Orange [VMin]

🎨7

>>POV Taehyung. 

Jimin iba de regreso a su casa y yo a la mía. Dos semanas de conocer y convivir con Jimin y al fin he podido descubrir que me gusta, no de la forma en la que creía, sino amorosamente. 

Me di cuenta cuando vendimos en la carretera, él estaba contándome sobre la escuela o algo así y luego apareció el atardecer y dijo "mira, ya comenzó". Miré el ocaso, pero no me pareció más bonito que ver a Jimin mirarlo. 

Quiero llorar, se supone que eso está mal. 

—¿Qué haces? —me preguntó Yoongi al verme parado en la puerta. 

—Espero a papá. 

—Nunca había visto a alguien ser tan idiota —Yoongi me jaló de la oreja y me metió a nuestro cuarto. 

—¡Duele! 

—Te dolerá más si te quedas afuera. 

Yoongi se recargó en la puerta. 

—Hoseok me dijo que Jimin le dijo que rompiste un pantalón. 

—No lo hice —repliqué. Yoongi fue hacia mi cajón y sacó el primer pantalón y estaba roto. Sabía que debía esconderlo o algo—. Seguro lo hiciste tú.

—Papá ya sabe. 

—¿Le dijiste? —pregunté sorprendido. 

—No, mamá escuchó a Hoseok y le dijo a papá así que no salgas hoy, seguro estará borracho y… 

El golpe en la puerta me hizo saltar del susto. 

—Yoongi… –susurré. 

—¿Quién? 

—Yoongi, tu padre quiere hablar con él. 

—Pero fue un pantalón —dijo Yoongi, siempre se arriesgaba defendiendome. 

—No es eso, un naranjo se secó. 

—Mierda —Yoongi me miró preocupado—. Lo siento.

Dios, aquí vamos de nuevo. Me acerqué a la puerta, no podía escapar de esto. 

Cuando llegué aquí tenía tres años, puedo recordar ese día, pero antes no. Mis memorias comienzan desde que estoy aquí. Había una tormenta eléctrica y un naranjo se encendió. Recuerdo estar solo cerca del fuego y de pronto ya estaba con ellos. La abuela gritaba que yo era un demonio que yo había ocasionado el incendio. No sólo eso, días después varios árboles se secaron. Tenían cinco vacas, dos murieron. 

Todo apuntaba a mí. Desde ese día cada que ocurría algo malo, era obligado a pedir perdón a Dios, a arrodillarme y a arrepentirme de algo que no hice, convenciéndome de que el problema siempre había sido yo. Además de que mi comportamiento se volvió difícil de controlar, era un niño travieso y me gané varios castigos y golpes. 

Nunca me abandonaron porque ellos piensan que fueron elegidos para educarme por el buen camino, además de que temían de mí, a pesar de poder golpearme y castigarme, me tienen miedo. 

Salí de la habitación y sin decir nada fui hasta el crucifijo que estaba en la pared y me arrodillé. Junté mis manos y pedí perdón en voz alta. Mis piernas temblaron y pude sentir el primer golpe en mi espalda con el cinturón, otros tres, soporté las ganas de llorar, siempre lloraba incluso antes de ser golpeado. De cierta forma me sentí mejor. Sé que a mi padre le gusta golpear. Me levanté y me perciné. Mi madre me hizo una cruz de agua bendita en la frente y me sonrió, esta vez no le regresé la sonrisa, me he cansado de esto. 

Iba directo a mi cuarto a dormir con el escozor en la espalda y mi padre se volvió loco, me golpeó en el rostro, sólo pude sentir varios golpes más hasta caer dormido.