-ᴜɴᴏ- ❝ ᴊᴜɴɢ ᴡᴏᴏʏᴏᴜɴɢ ❞

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Su bolígrafo repiqueteaba sobre el escritorio. Ese constante movimiento, que hacían sus dedos, lo mantenía despierto.

Había un silencio sepulcral en el laboratorio, si es que se le podía llamar de esa forma a ese viejo, y sucio, galpón dónde pasaba la mayoría de sus tardes luego de la universidad.

El suelo tenía manchas de todo tipo de sustancias químicas, en las paredes había incontables repisas llenas de utensilios como pipetas, frascos de prueba, platos y vasijas de latas; tubos y bolsas con diferentes minerales para experimentos.

Lo único que podía oírse allí dentro,era el bolígrafo de Wooyoung, y un constante goteo que venía de quién sabe dónde. Había demasiadas lugares que podrían tener goteras allí.

Comenzaba a preguntarse, si valía la pena desperdiciar su juventud encerrado en ese galpón, en lugar de estar en absolutamente cualquier otro lugar.

Vamos, el tenía una vida allá afuera. Tenía sus buenos amigos, Mingi y Seonghwa, quiénes siempre lo invitaban a que fuese con ellos a fiestas o a pasear; pero acababa negandose,puesto que debía ir a ese galpón.

También tenía a su novio,al cuál amaba mucho y quería estar con él más tiempo. Pero claro, nuevamente el galpón aparecía primero en su agenda.

¿Valía la pena? Si.

Wooyoung,desde niño, siempre tuvo un solo sueño: ser un científico famoso.

De nada le serviría estudiar química y todas sus ramas, solo para acabar siendo maestro en una secundaria. No, el quería algo grande, quería investigar y descubrir cosas que le fueran útiles a la gente, curas que salvaran vidas; y ser reconocido con eso alrededor del mundo.

Y para eso, la facultad de ciencias no le era suficiente,necesitaba una educación superior.

Ahí es dónde el doctor Kim Hongjoong aparecía.

Luego de mucha investigación, descubrió que había un Químico, que había ejercido su profesión en los laboratorios mas prestigiosos del mundo, que vivía en su ciudad.

Fué una bendición caía del cielo, Wooyoung estaba totalmente dispuesto a entregarse completamente a ser su aprendiz, a la vez que seguía estudiando en la universidad.

Solo había un pequeño problema. El señor Kim Hongjoong, estaba loco. Completamente loco.

Por esa razón había dejado de trabajar, y todo el mundo pareció borrarlo de la historia: estaba demente.

Era muy excéntrico ,y sus descabellados experimentos habían sido negados más de una vez a realizarse. Pero los conocimientos, esa cabeza brillante e inteligente, seguía ahí y ,por ende, podía enseñarle a Wooyoung.

Le costó mucho,pero el señor Kim acepto enseñarle después de clases, con la única condición de que fuera todos los días.

Y así hacía Wooyoung. Cada día luego de clases, iba al galpón, y él señor Kim le enseñaba lo que sabía.

Era muy buen maestro, sabía explicar las cosas de una forma en la que Wooyoung lo entendía al instante; y luego, una vez que lo teoríco estaba claro, ambos hacían experimentos para comprobar lo aprendido.

Mucho mejor que la universidad,para Wooyoung.

Pero había momentos,como ahora, dónde su mentor tardaba demasiado en llegar. Había puesto un horario: todos los días a las 17:30 en el laboratorio. Pero él pocas veces lo cumplía, dejando a su aprendiz esperándolo allí.

Se sentía muy tentado a irse, o comenzar a ir más tarde al laboratorio,para no tener que sentarse en esa ocxidada silla a esperar. Pero no podía, el carácter del mayor era muy delicado, si solo se retrasaba un poco en el horario,seguro lo echaría a la calle y no volvería a enseñarle.

Así que no tenía mas remedio que esperar.

No tenía mucho que hacer estando sólo allí. Cuando se aburría de su celular, se ponía a hacer garabatos o revisar si tenía alguna tarea,de la universidad, que terminar.

Aproximadamente a las 18 apareció, por fin, el señor Kim en el laboratorio.

Kim Hongjoong era de estatura baja, con cabello blanco desprolijo, y grandes ojos expresivos.
Siempre vestía de la misma forma: Un jean azúl obscuro, una camiseta cuello de tortura negra y una bata de laboratorio ,muy desgastada y con agujeros, provocados por las polillas.

Nunca se disculpaba por llegar tarde, y no era extrañó que llegara con olor a alcohol, o incluso bebiendo de vez en cuando.

Wooyoung no podía quejarse, después de todo era un genio y no le cobraba nada por darle clases, las cuáles, en otros lugares costarían demasiado.

- Buenos días,señor Kim - saludó, levantándose del escritorio dónde había estado echado.

El mayor, a pasos rápidos, se acercó a un amplio pizarrón a tiza, que estaba en una pared.

- Joven Jung- lo llamó, con esa mirada eufórica que no significaba nada bueno- anoche tuve una epifanía- y dicho eso, comenzó a garabatear en el pizzaron.

Wooyoung suspiró,rodando los ojos.

- no de nuevo... - pensó.

Esos eran los momentos cuando se percataba del "porque" el señor Kim ya no estaba trabajando en un laboratorio real.

Todos los días aseguraba haber descubierto algo impresionante,y perdían mucho tiempo tratando de crear experimentos (que nunca funcionaban) para probar las nuevas hipótesis del maestro.

Luego de muchas vueltas, Hongjoong se calmaba y volvía a la realidad, recordando que debía enseñarle cosas a Wooyoung.

Y eso le hacía recordar a Wooyoung porque, aún después de todas las molestias que le generaba, estudiaba con Hongjoong: era un increíble maestro.

Salía del laboratorio sabiendo el doble que cuando entro. Era tiempo bien invertido.

A la salida del galpón, casi siempre esperaba la motocicleta de su novio: San. Y esa noche era una de esas veces.

Sonrió al verlo. Estaba esperando,sentado sobre el vehículo,con los brazos doblados sobre el volante y aún con casco puesto.

No podía ver todo su rostro,pero por el espacio abierto para los ojos que tenía el casco, podía ver el hermoso eyesmile que se formaba cuando el mayor lo miraba.

Estaba obscuro y comenzaba a hacer frío. Que se hubiera preocupado en irlo a buscar valía mucho para Wooyoung.

Rápidamente se acercó a la moto.

- ¿Hace cuánto estás esperando?- preguntó cuándo ya estuvo lo suficientemente cerca de la moto.

El mayor de levantó el casco,pero sin quitárselo, dejándolo muy hacía atrás en su cabeza, para dejar su rostro al descubierto.

- Casi una hora, agradece que no me fuí, está helando- respondió entre risas.

Wooyoung sonrió y se acercó para dejar un casto beso en los labios de su novio,en forma de saludo y agradecimiento por las molestias.

Luego se puso su casco, que él mayor le trajo previamente, y ambos partieron en la moto hacía el departamento del menor.

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Agradecimiento especial a
VKookiz_13
por ayudarme con la idea de esta historia
Mucho love para ti ಥ‿ಥ❤️✨

𝐀𝐍𝐓𝐎𝐍𝐈𝐌𝐈𝐀  ▍# 𝙎𝘼𝙉𝙒𝙊𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora