí mismo jamás enamorarse de uno, no quería ser otro omega más, entregado por completo a un Alfa; a aquellos en la cima, a los que su vida se le facilita todo solo por el hecho de ser uno. Alfas impulsivos, soberbios y engreídos, capaces de someter a cualquiera.Fushiguro sólo tenía que leer los periódicos una vez, o ver las noticias por televisión para ver lo normal que es el como los alfas abusen de los más débiles; los omegas. Aquellos criados como inferiores, y siempre sometidos por sus alfas.
Megumi no quería ser como el resto de omegas, sumiso y enamorado de un alfa con el que estaría enjaulado para el resto de su vida.Pero claro, nadie lo mandaba a enamorarse de Yuuji Itadori. Hasta que lo conoció fué que comprendió el sentimiento, y entonces ver a aquellas parejas y familias de alfas con omegas tan felices, casi como si estuvieran en una burbuja donde solo existieran ellos dos, cuando entró Itadori a su vida fué que lo experimentó, comprendió y se convirtió en uno más.
En un omega anhelando a su alfa.Y Fushiguro es un omega fuerte, como pocos, pero nada se compara con la sensacion de sentirse seguro y en casa entre los fuertes brazos de su alfa.
Megumi se sentía tan afortunado. Yuuji era el alfa perfecto, tan bueno, tan honesto, y por supuesto que tan guapo, tan musculoso. Con cabello desordenado y sexy, piel bronceada y brazos que te pueden partir en dos en un segundo.
Además Yuji le amaba y sobretodo, él le respetaba. Siempre lo trató como un igual.
Y Fushiguro no podía pedir más.
Ciertamente no debería pedir más.
Tenía el alfa perfecto, ¿Por qué habría de desear algo o a alguien más?Pero lo hacía.
Megumi lo hacía, y tan mal.Porque había un pequeño detalle.
Y tenía que ver con el maldito demonio que estaba dentro del cuerpo de su novio.
Aquel con nombre y apellido, bueno más bien un título que lo hace aún más terrorifico...
Sukuna, el Rey de las Maldiciones.Porque por supuesto con la vida que lleva Megumi, sólo podía haberse enamorado de un chico que se come el maldito dedo del mismísimo Sukuna.
Pero ese no es todo el problema.
El problema es lo que Sukuna provoca en él.
Para explicarlo mejor comencemos con que su novio, su alfa, su compañero, y probablemente el amor de su vida tiene al probablemente demonio más poderoso y malvado en su interior. Compartiendo su mismo cuerpo.
Así que ¿Qué esperar de tener un novio que comparte un cuerpo con un demonio?
Bueno al menos eso debería ser terrible, aterrador y desagradable para Megumi.Solo que no lo era, bueno en parte lo es, es terrible y aterrador todo lo que desencadena en el, pero ciertamente no es para nada desagradable para su omega interior.
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PECADO || JJK • ItaFushi/SukuFushi
Fiksi PenggemarMegumi Fushiguro era un Omega con el novio perfecto. No había mejor Alfa para el que Itadori Yuuji. Y ciertamente no debería desear nada más. Solo que lo hacía, deseaba a otro hombre. Más bien dicho a otro demonio. ᴍᴇɢᴜᴍɪ ғᴜsʜɪɢᴜʀᴏ ᴅᴇsᴇᴀʙᴀ ᴀ sᴜᴋᴜɴᴀ...