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«POV Jimin»

No podía creerlo. Hoseok me miró con ceño mientras traía el teléfono en la oreja. 

Se me había hecho raro que me hablara tan temprano, ni siquiera ha atardecido. 

Colgó. 

—Adivina quién viene. 

—¿U-una tía lejana? —dije inseguro. 

—No, nuestros padres. 

—¿Les llamaste? 

—Sí, de todas formas estaban de camino hacia acá. 

—¡¿Por qué hiciste eso?! —pregunté alterado. No quiero irme—. Eres un idiota.

—Sólo no me agrada estar aquí. 

—¿Qué hay de Yoongi? 

—Un idiota —tiene razón. 

—¿Y de mí? —dije. Me recargué en la puerta y me deslicé hasta el suelo abrazando mis rodillas—. Tae… estará muy triste —si me voy no lo volveré a ver hasta el próximo año o quizás más.

—El primer amor no se olvida y muchas veces es imposible. 

—Vete a la mierda, vete con tu puta familia —estaba tan enojado—. No me hables en el resto de tu maldita vida. 

—¿Por qué tanto problema? —preguntó con una sonrisa—. Nos íbamos a ir en siete días. 

—Me quitaste siete días de estar con el amor de mi vida —dije entre dientes. 

—Lo olvidarás en una semana, esta clase de amores pasan rápido. Has dicho estar enamorado anteriormente. 

—Pero Taehyung es diferente. No digas que me conoces porque no lo haces. Los anteriores nunca los conocí bien, nunca pasé todo el día con ellos, no dormí con ellos, no me cuidaron ni se preocuparon cuando enfermé. ¡Porque ninguno es él! 

—¿Y? 

—Qué estoy enamorado, es mi alma gemela y todos ustedes pueden irse al carajo. 

—Cielos, qué molesto. Máximo un mes para que lo olvides. 

Escuché la puerta. Era nuestra madre. Ay Dios, eso fue rápido, pero no haré mis maletas. 

—Hice tu maleta –dijo Hoseok al verme sin intenciones de mover un dedo. 

—Jodete. 

«POV Taehyung» 

Es un imbécil. Miré la sangre escurrir de su cabeza y él me miraba serio. 

—¿Te vas a morir? 

Se levantó. Y me miró serio. Me abofeteó. 

—Por no controlar tus impulsos —tomó sangre de su cabeza y me manchó la cara—. Ahora el ensangrentado eres tú. 

Toqué mi rostro, mis dedos se mancharon de sangre. El sentimiento de culpa me llenó por completo. Me arrodillé delante de él. 

—Lo siento —dije entre lágrimas. 

Se dejó caer sentado, me acerqué a él para ayudarlo. 

—Sólo me duele la cabeza —dijo jadeante. 

—Yo te ayudo —le dije levantándolo.

Escuché gritos en la casa de Jimin. Quería ir con él, pero Yoongi necesitaba descansar. 

Lo senté en el porche. 

—Fue mi culpa —me agarró del brazo—. Besé a Hoseok —no puedo creerlo. Me es imposible sorprenderme—. Seguro lo asusté, porque a él no le gustan los chicos. 

—¿Por qué lo besaste?

—Porque me gusta y pensé que él sentía lo mismo. No siempre el amor es correspondido. 

Así que por eso estaba enojado. Creo que ambos estamos locos. 

—Lo siento mucho. 

—No importa. 

A lo lejos se escucharon los gritos de Jimin. Un hombre lo llevaba cargando, corrí hacia allá. 

—¡Jimin! —grité. 

—¡No quiero! 

Nos miramos, estaba llorando como un niño pequeñito. Miré a Hoseok meter su maleta a la cajuela y sentí mi corazón romperse. ¿Ya se iban? 

—¡JIMIN! —grité con todas mis fuerzas. 

Lo escuché gritar. 

—Déjame despedirme de él —lloró. 

—Vas a correr, te conozco, despídete desde aquí. 

¿Quién es esa mujer? ¿Su mamá? 

—¡Lo siento, Tae! —gritó—. ¡Regresaré, te lo juro! 

—¡JIMIN! —grité. Se subió al auto, se asomó por la ventana y con cuidado me lanzó un beso para que sólo yo viera—. ¡Regresa, por favor! 

Asintió. Abrazó su maceta y subió el vidrio sin quitar su expresión de llanto. 

Miré a Yoongi quién estaba recargado en el porche recuperándose. 

Corrí por mi bicicleta y me subí en ella. Con todas mis fuerzas y pedalee intentando alcanzar el auto. 

—¡Idiota! —me gritó. Sí lo soy. 

El auto es más rápido que yo, pero no quiero que se vaya así que pedaleo lo más rápido que puedo. 

Miré desde la ventana de atrás su hermosa cabellera, no puedo creer que se termine así. El auto aceleró y se perdió en el camino. Seguí pedaleando. Seguí y seguí. Hasta que mi cuerpo no pudo más. Me bajé de la bicicleta. No puedo creerlo, fue tan rápido. Me dejé caer al suelo, en esta parte ya no había tanto pasto. Escuché un auto. Levanté la mirada esperanzado, pero sólo era Yoongi. 

—Llévame con ellos —dije en cuanto se bajó. Llevaba una venda alrededor de su cabeza. No me contestó y con pesadez tomó mi bicicleta y la subió a la parte de atrás—. Mis piernas no dan más, quiero despedirme bien de Jimin, deben estar como a cinco minutos lejos de nosotros, en auto los alcanzaremos y…

No terminé, Yoongi me dio un puñetazo tan fuerte que me dejó mareado. 

—Loco.

—Hijo de perra —dije una grosería sin arrepentirme.

—Te dijo que regresaría, eso es suficiente para que dejes de hacer tonterías con el fuego. Escondí tus encendedores y cerillos. 

—Conseguiré otros y encenderé el maldito lugar. Ustedes no me quieren. 

—Yo te amo, deja de actuar como un imbécil —es verdad, Jimin me lo dijo. No me llevó con Jimin y me dio otro puñetazo que me dejó tirado. Miré el cielo naranja.

¿Qué es esto? Me siento terrible en mi parte favorita del día. Mis lágrimas resbalaron hasta llegar a mis oídos. Nunca más veré de la misma manera los atardeceres naranja. 

Fin.

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Se acabó rápido, vd? Habrá epílogo no se preocupen. Les quiero agradecer por leerme y por quererme mucho yo tambn los quiero a todos. Nos leemos después 



Orange [VMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora